Usted está aquí: domingo 26 de noviembre de 2006 Opinión Rius, educador de millones de mexicanos

Elena Poniatowska

Rius, educador de millones de mexicanos

Ampliar la imagen Rius, en foto de archivo Foto: Crédito

Si en los años 50 Rius me hubiera propuesto matrimonio, hoy sería su señora y le hubiera dado unos cuatro o cinco supermachitos güeritos y un poco tímidos como él y como yo, pero como nunca me dijo nada (seguro porque no soy vegetariana ni comparto su agnosticismo), aquí estoy presentándolo, 50 años después de conocernos y a lo mejor saliendo de aquí hay boda aunque ya no dé a luz ni a un supermachito.

Eduardo del Río, Rius, siempre ha guardado un perfil bajo. Siempre le han pagado una miseria, pero como casi no come parece que no le importa. Así como lo ven ustedes de flaquito, ha sido capaz de descontar de un solo upper cut a Vicente Fox Quesada y de tirar en la lona por knock out al Innombrable. A diferencia de muchos intelectuales que se creen la divina garza envuelta en huevo, no es una vedette ni tiene un ego del tamaño del mundo. Será porque durante siete años lo aleccionaron los salesianos. Iba a ser sacerdote, pero terminó en Gayosso como gerente de comunicaciones o sea telefonista y en su tiempo muerto, que era mucho (porque entonces no había tantos muertos), hacía dibujos que paliaran la grisura funeraria de los ataúdes de metal.

Michoacano como José María Morelos, Lázaro Cárdenas, el cardiólogo Ignacio Chávez, el pintor Alfredo Zalce, Melchor Ocampo, el caricaturista Rogelio Naranjo, el Premio Nobel de la Paz Alfonso García Robles y los hermanos Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, Rius es uno de nuestros grandes maestros, el más amado, el más celebrado.

En 1954 lo acogió la revista Ja-Já, pero fueron Los Supermachos y luego Los Agachados, que aparecieron a finales de los años 60, los que lo convirtieron en el Rius que conocemos. Autor de más de 120 libros, Rius es nuestro Piaget, nuestro Freinet de la Escuela Activa, Ivan Illich su vecino en Cuernavaca, B.F. Skinner el padre del conductismo, Pestalozzi, Montaigne y Federico Froebel. Rius es, sin proponérselo, uno de los grandes educadores de México del siglo XX.

"El me educó, él me enseñó, por él soy la luchadora que soy", dice Jesusa Rodríguez, quien lo devoró desde niña. "Cuando estaba en sexto de primaria me dejaron una tarea de civismo sobre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y se me ocurrió hacer precisamente una historieta a la manera de Rius. Copié sus monos uno a uno, casi los calqué y me saqué 10. Los dibujos de Rius convirtieron a la caricatura en un arte didáctico, muy creativo y sobre todo muy mexicano. Me hacía reír a carcajadas con sus comentarios en boca de algún personaje popular y eso aligeraba la lección que nos daba en cada número. Rius siempre dio en el blanco. También leía yo a Germán Butze y devoré La familia Burrón, de Gabriel Vargas, pero quién más me enseñó y más me enseña todavía hoy es Rius. Soy su fan incondicional y le rindo pleitesía".

También yo soy su devota. Durante años tuve sobre mi máquina de escribir Olivetti una calcomanía de Los Supermachos que luego se transformaron en Los Agachados para que me trajera suerte, así es de que pensé en Rius de mañana, tarde y noche. "¡Ah, trae usted a Los Supermachos", me decían hasta en Estados Unidos, porque de esa historieta se vendían 250 mil ejemplares semanales.

Todos los moneros lo quieren por su capacidad, pero también por su modestia. Rius, secuestrado en 1968, es uno de los santos de Rafael Barajas, El Fisgón, quien cree más en él que en la Virgen de Guadalupe.

­México entero comenta que lo mejor de La Jornada son sus moneros, Rafael Barajas, El Fisgón, Helguera, Rocha, Magú, Ahumada, Hernández. Este último cuenta que compraba la historieta de Rius cada ocho días y la consultaba para hacer su tarea.

El subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, reveló en una entrevista que Rius había sido su maestro. "En la provincia, la política llegaba por Rius o no llegaba".

Los libros de Rius son mucho más que los de un buen caricaturista de izquierda, pero cabría preguntarse, ¿qué caricaturista es de derecha? Rius ha enseñado, informado y politizado a millones de mexicanos. Después de su libro Cuba para principiantes en defensa de la revolución castrista, Fidel, Fidel, qué tiene Fidel que los estadunidenses no pueden con él, publicado en 1965, Rius le echó agua a su vino como diría mi mamá y ya no propuso la rebelión armada para lograr un cambio. Casi 30 años más tarde, en 1994, Rius, autocrítico y honrado a carta cabal, hizo pública su decepción con la Revolución Cubana en Lástima de Cuba y dijo que su Cuba para principiantes era la obra de un novato.

Ferozmente antigobierno estadunidense, Rius nunca visita Estados Unidos por más que lo inviten, porque allá tiene sus fans. Recuerdo que el astrónomo Guillermo Haro, como buen hombre de izquierda, decía que sólo viajaría a Estados Unidos cuando recuperáramos Texas. Rius pertenece a la misma escuela y su tío Sam es un verdadero espantapájaros, sus banqueros, unos gordos repugnantes y si Nixon fue el monstruo de la Laguna Negra, ahora Bush es el peor de los carniceros.

En cambio, Mijail Gorbachov, con su mapa en la calva, gozó de su simpatía y en La perestroika, elogia el deshielo glasnost que liberó a la prensa soviética, aunque no del todo porque en Rusia acaban de asesinar a la periodista Anna Politkovskaya, defensora de los chechenos.

Todo lo que sé y sabré jamás de marxismo se lo debo al Marx para principiantes, de Eduardo del Río, Rius, aunque no sé si todavía siga creyendo en Marx.

Como soy niña de convento de monjas, recuerdo que cuando leí muy tarde La historia de las religiones, de Salomón Reinach, cerraba yo el libro al enterarme de que en casi todas hay una virgen que da a luz por obra del Espíritu Santo. Volvía a abrirlo después de respirar hondo, seguro estaba cometiendo un pecado mortal y me iría de cabeza al infierno. Por eso también las historietas de Rius sobre la divinidad de Jesús me causan escalofríos: Cristo de carne y hueso, Jesús alias el Cristo, El católico preguntón, La Iglesia y otros cuentos, Puré de papas, Cada quien su Dios, La Biblia, esa linda tontería, que asegura que Moisés no existió, me quitan el sueño; pero reconozco que tiene razón y hago todos los esfuerzos del mundo para ya no ser tan babosa. Además soy feminista y estoy de acuerdo con los métodos anticonceptivos, la legalización del aborto, la ley de sociedades de convivencia y la formidable lucha contra el sida que lleva a cabo Gustavo Reyes Terán en su laboratorio del Hospital de Nutrición.

Votas y te vas (título tomado del "Comes y te vas" de Vicente Fox a Fidel Castro), que hoy presentamos, trata de las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006 y Rius hace polvo al Instituto Federal Electoral (IFE) y a Vicente Fox. Votas y te vas es una formidable defensa de Andrés Manuel López Obrador. Durante la campaña que se inició en febrero, López Obrador barrió con sus contrincantes Madrazo y Calderón y llenó plazas y toreos. Rius denuncia las amenazas telefónicas hechas por el gobierno y por los empresarios: "Si gana ese comunista le van a quitar su casa y su coche" o "Si vota por él, se van a llevar a Cuba y a Venezuela a sus hijos para adoctrinarlos". Rius siempre ha integrado en sus historietas, fotografías, recortes y dibujos de otros autores. Me halaga mucho aparecer en fotografía en Votas y te vas a propósito del espot en defensa de Andrés Manuel, en abril de 2006, en el que pedía yo a los panistas que jugaran limpio y no calumniaran.

Sin embargo, Rius no es incondicional. Condena el autoritarismo, el "yo solo me basto" y varias de las decisiones de campaña de López Obrador. Nunca hay que confiarse demasiado y López Obrador, terco como una mula, con su ritornello de "vamos bien, vamos bien" perdió perspectiva y no cubrió todos los flancos. Andrés Manuel falló al no defenderse de los ataques de Fox, los del Consejo Coordinador Empresarial y los millones de espots de las televisoras. Su ausencia del primer debate presidencial fue un error muy bien aprovechado por los fabricantes de encuestas y las televisoras, que de inmediato inflaron el "milagroso" repunte de Calderón. ¡Y ahí fue dónde!

En Votas y te vas, Rius echa luz sobre el desastroso papel del IFE, quien, entre otras cosas, debía tener un padrón de electores fuera de toda duda, pero lo rasuró y dejó fuera a miles de simpatizantes.

El golpe de Estado contra López Obrador se preparó con anticipación. Ya con el desafuero y el predio del Encino se había pretendido sacarlo de la contienda electoral. Cientos de miles de espots lo descalificaron. Vicente Fox Quesada y el Consejo Coordinador Empresarial embistieron al unísono en contra suya. Eduardo del Río, Rius, como muchos de nosotros, está seguro de que el desabrido Calderón no ganó y de que los manejos turbios del IFE son responsables del fraude. El IFE mandó imprimir casi tres millones más de boletas cuando conocía perfectamente el número de electores. Rius se pregunta con razón: "¿Por qué tantas y dónde están?" Bolívar Huerta y otros matemáticos de la Universidad Nacional Autónoma de México demostraron que el sistema de computación del IFE sólo es confiable para el propio instituto.

"Los burócratas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación" ­como los llama Rius­ accedieron a que se contaran sólo 11 mil 839 casillas de un total de 130 mil, "reconociendo así que en gran parte de los estados panistas, las elecciones no habían sido limpias, para vergüenza del pinche IFE". A esto, Rius agrega "que la supuesta fiesta electoral nos costó a los mexicanos mil 200 millones de dólares".

La sonrisa de Rius es el punto de partida de toda su obra. Ninguna amargura, ninguna envidia, ninguna revancha a lo largo de su vastísima obra. No habla por la herida porque ha sabido superar avatares y desastres personales y públicos. No personaliza porque aprendió en la infancia a no tomarse en serio, pero sí a saber que su trabajo de amor por México es muy serio y por eso mismo lo hace mediante el humor y la ironía que son la mejor forma de encarar las peores situaciones. Desde niño se rebeló contra la autoridad: su mamá, sus maestros. Desde niño también descubrió que al rebelarse tenía razón. Sus libros son una gran rebeldía y son irreprochables, porque todos los datos son verídicos y se basan en la realidad.

Votas y te vas viene a añadirse a la ascendente carrera de Rius, cada vez más rebelde, cada vez más lúcido, cada vez más entrañable, cada vez más indispensable en el proceso educativo de los mexicanos.

 
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