Usted está aquí: sábado 18 de noviembre de 2006 Mundo Las tropas desplegadas por la OTAN, para proteger a Israel, no a los libaneses

Los contingentes de la FINUL no se atreven a desarmar a los guerrilleros chiítas

Las tropas desplegadas por la OTAN, para proteger a Israel, no a los libaneses

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Qana, 17 de noviembre. La bandera azul y blanca de la Organización de Naciones Unidas (ONU) luce bien esta mañana sobre las suaves y pálidas colinas. Durante 28 años ha ondeado al lado de batallones irlandeses, nepaleses, senegaleses, finlandeses, toda suerte de batallones de cada digna nación neutral que uno pueda imaginar. Pero ahora restalla al viento sobre batallones franceses, españoles, italianos, unidades navales alemanas, arriba de las oficinas de cuatro generales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN): dos franceses, un español y un italiano.

La FINUL, es decir ­esperen a oír esto­ "Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano", es hoy en los hechos una fuerza de la OTAN dotada de todo este poderío y de misiles antiaéreos, tanques y artillería esparcidos sobre estas hermosas colinas. Es una fuerza de "amortiguamiento", según afirma, para las comunidades chiítas entre las cuales vive. Está allí para "protegerlas" de los israelíes que las bombardearon con tanto salvajismo luego que el ejército libanés chiíta Hezbollah capturó a dos soldados israelíes y mató a otros tres, en julio pasado, y más tarde echó del país al ejército israelí tras 34 días devastadores de combates en los que perecieron casi 100 civiles israelíes y mucho más de mil civiles libaneses (10 a uno es la cuenta normal por estos rumbos).

Pero la vida ha cambiado. La FINUL no es el ejército suave y amistoso que solía ser, apoyado por soldados indios ­entre los mejores­, nepaleses ­entre los peores­, fijianos ­entre los más amigables­ y ghaneses, sino un ejército "robusto" ­para usar la definitivamente poco robusta semántica de Tony Blair­ de combatientes de la OTAN adiestrados para responder fuego con fuego y no permitir tonterías a los milicianos del sur de Líbano o al ejército israelí. A lo cual a uno no le queda más que responder: sí, cómo no.

Hace unos días, por ejemplo, soldados franceses estuvieron "a dos segundos" de lanzar sus misiles antiaéreos a un piloto israelí que simuló atacar el cuartel del batallón francés en Bourj Qalawiyeh. Al menos esto es lo que dijo la ministra francesa de defensa al objetar continuos sobrevuelos israelíes en Líbano. La realidad es un poco diferente: desde que sufrió bajas por el ataque un helicóptero en Costa de Marfil, París no despliega tropas sin artillería de 155 milímetros, tanques Leclerc y misiles antiaéreos. Los cohetes están programados para disparar cuando una nave de ataque no equipada con transpondedor de señales se acerca a las posiciones francesas; los soldados que trataban con desesperación de impedir que sus misiles se dispararan contra un indisciplinado piloto israelí lograron sacar el disco de la computadora del mecanismo de disparo apenas dos segundos antes de que se accionara.

Pero éstos son incidentes, no política. La realidad es que los pobladores del sur de Líbano ­musulmanes chiítas y unos cuantos cristianos­ saben muy bien que la nueva fuerza está allí para proteger a Israel, no a ellos. Si su misión fuera proteger también a Líbano, estaría en ambos lados de la frontera. En palabras de un terrateniente libanés que dice beneficiarse de la presencia de la ONU, están aquí "para hacer lo que Israel no pudo durante sus operaciones militares: mantener a Hezbollah lejos de la frontera".

Pero no es el caso. El general Alain Pellegrini, comandante francés de lo que los franceses gustan de llamar FINUL-plus, deja en claro que no es su trabajo desarmar al ejército guerrillero libanés que combatió a los israelíes este verano. La resolución 1701 del Consejo de Seguridad sólo lo obliga a ayudar al ejército libanés a realizar esa tarea. Y como este ejército ­más de la mitad de cuyos soldados son chiítas­ no lo hará, los chicos de la ONU no van a quitarle los misiles a Hezbollah. De hecho, las únicas armas que ha encontrado el ejército libanés cruzando por el país son cohetes que se envían de regreso a Siria para tenerlos a buen resguardo, lo cual no es precisamente la versión israelí de la realidad.

Entonces, ¿para qué está aquí la FINUL? Como símbolo del ardiente deseo de Occidente de llevar "paz" a Medio Oriente (a saber qué sea eso). Como intento de "desemponzoñar" a Irán al desarmar a sus protegidos de Hezbollah. Pero no hará tal cosa. "No debe tener esa fijación de preguntar todo el tiempo si FINUL va a desarmar a Hezbollah", espetó el general Pellegrini esta semana a un reportero libanés. La guerrilla sigue estando bien armada al sur del río Litani y, según su dirigencia, lista para la próxima guerra contra Israel. Razón por la cual Sayed Hassan Nasrallah, comandante de Hezbollah, exige más carteras en el gobierno de Líbano.

Ahora Pellegrini habla de los peligros del "desgaste" en su zona de la ONU, y tiene razón. Uno de los búhos más sabios de Líbano, Timur Goksel ­el ex asistente turco del comandante de FINUL­, hizo alguna vez una predicción acertada y peligrosa de la capacidad de la misión. "Si una misión de la ONU empieza bien ­dijo­, puede que funcione. Pero si empieza mal, fracasará". Hablaba de la Unprofor de Bosnia, pero podría haberse referido a la FINUL.

Y esta misión no empieza bien. Los israelíes sobrevuelan Líbano a diario porque, dicen, quieren saber qué hace la FINUL para prevenir el flujo de armas hacia Hezbollah. Los franceses han pedido a George W. Bush que ponga fin a los vuelos, pero éste no tiene la voluntad política para ello. Y entonces los chiítas libaneses preguntan por qué la FINUL no los protege de la aviación israelí, que dio muerte a tantos de sus seres queridos este verano.

Pero existen otros signos más peligrosos para la misión de la ONU. En las ciudades sunitas del norte ­en Sidón y en Trípoli­ hay familias que han enviado a sus hijos y primos a Irak para combatir a los estadunidenses. Tienen videocintas de esos jóvenes cuando partieron para ir a manejar coches bombas o a cometer ataques suicidas contra las fuerzas de ocupación. Me han mostrado esos videos. Y también ellos ven a la "nueva" FINUL como fuerza de la OTAN.

Por ejemplo, en estos días corre un rumor en el campo de refugiados palestinos de Ein el-Elweh. Que si uno sabe manejar bien, está a la cabeza de la lista. En otras palabras, si uno maneja bien es el próximo de la lista de atacantes suicidas. Los franceses toman en serio esos rumores. Hacen bien. Por eso rodean sus campamentos con barreras de concreto, al estilo Bagdad. Al Qaeda ya amenazó al nuevo ejército de la FINUL en el sur de Líbano. "No somos ocupantes", ha anunciado repetidas veces Pellegrini. Pero, ¿por qué tienen que decirlo?

Con buena suerte ­algo que la ONU debe venerar en algún altar especial de Nueva York­, su ejército en el sur de Líbano acaso pueda sobrevivir. Si logra evitar que los soldados italianos asalten comercios en Haris ­los soldados involucrados han sido repatriados en desgracia­ y que los israelíes dejen de hacer vuelos de reconocimiento en la frontera, puede que cumpla su "misión".

Pero las barreras políticas al éxito son altas. Estados Unidos, por ejemplo, ansía aún culpar a Siria del asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, cometido el año pasado, pero los sirios insisten en que el presidente Bashar Assad no tuvo nada que ver. La investigación de la ONU sobre el asesinato se desintegra poco a poco. El último juez ­un belga­ poco a poco se va olvidando de los sirios. Ya no se menciona a Assad en los reportes. El dedo apunta al último ministro sirio del Interior, que misteriosamente se suicidó el año pasado. Su hermano, según detractores de Assad, también se ha suicidado. ¿Se estará despejando el camino para la ayuda de Siria a Estados Unidos en Irak? ¿Tiene Damasco poder suficiente sobre la resistencia a las fuerzas estadunidenses en Irak para volver a ser poderoso en Líbano? La respuesta: sí, probablemente.

Acá en el sur libanés, desde luego, hay otros argumentos. Los franceses, españoles e italianos ­e incluso los irlandeses han retornado a su amado sur de Líbano con 160 hombres­ están creando una nueva economía: compran leche, recuerdos, chalecos de camuflaje y cedros para plantar, y son buena razón para mantener a la FINUL a la vista de los chiítas. Y los guerrilleros de Hezbollah ­he aquí un hecho que no se acomoda bien con los John Bolton del mundo en la ONU­ observan todo auto que viaja al sur del río Litani. Porque saben que si se comete un ataque suicida contra los franceses, los culparán a ellos. Y no quieren ser culpados. Son los militantes sunitas de Al Qaeda en el norte los que quieren atacar a la OTAN. Así que Hezbollah será el más poderoso defensor de los ejércitos europeos en el sur de Líbano. Vaya que es algo que da qué pensar.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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