Usted está aquí: miércoles 29 de noviembre de 2006 Cultura Reconoce Saramago reflejos de la Andalucía profunda en su narrativa

El Nobel portugués dictó una conferencia en la FIL de Guadalajara

Reconoce Saramago reflejos de la Andalucía profunda en su narrativa

Un paseo por un pueblito de esa región le inspiró su novela El evangelio según Jesucristo

JAIME AVILES ENVIADO

Ampliar la imagen El escritor y poeta José Emilio Pacheco, ayer, durante su participación en el diálogo Entre España y México, en el salón 1 de la Expo Guadalajara, como parte de las actividades del programa literario de Andalucía, región autónoma invitada de honor de ese encuentro editorial Foto: Arturo Campos Cedillo

Guadalajara, Jal., 28 de noviembre. Desde antes de conocer a su esposa, la periodista y traductora Pilar del Río, José Saramago se consideraba ''primero portugués, después ibérico y en tercer lugar europeo", una taxonomía que hoy, agregó, ha cambiado un poco, ''porque hoy sobre todo me siento ibérico".

Con esta digresión, el premio Nobel de Literatura 1998 salió de la parte central de la conferencia titulada ''Un portugués en Andalucía", en la que dijo que de todos los poetas de aquella región autonómica del sur de España, ''mis favoritos son (Federico) García Lorca y (Antonio) Machado, pero si me preguntan mi favorito es Machado, porque Lorca, incluso cuando habla de temas terribles, siempre es la fiesta de la palabra".

Explicó: ''a mí me gusta mucho el color verde, pero cuando Lorca dice verde que te quiero verde, si alguien me pregunta qué quiere decir eso yo le respondo que no lo sé, pero que de todos modos suena muy bonito; en cambio, con Machado es otra cosa, él siempre deja algo más aunque yo sé que cuando digo esto, sobre todo delante de las señoras, no tengo absolución".

Inspiración en un pueblito andaluz

En la mesa del salón número 1 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, Saramago estuvo acompañado de su amigo el escritor andaluz Juan Toba, quien a guisa de introducción le contó al público que ''hace muchos años paseando por un pueblito de Andalucía, Saramago leyó un letrero que decía el Evangelio según Jesucristo y algo se estremeció en su prodigioso cerebro que a partir de ese estímulo se puso a escribir uno de los libros más inquietantes de los años recientes como es El evangelio según Jesucristo, una obra que sin duda han leído todos los cardenales de la Iglesia, aunque dudo que a estas alturas haya todavía un cardenal al que le quede un poquitito de inquietud".

Toba agregó que en otro momento de su vida, Saramago perdió por algún tiempo la visión y ''creyó que nunca más podría volver a contemplar a su amada esposa. Por suerte, se recuperó muy pronto, pero gracias a esa experiencia produjo otro de sus libros más conmovedores como es Ensayo sobre la ceguera".

Una vez que fue presentado así por su amigo, el gran narrador lusitano dijo al público que se encontraba en ese sitio para hablar acerca de un portugués en Andalucía, título que, agregó, ''se acepta y se actúa en consecuencia, o no se acepta y se habla de cualquier otra cosa", comentario que provocó la carcajada del público.

De pronto, el rostro de Saramago que sigue siendo el que tenía cuando era niño pero al que ahora se le nota un poco más el paso de la pasada década, se endureció. Y dijo que antes de entrar en materia iba a leer un informe del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas acerca de la represión en Oaxaca (nota publicada ayer en página 5 de la sección Política de La Jornada).

Ovacionado por el público después de haberse preguntado en voz alta qué está pasando en México, el creador de El hombre duplicado dijo que en 1986, cuando España se incorporó a la comunidad europea, se produjeron dos cataclismos. ''El primero es que se me ocurrió escribir un libro llamado La balsa de piedra, en el que planteó que la Península Ibérica se desprende de Europa y se viene hasta el Atlántico sur para formar un puente entre América y Africa", expuso, y luego de reflexionar ampliamente al respecto, agregó: ''y el segundo cataclismo ocurrió cuando conocí a Pilar".

Con una gran sonrisa y hablando sobre todo para la mismísima Pilar, quien estaba sentada en la primera fila del público, Saramago evocó su encuentro inicial con la mujer que le trastornaría por completo la vida.

"Ella me habló por teléfono, me dijo que era periodista y que estaba interesada en entrevistarme; que si tenía un rato, pero nosotros los portugueses cuando oímos la palabra rato pensamos en un ratón, porque para nosotros rato es ratón, y yo pensé que esta señora me estaba preguntando si tenía un animal como ese, pero por suerte entendí que no que quería saber si tenía tiempo para recibirla."

Enamoramiento en Lisboa

Pilar en efecto llegó a Lisboa y Saramago la llevó a conocer la tumba de Fernando Pessoa, en ''una visita un poco funeraria, más bien como de película de Drácula", tras la cual, sin embargo, se enamoraron.

Desde ese momento, el escritor portugués entró en contacto con la Andalucía profunda, esto es, ''con los quince hermanos de Pilar y, según sea el caso, con las cuñadas y los cuñados, y todos los críos, que tienen una manera prodigiosa de comunicarse hablando todos al mismo tiempo y que cuando invaden mi castillo en la isla de Lanzarote, me crean un zumbido en las orejas hasta las cuatro de la madrugada cuando me voy a la cama pensando ilusamente que me voy a dormir, pero no, esa gente no deja de hablar nunca".

 
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