Usted está aquí: sábado 18 de noviembre de 2006 Opinión APPO: el arco iris oaxaqueño

Adelfo Regino Montes

APPO: el arco iris oaxaqueño

A cinco meses de su surgimiento, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) celebró, del 10 al 12 de noviembre, su congreso constitutivo. A juicio de los organizadores, este congreso tuvo como propósito básico "consolidar y formalizar la estructura organizativa de la APPO, así como dotarla de principios, programa, estatutos, órganos estables de dirección colectiva y de los instrumentos necesarios para asegurar la continuidad de la lucha popular".

Muy a pesar de la violencia estatal desatada en contra del movimiento popular y las agresiones perpetradas por las fuerzas federales, a este congreso asistieron mil 632 mujeres y hombres de los diversos pueblos, regiones y sectores sociales de Oaxaca. La composición variada del congreso estuvo sustentada con la presencia de representantes de las comunidades, municipios y pueblos indígenas, colonias y barrios urbanos, organizaciones sociales, civiles, sindicales, empresariales, académicas, estudiantiles y las comunidades eclesiales de base.

Semejante al arco iris que nace después de una gran tormenta, fenómeno que nuestros ancestros han interpretado como el "parto de una venada", desde luego por su asociación simbólica con el Sol, el congreso albergó en su seno la gran diversidad de pueblos, regiones y sectores sociales que coexisten en Oaxaca. Así tenía que ser en una entidad donde hay una enorme riqueza y diversidad culturales, en la que perviven 16 pueblos indígenas y en la que concurre una gran multiplicidad de organizaciones de la sociedad civil, con una arraigada tradición de trabajo y lucha en todos los ámbitos y niveles sociales.

Esta confluencia de lo que es por naturaleza diverso constituye un logro cimero en la historia contemporánea de Oaxaca. Aunque en el pasado han existido esfuerzos serios por construir los espacios para coordinar nuestras ideas y acciones, como es el caso del magisterio democrático y del movimiento indígena, lo cierto es que no habíamos logrado tender los puentes y las relaciones necesarias para encauzar y coordinar desde una instancia común las demandas y las aspiraciones de vida de los oaxaqueños. Este es el paso trascendental que está dando la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.

Como punto de encuentro y confluencia de diversos pensamientos, ideologías y acciones, el congreso decidió asumir 20 principios rectores que se sintetizan en los siguientes conceptos: comunalidad, democracia, plebiscito y referéndum, revocación del mandato, consenso, no relección, servicio, honradez y transparencia, equidad de género e igualdad, justicia y equidad, libertad, independencia, unidad, autonomía de los miembros, crítica y autocrítica, inclusión y respeto de la diversidad, disciplina y respeto, solidaridad internacionalista, antimperialista, antifascista y anticapitalista, y el ser un movimiento político y social pacífico.

Con base en estos principios se determinó que la máxima instancia de decisiones de la APPO sería la Asamblea Estatal. Esta decisión refleja claramente el espíritu y la larga experiencia comunitaria, en donde la figura de la asamblea tiene un papel relevante para el ejercicio directo y permanente del poder comunal. De modo que, frente a la crisis actual de la llamada democracia representativa, el congreso de la APPO está reivindicando y asumiendo las formas concretas de la democracia directa. Esta Asamblea Estatal debe estar sustentada en las asambleas de los pueblos, regiones y sectores, constituyendo la asamblea de asambleas.

De igual modo se acordó crear el Consejo Popular como una instancia colectiva de coordinación e interacción permanente de la APPO. Este deberá estar integrado por representantes de todas las regiones, pueblos y sectores sociales de Oaxaca, de modo que sea una instancia plural, incluyente, democrática y participativa. Aunque en principio se determinó que habría una representación de 10 personas por cada región geográfica del estado, con excepción de los Valles Centrales que contarían con una membresía de 20, y de tres a cinco personas por cada sector social, el Consejo Popular tendrá que someterse a un proceso de legitimación social y ciudadana a partir de las decisiones que se tomen en las asambleas regionales. Este proceso es lo que habrá de dar fuerza y legitimidad a las propuestas y acciones de la APPO.

En lo que concierne a la representación de las mujeres, en el Consejo Popular se determinó que habría una representación mínima de alrededor de 30 por ciento del total de concejales. La representación de la sección 22 estará compuesta por 40 miembros, debiendo elegir a sus miembros de conformidad con sus propios procedimientos y en un marco de respeto a la autonomía sindical. En el caso de los pueblos indígenas se determinó que será el Foro Estatal de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, que se celebrará el 28 y 29 de noviembre, el que acordará la forma de participación y representación indígena en el Consejo Popular.

Para su funcionamiento y operación, el Consejo Popular estará conformado por 23 comisiones de trabajo, que atenderán los más variados asuntos de acuerdo con la plataforma y el programa de trabajo acordado en el congreso. Los concejales habrán de integrarse a cada una de estas comisiones y desempeñarán sus funciones bajo el principio del servicio comunitario.

En un contexto de mayor formalidad y con un horizonte más claro, la APPO tiene como principal mandato el de organizar y coordinar el complejo, plural y diverso movimiento popular oaxaqueño, así como interactuar con otros procesos organizativos en los ámbitos nacional e internacional. Habrá que mantener, profundizar y ampliar la lucha para lograr la destitución de Ulises Ruiz Ortiz, lo que, sin duda, significará la caída del régimen autoritario y violento que se ha impuesto en Oaxaca, así como lo más nefasto del sistema político mexicano, e inaceptable en cualquier lugar del mundo. Pero quizás el reto más complejo será encauzar por la vía pacífica la trasformación sustantiva que necesita Oaxaca a partir de la construcción de un nuevo pacto social y de una nueva Constitución que establezca las bases para una convivencia armónica entre todos los pueblos, regiones y sectores sociales de la entidad. Semejante al arco iris multicolor, la APPO tiene el enorme desafío de concretar en los hechos los colores diversos que representamos para integrarlos en un tejido que refleje las exigencias y sueños de todos.

 
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