Usted está aquí: domingo 12 de noviembre de 2006 Opinión Los caminos del Señor (y del cambio social)

Guillermo Almeyra

Los caminos del Señor (y del cambio social)

Si uno sólo observa la superficie, las direcciones de los partidos o los dirigentes políticos, debe concluir que los millonarios del Partido Demócrata en Estados Unidos y sus dirigentes ultraconservadores y sionistas, como Hillary Clinton, pertenecen a la misma familia que los republicanos tipo Rumsfeld o Cheney. O que Daniel Ortega (el millonario de la piñata, aliado de Alemán, del cardenal Ovando, de los contras capitalistas, que se llena la boca cínicamente con Dios y el amor) no tiene diferencias cualitativas con los liberales ligados desde siempre al imperialismo y, por eso, sólo conquistó cerca de 39 por ciento de los votos. Esa es la "teoría" de los infantiles, para ellos "todos son iguales", Lula o Alckmin, AMLO o Calderón, Evo Morales o los secesionistas, y Kirchner es calificado de "fascista".

Pero resulta que Washington, por un lado, y millones de pobres, trabajadores oprimidos, por el otro, optan y eligen, por alguna razón por los que son "menos iguales" (o por los que podrían conducir a resultados diferentes). La política es el arte de lo posible, de lo que permite aportar algo a la construcción de la autoconfianza y de la politización de los oprimidos. No se basa sólo en el deber ser y en las normas morales aunque, por supuesto, en el caso de quienes luchan por una sociedad sin explotación ni opresión y, por consiguiente, por construir en ese combate nuevas relaciones sociales, la exigencia de ética y las normas morales son una necesidad irrenunciable, al igual que las críticas a los corruptos y oportunistas. Lo que no entienden los infantiles autoproclamados "puros" es que el imperialismo, en la fase actual, no tolera ni siquiera reformas democráticas y es incompatible con gobiernos o dirigentes que pretenden darle un papel mayor al aparato estatal, líderes que no aceptan los TLC ni al FMI, que buscan darse una base de masas independiente, aunque sea con métodos demagógicos. Por eso la victoria de los demócratas debilita la guerra en Irak y al dólar, la de Daniel Ortega preocupa en Washington y Kirchner es considerado "comunista".

Si los votantes, conociendo los grados de corrupción y de cinismo de los Ortega, les dan su sufragio o votan por los demócratas, que también conocen, para golpear a los republicanos, es porque ellos usan cada vez más, a falta de otra cosa, la urna como maza, pero no creen que su apoyo al enemigo de su enemigo les comprometa demasiado ya que sólo buscan agruparse, cambiar la relaciones de fuerzas y avanzar... Después se verán, frente a un gobierno más débil, dependiente de quienes lo votaron.

Oaxaca votó arrasadoramente en las pasadas elecciones por el PRD. ¿Significa eso que se subordinó a la dirección del mismo? Por el contrario, la fuerza de la unidad que respalda a la APPO y que le permite actuar como un poder "de abajo", legítimo, frente al poder legal pero ilegítimo que mal controlan Ulises Ruiz y el gobierno federal, se reforzó con esa participación electoral que, al mismo tiempo, permitió afirmar la independencia frente a los aparatos, pues muchos optaron por votar AMLO pero rechazando al mismo tiempo los candidatos impopulares impuestos por éste.

La resistencia popular en el campamento en el Zócalo y en Reforma y calles aledañas del DF, estimuló también el desarrollo de las experiencias de doble poder oaxaqueñas. La unidad entre las bases electorales del PRD, sus militantes, las organizaciones sociales, los sindicatos como el de maestros, con sus diversas tendencias, pesó enormemente para obtener el apoyo de la población y de los intelectuales. Por eso Oaxaca es hoy el centro de construcción de una política alternativa no institucional en el país, el centro mayor de resistencia contra el fraude y las imposiciones antidemocráticas, el motor de la lucha por la libertad de todos los presos políticos mexicanos y el principal punto de apoyo de la lucha por la autonomía, lograda ocupando municipios por resolución de asambleas populares o recuperando medios de comunicación utilizados anteriormente para pervertir las mentes. Actualmente es indispensable un frente único nacional que agrupe a la APPO, asambleas populares de otros estados, CND, PRD y AMLO (que no son lo mismo), la otra campaña, sindicatos que votaron el programa de Querétaro, para organizar un paro cívico nacional el día 20 por la expulsión de Ulises Ruiz, una Constituyente estatal, la libertad de todos los presos y la aparición con vida de los desaparecidos, el castigo a los represores, el rechazo al fraude que puso a Calderón en Los Pinos y la organización por doquier de comités de organización de la convención nacional democrática. El congreso de la APPO podría ser una buena ocasión para impulsar ese llamado a un frente amplio social de reconstrucción nacional.

Quien condicione su apoyo a la lucha de los oaxaqueños y de la APPO por cálculos mezquinos no sabe que los caminos para la organización de los oprimidos y para su independencia política no son rectos ni están dados de antemano. La revolución no la hacen los revolucionarios "puros" sino que es ella, la revolución, la que construye revolucionarios en masa porque nace no de un camino trazado en los libros sino del odio contra las reiteradas injusticias y opresiones del pasado y contra las afrentas del presente.

 
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