Usted está aquí: sábado 18 de noviembre de 2006 Opinión Comunicación interrumpida

Leonardo García Tsao

Comunicación interrumpida

Según se sabe, Babel está pensada como la tercera parte de una trilogía integrada por Amores perros (1999) y 21 gramos (2003). Con ella, el realizador Alejandro González Iñárritu ha lanzado, también, su propuesta más ambiciosa. Su estrategia de hacer coincidir varios hilos narrativos adopta ahora una perspectiva global que une sitios muy lejanos del mundo.

El punto de partida es, nuevamente, un accidente. Un par de niños pastores marroquíes disparan un rifle contra un autobús de turistas y hieren gravemente, sin querer, a la estadunidense Susan (Cate Blanchett), quien ha realizado con su esposo, Richard (Brad Pitt), un viaje por Africa, con el propósito de superar un trauma reciente. Al mismo tiempo, en Los Angeles, sus dos pequeños hijos se quedan al cuidado de Amelia (Adriana Barraza), la nana mexicana, quien al no tener con quien dejarlos, decide llevarlos consigo a la boda de su hijo en Tijuana; en Tokio, la adolescente sordomuda Chieko (Rinko Kikuchi) intenta entregarse a la promiscuidad para compensar sus propias pérdidas.

No se trata de un refrito de las anteriores, como han afirmado los denostadores de siempre en la nueva versión de Péguenle al negro. Cada una de las películas se ha construido sobre una estructura diferente, y Babel sigue una secuencia casi simultánea de los hechos. La pericia formal del realizador se aprecia en el trepidante vigor narrativo del relato, cuya tensión se mantiene de episodio en episodio mediante una acertada alternancia de los momentos más intensos.

Si bien el peso del destino y el azar se expresa aquí como en las otras cintas de la trilogía, Babel resalta sobre todo qué tanto los prejuicios ­cimentados en las diferencias socioculturales y las fronteras de todo tipo­ han generado la incomunicación aludida por la referencia bíblica del título.

Así, Richard se portará como gringo prepotente porque no encuentra para su esposa las necesarias atenciones primermundistas; los niños causantes del incidente serán sospechosos de terrorismo, y Amelia se verá forzada a volver peligrosamente a su condición de ilegal en Estados Unidos. Es evidente la agenda política que tanto González Iñárritu como su habitual guionista, Guillermo Arriaga, han subrayado en el proyecto.

Sin embargo, las instancias más persuasivas de la película ocurren cuando el cineasta se permite registrar los diversos choques culturales con sutileza. El asombro de los niños gringos ante los ­para ellos­ insólitos rituales de un festejo mexicano, o la percepción silente y, por tanto, solitaria de Chieko en el atiborrado ambiente de una discoteca, manifiestan la capacidad del cineasta para retratar la conducta humana de manera sugerente.

González Iñárritu no sólo posee un ojo dotado, sino también un oído que le permite mezclar música, sonidos y el silencio de manera dramática. Con la colaboración, también acostumbrada, del fotógrafo Rodrigo Prieto, consigue darle a cada locación un tono, un color, una textura distintivas.

La película tiene, igualmente, sus problemas. Tal vez una concesión a la industria que la produjo ha llevado a la inclusión de dos estrellas en el reparto ­Blanchett y Pitt­ que desequilibran el enfoque cotidiano de las historias (lo curioso es que son las poco conocidas Barraza y Kikuchi quienes han aportado las actuaciones de mayor fuerza emotiva).

Pero lo menos convincente de Babel es una resolución que no está a la altura de las premisas y su resonancia política. Las coincidencias se revelan demasiado elaboradas y los finales de las historias parecen estar peleados con la ambigüedad. Es decir, hay una debilidad por lo explícito, ya manifiesta en las anteriores colaboraciones entre director y guionista.

Por cierto, se ha sabido que Babel ha motivado la ruptura de ambos, luego de un pleito por la autoría del proyecto (un chisme tan llamativo que ha sido abordado hasta en un artículo del diario estadunidense The New York Times).

No deja de ser una ironía que, en la construcción de su obra, González Iñárritu y Arriaga hayan sido víctimas de la falta de comunicación y entendimiento.

BABEL: D: Alejandro González Iñárritu/ G: Guillermo Arriaga, basado en un argumento de Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga/ F. en C: Rodrigo Prieto/ M: Gustavo Santaolalla/ Ed: Stephen Mirrione, Douglas Crise/ I: Brad Pitt, Cate Blanchett, Gael García Bernal, Adriana Barraza, Rinko Kikuchi/ P: Anonymous Content, Zeta Film, Central Films, Dune Films. EU-México-Marruecos, 2006.

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