Usted está aquí: jueves 9 de noviembre de 2006 Gastronomía "Quiero ayudar a que la gente se quite la idea de qué voy a comer"

La chef Mónica Patiño abre tienda de productos selectos en la colonia Roma

"Quiero ayudar a que la gente se quite la idea de qué voy a comer"

En El Delirio podrán encontrarse desde aceites aromáticos hasta abulón gigante de 12 años

Cuenta con su marca propia con la cual vende especias y alimentos preparados

TANIA MOLINA RAMIREZ

Ampliar la imagen Mónica Patiño abrió las puertas de su negocio donde ofrece secretos gastronómicos Foto: José Antonio López

Según el diccionario de la lengua española, delirio significa "despropósito, disparate. Confusión mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos absurdos e incoherencia".

Pues en la ajetreada esquina de Monterrey con Alvaro Obregón apareció hace apenas unas semanas El Delirio, tienda de productos selectos de Mónica Patiño (ciudad de México, 1956), una de las más destacadas chefs mexicanas, creadora de La Taberna del León, MP Café Bistro y Naos.

Patiño escogió el lugar más que nada por ser vecina del barrio. Su idea era montar el tipo de lugar al que a ella misma le gustaría ir. "Traté de hacer una selección de lo que yo compraría", dice a este diario. Es más, varios de los proveedores de los restaurantes también abastecen a la tienda ("en realidad es como entrar a una bodega de los restaurantes").

La autora de Sabores en la cocina de Mónica Patiño (AM Editores, 2003) y coautora de la enciclopedia La gran cocina mexicana (Océano, 1995) explica que la intención es recuperar el espíritu de comprar lo del día y comer lo fresco (a diferencia de ir al supermercado y retacar el carrito para que dure semanas, muchas veces la única opción para aquellos con largas jornadas laborales).

Lo que Patiño quisiera es "ayudar a quitar de la mente la limitante de qué voy a comer". En El Delirio, asegura, así como uno puede gastarse mucho en la preparación de una comida, también se puede con poco.

Lo fresco de hoy

Fuera del antiguo edificio que alberga la tienda (en donde hace años estaba el ultramarinos Bilbao y más recientemente tiendita que terminó cerrando) hay un par de mesitas en donde la gente puede sentarse a tomar un café. A pesar de que se antoja un lugar extraño para hacerlo ­en medio del tráfico habitual de esta esquina­, la tarde del martes, una mesa estaba ocupada por dos mujeres.

Al visitante lo recibe una pizarra que anuncia "lo fresco de hoy", "lo nuevo", "el vino de la semana", "platillo del día" y "la próxima cata".

En el interior, las paredes de la tienda están pintadas de "gris pizarra" (casi negro), "que resalta los productos" y le da un ambiente de "sobriedad". Sí, resalta, pero el calor generado por este color provoca que los motores de los refrigeradores tengan que trabajar más para mantener frescos algunos de los productos, como las hortalizas orgánicas, los mariscos, los pescados y la carne.

El lugar está diseñado con una mezcla de moderno y antiguo: la madera contrasta con el metal. El espacio no es grande, pero los productos están bien distribuidos.

Del fondo de la tienda se asoma un Buda (Patiño es practicante del budismo).

La panadería ofrece un amplio surtido horneado en La Trattoria della Casa Nuova, que abastece a los restaurantes.

Los productos (quesos artesanales, carnes frías, enlatados, pastas, vinos, mezcal, entre otros) son mexicanos, franceses, italianos, españoles, colombianos, así como árabes.

En esta época de anaqueles de "productos del mundo" en los supermercados, varios de los que aquí se venden pueden ser encontrados en otros lados y quizá más baratos (aceites aromáticos, por poner un caso). Pero si usted está dispuesto a desembolsar una cantidad considerable, hay otros productos más difíciles de hallar, como abulón gigante de 12 años de edad y jamón serrano Joselito. Por otro lado, también hay productos artesanales mexicanos, como chocolate para mesa veracruzano y "mole de la tía Maru" (elaborado, efectivamente, por una tía de Patiño).

Antecedentes

La tienda ofrece productos de marca propia, con la cual vende mezclas de hongos, especies, mermeladas, miel; y alimentos preparados para llevar o para comer ahí mismo, entre otros, cebollas rellenas de queso, ajos rostizados y papitas braseadas.

En los ochenta, en Valle de Bravo, Mónica Patiño tuvo un restaurante y una tienda gourmet en la que vendía verdura orgánica, mermeladas, entre otros.

Ahora, Patiño asegura estar interesada en contactar a pequeños productores para distribuirlos por medio de la tienda.

Atenta, la conductora del programa Cocina orgánica con Mónica Patiño en Gourmet.com, es una mujer acostumbrada a ser figura pública.

En medio de la plática que se desarrolla en una de las mesitas del exterior, una mujer se acerca a Mónica Patiño: "Perdón que interrumpa, usted es mi ídolo, se lo tenía que decir, y qué maravilla que haya hecho esto en mi colonia". Vuelve a ofrecer disculpas y se aleja.

Espías industriales

El lugar se precia de tener un magnífico servicio y de dar consejos culinarios a los clientes, siempre y cuando no se le ocurra a usted sacar una libretita y ponerse a apuntar cosas porque corre el riesgo de ser confundido con espía industrial y que le digan, con voz socarrona, que le pueden enviar por correo electrónico la lista de precios. O, al preguntar sobre más cosas de la tienda, le puede ocurrir que alguien del establecimiento le diga, con cierto enfado (quizá movido por el cansancio del día), "¿a poco va a ser tan larga la nota?"

El Delirio: Monterrey esquina con Alvaro Obregón, colonia Roma. Cuenta con valet parking.

 
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