Usted está aquí: viernes 24 de noviembre de 2006 Cultura Figuras disímiles y antagónicas en la apertura del Museo del Estanquillo

Dentro un siglo un hipotético observador podrá ver las fotos de la inauguración

Figuras disímiles y antagónicas en la apertura del Museo del Estanquillo

La admiración por Carlos Monsiváis se manifiesta más allá de diferencias y coincidencias

Jaime López Vela cuestionó a Carlos Slim por haberse desmarcado de López Obrador

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Asedio de fotógrafos a Carlos Monsiváis, ayer, durante la llegada del escritor y periodista al Museo del Estanquillo, recinto ubicado en el Centro Histórico, que ayer abrió sus puertas al público Foto: Carlos Cisneros

Una selección de las fotografías tomadas antenoche, durante la apertura del Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis, bien podría formar parte de la exposición con que se inauguró el recinto en el Centro Histórico e integrarse a la serie de piezas que en esta primera muestra, En orden de aparición, dan testimonio de la vida social, política y cultural en la ciudad de México a lo largo de cinco siglos.

Y si dentro de 100 años ­por ejemplo­ un observador atento e informado viera esas imágenes quizá se sorprendería de encontrar reunidas, en un momento de profunda división social, a figuras disímiles e inclusive antagónicas.

Admiración compartida

Una de las fotos seleccionadas sería sin duda la de Monsiváis leyendo un discurso en el que agradece el apoyo de las instituciones que hicieron posible el proyecto, representadas por Alejandro Encinas, jefe de Gobierno del Distrito Federal; Juan Ramón de la Fuente, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México; y por el empresario Carlos Slim, creador de la Fundación del Centro Histórico.

En la misma foto se vería a los tres personajes parados ligeramente atrás de Carlos Monsiváis.

Informado como es, el hipotético observador del futuro sabría que más allá de sus diferencias o coincidencias, comparten su admiración por el autor de títulos como Escenas de pudor y liviandad, Días de guardar o Los rituales del caos. También sabría que las sonrisas de los tres se deben a las acotaciones irónicas que el escritor hacía al momento de ser tomada la foto.

Picado en su curiosidad, el observador acudiría a los periódicos de la época y sabría que la inauguración del Museo del Estanquillo se llevó a cabo meses después de las elecciones presidenciales de 2006, calificadas de fraudulentas por el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, antecesor de Encinas en el gobierno capitalino.

Descubriría también que López Obrador y Slim fueron aliados; que se distanciaron cuando en el contexto de una extensa movilización social en contra del fraude, el perredista organizó un megaplantón por todo Paseo de la Reforma hasta el Zócalo; que Encinas fue criticado por los adversarios de López Obrador por no reprimir el plantón, y que Slim, el hombre más rico de América Latina, fue uno de los principales críticos de la movilización.

Tongolele y Héctor García

Una crónica del acto revelaría al observador que uno de los invitados, el abogado Jaime López Vela, activista de la Resistencia Civil Pacífica organizada por López Obrador contra el fraude electoral, se aproximó esa noche a Slim y lo cuestionó por haberse desmarcado del proyecto político del ex candidato del PRD. Slim refutó. Por supuesto, no llegaron a ningún acuerdo.

No obstante, al observador le quedaría claro que las adhesiones concitadas por Monsiváis a su alrededor podían trascender las diferencias más enconadas.

En otras fotos vería decenas de invitados recorriendo con gozo y sorpresa la exposición curada por un importante caricaturista de la época que se hacía llamar El Fisgón, erudito en arte mexicano.

Viendo más imágenes, el observador reconocería entre los asistentes a dos protagonistas de la cultura del país y de la ciudad de México en la segunda mitad del siglo XX: una célebre bailarina popular de mechón blanco, Yolanda Montez, mejor conocida como Tongolele, y el octogenario fotógrafo, no menos legendario, Héctor García, que aun en silla de ruedas llegó a ver el compendio de una historia que en parte le tocó registrar.

La imagen de una y el trabajo de otro aparecían en aquella primera exposición del Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis.

 
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