Usted está aquí: lunes 27 de noviembre de 2006 Política El campo sobrevive por las remesas: agricultores

El agro enfrenta crisis social, económica y ambiental

El campo sobrevive por las remesas: agricultores

El TLCAN ahonda los problemas del sector, denuncian

MATILDE PEREZ U.

Ampliar la imagen El campo mexicano mantuvo su declive durante el gobierno foxista Foto: María Luisa Severiano

El sexenio del presidente Vicente Fox deja al campo sumergido en una aguda crisis económica, social y ambiental. Pérdida de 2 millones de empleos, éxodo a Estados Unidos de 2 millones de pobladores rurales ­la mayoría jóvenes­, aumento de 1.6 millones de personas en pobreza alimentaria, subejercicios en los presupuestos, estancamiento de la producción, deterioro del crédito para el sector rural, concentración del valor agregado en pocas empresas y una continua disminución del producto interno bruto (PIB) agroindustrial.

Para muchos es el "presidente ranchero que dejó en el desastre al campo" y entre las anécdotas que no olvidan están: el veto a la ley de desarrollo rural sustentable, el incumplimiento a los 282 apartados del Acuerdo Nacional para el Campo, las constantes movilizaciones para exigir la aplicación del presupuesto y el menosprecio hacia el sector reflejado en la caída de su participación en el PIB nacional ­de 4.41 por ciento en 2001 pasó a 3.41 en este año­, y en la reducción en 55 por ciento, en términos reales, del gasto del sector público en el desarrollo agropecuario y pesca desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Los aumentos en el presupuesto para el campo se han logrado por las presiones de las organizaciones campesinas, pero en los dos años recientes el subejercicio y el desvío de los recursos dejaron en el desamparo a los productores. "La gente que durante generaciones se ha dedicado a la siembra quiere seguir siendo agricultor, ganadero, avicultor, vivir de la producción agropecuaria, pero las cosas se han puesto más difí ciles", dijo Rafael Rodríguez Mayorga, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).

Y a pesar de esas voces de alarma, el descuido gubernamental hacia este sector no se revirtió. "El campo y sus habitantes están en una situación límite, el gobierno se negó a poner los intereses del pueblo por encima de la globalización y las promesas de bienestar familiar una vez más se perdieron en la exuberancia selvática de la demagogia y del expertismo econométrico", asentó la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC).

Desde el inicio del sexenio, las organizaciones sociales y agro empresariales señalaban su preocupación por "el alto grado de incertidumbre en la política agropecuaria ante la falta de una visión de mediano y largo plazos. Uno de los puntos rojos era la industria azucarera y advertían que la expropiación de 27 de los 58 ingenios con el fin de "sanearlos", sería un procedimiento costoso y difícil. Hoy, hasta el secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Francisco Mayorga Castañeda, lo considera como un asunto candente.

El episodio de la expropiación de ingenios azucareros

Lo que en los primeros meses después de la expropiación, en septiembre de 2000, se saboreaba ya como "una dulce resolución", terminó con la devolución al Grupo Azucarero México de tres de los cinco ingenios, los otros dos fueron entregados al gobierno para saldar sus adeudos. El gobierno ha perdido los juicios y junto con la entrega de los ingenios, en los que invirtió ­se ignora cuánto dinero, pues los datos se han considerado en reserva­ para "sanearlos", también podría incluir una indemnización económica por daños.

A su vez, los productores de granos básicos pequeños y medianos insistían en el establecimiento de precios de referencia más acordes con la realidad nacional para afrontar los altibajos del mercado internacional y la competencia desleal, que ha llevado a un incremento de las importaciones de alimentos ­la balanza comercial agroalimentaria tiene un déficit de 12 mil millones de dólares en este sexenio­; en la urgencia de dar un renovado impulso al financiamiento, pues de los 27 millones de habitantes rurales sólo 5.4 millones tienen acceso al crédito con apoyo de la banca de desarrollo, y apenas un millón 600 mil acceden a una forma de ahorro. "La mayoría de los habitantes rurales y sus familias sufren exclusión del sistema financiero y la paradoja es que de los 20 mil millones de dólares de remesas, 8 mil millones son enviados a comunidades rurales marginadas de los servicios financieros. Las remesas se están convirtiendo en el sostén de la economía rural", asienta un estudio del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas.

No se puede decir que los resultados para el campo sean positivos, porque la falta de opciones de empleo ha aumentado la migración y el ingreso de los campesinos no ha mejorado. "La política agropecuaria es un fracaso y no veo la intención de rescatar a sus habitantes sino convertirlos en marginados de las zonas urbanas", expuso Olegario Carrillo Meza, coordinador ejecutivo de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA). Fox incumplió sus compromisos y se quedó en la continuidad neoliberal; el resultado se ve en "un campo sin sentido, sin orientación, perdido en un mar de decisiones burocráticas, buenos deseos y de voluntarismo. El valor de productos como el café, azúcar, cacao y melón ­que en otros años contribuyeron en forma destacada en el ingreso de divisas­ cayó estrepitosamente. Los ingresos que se reflejan positivamente en la balanza comercial agropecuaria se sostienen, en forma peligrosa, sólo con jitomate y tequila, que son controlados por unas cuantas empresas trasnacionales.

En materia pesquera, continúa la sobrexplotación de 11 especies, entre ellas el camarón, langosta y ostión, que generan mayores ingresos a los productores, mientras especialistas han insistido en que se requieren acciones más contundentes para salvaguardar la riqueza de las costas del país, así como de lagunas y ríos. La continua disputa entre las flotas atunera y camaronera con los pequeños productores siguen poniendo en riesgo los recursos disponibles y la rentabilidad. El país carece de estudios de costos e ingresos en las pesquerías, de una evaluación real de la tendencia de utilizar la pesquería artesanal como una alternativa para quienes dejan las tierras de cultivo. Falta un plan de administración pesquera.

 
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