Usted está aquí: viernes 1 de diciembre de 2006 Política La detenciones sólo provocarán más violencia: Gopar Ricárdez

El auténtico problema es la pobreza, dice el vicario

La detenciones sólo provocarán más violencia: Gopar Ricárdez

ANDRES T. MORALES, ALMA E. MUÑOZ CORRESPONSAL, REPORTERA

Boca del Río, Ver., 30 de noviembre. La detención masiva de líderes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) no resuelve el conflicto y podría ser motivo para que el encono se mantenga e inclusive regrese la violencia a esa entidad, pues las causas del problema son la desigualdad social, el rezago y la desatención gubernamental, afirmó Jesús Gopar Ricárdez, vicario de la arquidiócesis de Oaxaca.

En breve conferencia de prensa ofrecida en Boca del Río antes de iniciar la ceremonia de entrega de 149 certificados de derechos de uso de inmuebles federales abiertos al culto para iglesias y organizaciones religiosas de Puebla, Oaxaca y Veracruz, el prelado calificó como una "situación muy difícil y de aparente calma" lo que se vive en la entidad oaxaqueña.

La permanencia del gobernador Ulises Ruiz Ortiz también es uno de los ejes que mantienen la polarización social y distender esta situación será extremadamente difícil mientras no haya voluntad de las partes, recalcó el vicario general.

Con la presencia de la Policía Federal Preventiva (PFP) y el reforzamiento de las corporaciones estatales, la entidad vive una "aparente calma", pero la violencia puede resurgir en cualquier momento, por lo que es urgente que haya un cambio sustancial para la atención y resolución del rezago social y las demandas de justicia que han estado pendientes durante décadas, señaló el prelado.

"La presencia de la PFP ha sido cuestionada por unos y avalada por otros, es una situación muy difícil en Oaxaca, donde la sociedad se ha polarizado mucho y aunque hay calma, el problema de fondo sigue allí latente. Hay que atender todos los problemas de fondo, de rezago social", agregó.

­¿Qué falta por hacer, por resolver?

­Todo el conflicto se debe a lo que han dejado de hacer en Oaxaca. Ha pasado mucho tiempo sin atención a los problemas, sobre todo algunas peticiones son legítimas de parte de los manifestantes, porque el estado necesita que se le atienda, que se le eche la mano en general. Estas son consecuencias de todo este rezago de injusticia social, impunidad, consecuencias de eso y mientras no se resuelvan estos pendientes todo seguirá así.

"No lo van a parar con las detenciones de líderes, habría que hacer algo mucho más por el estado", recalcó.

En tanto, los obispos de Chiapas y Oaxaca advirtieron sobre el "peligro" de que nuevos brotes de violencia amenacen la paz social en el país si no se hacen cambios que ayuden a superar los "síntomas claros de una injusticia estructural" añeja.

En un comunicado conjunto, a propósito de los acontecimientos en Oaxaca, resaltaron que esa entidad, junto con Chiapas, son ejemplo de las situaciones que "violentan permanente la convivencia social", pues "pareciera que no queda otro remedio que soportar las arbitrariedades de una estructura social, económica y política que lesiona gravemente los derechos fundamentales de las personas, en particular de los más pobres y excluidos".

Tras sostener un encuentro con sacerdotes, religiosas y laicos de la región pastoral pacífico sur en Tehuantepec, Oaxaca, los prelados determinaron no permanecer indiferentes ante "el sufrimiento de tantas personas que padecen ya largos meses de incertidumbre y angustia", sobre todo porque la situación, al menos en ese estado, "se ha venido gestando desde hace décadas".

Citaron que la corrupción "a todos los niveles", el caciquismo, los asesinatos, la impunidad, la persecución, las cárceles, el desempleo, las distintas formas de violencia y vandalismo, la destrucción, las divisiones y confrontaciones agresivas prevalecientes en aquella entidad "son un llamado a nuestra conciencia para preguntarnos hasta dónde ha calado el Evangelio en la vida diaria de nuestros pueblos".

La insurrección de 1994 en Chiapas, la situación actual en Oaxaca, la migración añeja y reciente y otros conflictos de nuestros estados, "son síntomas claros de una injusticia estructural. Mientras no se hagan, con la colaboración de todos los sectores, las reformas legales, económicas, políticas, educativas, electorales y sociales, que con urgencia reclama el momento, siempre seguirá latente el peligro de nuevos brotes de violencia que amenacen la paz social".

 
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