Usted está aquí: martes 21 de noviembre de 2006 Opinión Otro mundo es posible sin fronteras

Víctor M. Quintana S.

Otro mundo es posible sin fronteras

La coyuntura no podía ser más crítica para la frontera: la aprobación de la construcción del muro fronterizo por parte del gobierno de Bush y la promulgación de la Ley de Comisiones Militares 2006, que autoriza la tortura y los tribunales militares especiales contra cualquier sospechoso de terrorismo. Contra el terrorismo de Estado, terrorismo del imperio, y contra el sistema capitalista se acaba de celebrar en Ciudad Juárez el Foro Social Fronterizo (FSF) como parte del Foro Social Mundial, bajo la consigna unánime: Otro mundo es posible sin fronteras.

Participaron más de un millar de personas de los estados fronterizos de México y Estados Unidos, tal vez más de este último. Hubo también representantes de Cuba y Puerto Rico. La diversidad fue la nota principal: organizaciones laborales, sindicatos, de trabajadores agrícolas, de campesinos, de mujeres, juveniles, de derechos humanos, ambientalistas. Hubo también migrantes organizados, indígenas de ambos lados de la frontera, grupos socialistas, anarquistas, activistas contra el libre comercio, pacifistas, artistas, radios libres.

La diversidad de los asistentes se expresó en 12 ejes de trabajo donde hubo multitud de conferencias, paneles, grupos de discusión, videos, planificación de acciones conjuntas. Abundaron las manifestaciones artísticas, desde grupos de rock hasta danzantes mexicanos. En las ceremonias inicial y de clausura se hicieron presentes los rituales de los indígenas de Aridoamérica lo mismo que los mensajes de un sacerdote católico y del obispo de Las Cruces, Nuevo México.

También hubo movilizaciones. Dos marchas y tomas del Puente Internacional de Santa Fe. La primera, el 12 de octubre, para protestar contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, como provocador de exclusión y miseria. La segunda, el 14 de octubre, contra la construcción del Muro de la vergüenza y la militarización de la frontera. Llamó la atención el entrecruzamiento de demandas en las consignas que gritaban, incansables, sobre todo los jóvenes del contingente: ¡Va a caer, va a caer, ese muro va a caer! Para luego expresar el agravio del 2 de julio: ¡Va a caer, va a caer, Felipe va a caer! y solidarizarse con la demanda de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca: ¡Va a caer, va a caer, Ulises va a caer! Pocas veces había habido una toma de puente tan concurrida en esta frontera, ni con tanta participación juvenil, ni políglota: español en todas sus formas: caribeño, norteño, chicano; inglés, francés, rarámuri, apache, pápago.

A pesar de la enorme variedad de sesiones de trabajo, hubo disciplina y sistematización. Cada uno de los 14 ejes terminó elaborando y leyendo una síntesis de sus conclusiones y compromisos al futuro. Las declaraciones y compromisos finales hablan con toda claridad de la orientación de las y los foristas:

Se denuncian el feminicidio y la violencia cotidiana contra la mujer, la persecución y criminalización de los migrantes, el clasismo y el racismo presentes en la reacción tardía de los gobiernos de Estados Unidos de México para atender a los damnificados del Katrina en Nueva Orleáns y las inundaciones en Ciudad Juárez; a las trasnacionales que minan la soberanía alimentaria de los pueblos y se apropian de sus semillas nativas. Se denuncian las múltiples formas de explotación de las y los obreros de las maquiladoras por parte de trasnacionales, autoridades y sindicatos charros. Todas estas denuncias tienen un denominador común: son generadas por el modelo de capitalismo salvaje que ha significado el neoliberalismo globalizador.

 
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