Usted está aquí: miércoles 15 de noviembre de 2006 Política Diálogo verdadero, única forma de reparar agravios

Plantea físico canadiense claves frente a conflictos

Diálogo verdadero, única forma de reparar agravios

ALONSO URRUTIA

¿Cómo resolver problemas complejos? Es el título de su libro recientemente editado en México, pero Adam Kahane afirma: "no hay una clave para resolver los problemas, como no la hay para vivir. Lo más importante es encontrarnos en cómo hablamos y cómo escuchamos al otro". Tenerlo claro, dice, es básico para afrontar problemas estructurales en una sociedad, "no digo que sea fácil ni automático, pero es el paso fundamental".

Kahane es un físico canadiense que llegó a ser jefe de área de escenarios sociales, políticos y económicos de la trasnacional Shell. Con esa experiencia, con su visión para construir planteamientos posibles a problemas complejos que permitan construir sus soluciones, se incorporó a su proyecto más ambicioso, el Mont Fleur Escenario Project, grupo plural de sudafricanos que trabajaron en la consolidación de la transición en ese país.

­¿Al abordar problemas sociales complejos, es posible hablar de una clave o fórmula para resolverlos?

­Cuando estamos abiertos para escuchar, estamos abiertos para entender una nueva realidad. Hablando y escuchando es posible crear nuevas realidades.

Tras Sudáfrica, Kahane ha recorrido países y colaborado en discusiones en naciones como Colombia o Guatemala, "donde observé (dice en su libro) esa fecunda danza en un contexto hermoso y terrible. Guatemala tuvo la guerra civil más prolongada y brutal de América Latina".

­En esta búsqueda del diálogo para superar problemas, ¿dónde ubica los excesos de las dictaduras o los agravios?

­La única forma de reparar los agravios es mediante el diálogo verdadero. El libro describe cómo curar las heridas, pero lo importante es que la herida quiera curarse, y mi experiencia con estos grupos es que se logra con calidad humana. Puedo entender cuando alguien está tan agraviado que dice que le es imposible sentarse a la mesa con otra persona, pero eso no es una receta que vaya a la curación.

­¿Dónde queda el afán de justicia?

­En una situación de impunidad, la confianza básica se rompe, son situaciones difíciles, pero he visto que es posible curar esas heridas aun en esas circunstancias.

Aunque en su visita a México se ha reunido con dirigentes partidistas y sociales, así como con académicos, Kahane declina opinar sobre la actualidad local. Señala: "he notado el miedo que se tiene cuando hay fragilidad en las instituciones básicas".

No abunda, pero asume que uno de los primeros problemas que enfrenta una sociedad para encauzar el diálogo es el convocante. ¿Quién lo convoca? "Eso es una preocupación de la gente en todos los casos, pero el primer paso es asumir el acuerdo de la necesidad del diálogo y establecer que éste no es asunto sólo de dos partes."

Es importante, subraya, determinar que no es una negociación entre partes, sino el análisis de una realidad y determinar cómo el sistema puede curarse a sí mismo para construir nuevas realidades.

­Curar el sistema. ¿Qué pasa cuando en realidad es el sistema el que se cuestiona por una de las partes y lo que se pretende es cambiar el statu quo?

­Ese es el trabajo real y difícil. No hablamos de un cambio superficial, sino de una cura profunda del sistema, un cambio estructural. La pregunta es, ¿cómo cambiar juntos la estructura o los fenómenos estructurales? El fondo de la pregunta es que hay alguien que se beneficia de ese statu quo y que hay dinámicas del poder detrás de él. Lo difícil es comprender esas dinámicas y transformarlas. Ese es el trabajo más difícil y genuino del diálogo.

­¿Qué tan difícil es cambiar esa dinámicas del poder? ¿Sólo mediante el diálogo?

­El primer paso es que en ese diálogo estén los sectores representativos, aun los beneficiarios de esas dinámicas de poder. Cuando se da ese paso, cuando se entiende por qué ese sector es beneficiado, se avanza en una visión compartida. No somos tan inocentes como para pensar que sólo colocando a la gente en el círculo del diálogo ya somos iguales, pero es parte importante en el entendimiento.

"La segunda fase de ese trabajo difícil es entender la realidad actual y mi papel en esa realidad para poder transformarla. Cuando puedo entender en mi mente, en mi corazón y en mi estómago esa realidad, la solución puede venir relativamente rápido, porque entiendo lo que tengo que hacer para transformar esa realidad. La parte difícil es enfrentar a la gente con la realidad."

Enfatiza: el punto crucial en un proceso de diálogo "no sólo es conocer mi realidad, sino saber cuál será mi papel dentro de la construcción de esa nueva realidad. Si no veo mi contribución o lo que produzco en esa construcción de la realidad, no voy a poder ver cómo aportar para cambiarla".

Al abordar la resolución de los problemas, la gente debe tener claro que sólo hay dos opciones: diálogo o uso de la fuerza.

­¿Son viables cambios estructurales sólo mediante el diálogo?

­Esa es la historia de Sudáfrica. Es posible cambiar estructuralmente la realidad. En Sudáfrica el reto no fue el cambio estructural, sino el efecto de ese cambio estructural.

­En un país como México, con un modelo económico que favorece la alta concentración de la riqueza, ¿sería viable ese cambio de modelo económico mediante el diálogo a pesar de las reticencias?

­No digo que sea fácil y automático, pero pienso que el primer paso es fundamental, y es que los ricos y los pobres hablen abiertamente de su situación real. Una de las extrañas dinámicas en el mundo es que la gente con poder es usualmente ciega a los problemas de la sociedad. El impacto negativo del poder y del dinero sólo es visible desde abajo y no desde arriba. Creo que parte de la historia es que las elites son comúnmente ciegas para ver claramente las consecuencias de su proceder.

 
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