Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Política Miles de policías y militares someten a virtual estado de sitio zonas del DF

Cambio de gobierno

Se movilizan por la ciudad según el desarrollo de las actividades de Calderón

Miles de policías y militares someten a virtual estado de sitio zonas del DF

Bajaron la guardia... ante vendedores ambulantes de comida, para saciar el apetito

Alma E. Muñoz, José Galán, Mariana Norandi, Carolina Gómez, Gabriel León, Emir Olivares y José A. Román

Ampliar la imagen Vecinos de Felipe Calderón se movilizaron cerca de la casa de éste con la intención de "despedirlo", por su mudanza a Los Pinos Foto: Alejandro Bedoya /Cuartoscuro.com

En un hecho inédito en el contexto de un relevo presidencial, las fuerzas armadas, el Estado Mayor Presidencial y las policías federal y capitalina sometieron a un virtual sitio zonas de la capital del país, con el fin de garantizar que Felipe Calderón Hinojosa rindiera protesta en San Lázaro.

Miles de elementos uniformados y civiles ­con equipos antimotines­ realizaron operativos de vigilancia y disuasión en puntos neurálgicos: el Palacio Legislativo, la casa de Calderón, el Auditorio Nacional, Los Pinos y la zona hotelera de Polanco.

También Paseo de la Reforma estaba desde temprano bajo la supervisión de la policía capitalina, a partir de la estación Hidalgo del Metro, con especial énfasis en el edificio de la Bolsa Mexicana de Valores y la embajada de Estados Unidos.

Los policías capitalinos fueron ubicados como primera valla de contención, mientras elementos de las fuerzas armadas y el Estado Mayor Presidencial (EMP) se apostaron detrás de sólidos muros metálicos.

En todas las áreas, los operativos se extendieron a las inmediaciones de los puntos por los cuales pasarían Calderón, sus invitados y la manifestación de Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores, del Zócalo al Auditorio Nacional.

Tanto en la exclusiva colonia Polanco como en los barrios de la zona de San Lázaro, peatones y automovilistas fueron retenidos hasta para acceder a sus domicilios. Debieron identificarse y sus pertenencias fueron sujetas a revisión.

En los alrededores de la Cámara de Diputados se reforzó la seguridad hasta el punto de convertirlas en áreas de excepción, definida por muros de metal.

Cientos de agentes de la Policía Federal Preventiva ­equipados con garrotes, toletes, escudos, máscaras antigás, lanzagases lacrimógenos­ e integrantes del EMP controlaron los accesos al Palacio Legislativo.

Los policías federales bajaron la guardia... pero ante los vendedores ambulantes de comida, a quienes permitieron traspasar las vallas sin necesidad de revisiones, acreditación, gafetes o pases especiales, y así saciaron el apetito.

Sólo hubo un momento en el que la tensión se incrementó entre las fuerzas de seguridad, cuando en la avenida de Fray Servando Teresa de Mier ­cerca del Congreso de la Unión­ se presentó el jefe de Seguridad Pública capitalina, Joel Ortega, para fortalecer el retén de policías ante una presunta movilización del Frente Popular Francisco Villa.

Tras confirmar que se trataba de una falsa alarma, ordenó el refuerzo en Paseo de la Reforma, cuando ya se había iniciado la marcha encabezada por López Obrador.

Los elementos de seguridad se movilizaban por la ciudad según se desarrollaban las actividades presidenciales. Finalizada la corta ceremonia en el Palacio Legislativo, desmontaron los cercos metálicos y los reubicaron en las inmediaciones del Auditorio Nacional.

Por ejemplo, después de las 10 de la mañana ­una vez concluida la ceremonia de toma de protesta en San Lázaro­ arribaron al auditorio 14 camiones, cada uno con unos 50 policías federales, todos con equipos antimotines.

Al término del mensaje de Calderón en ese recinto ­comúnmente utilizado por la farándula­, las fuerzas del orden fueron trasladadas al Museo de Antropología, donde el Presidente encabezó una comida.

Más tarde se ordenó a policías y militares custodiar los alrededores del Castillo de Chapultepec, donde se efectuó la cena con jefes de Estado y de gobierno y las delegaciones invitadas a la toma de posesión.

La zona cercana al Auditorio Nacional fue el punto donde más evidente se hizo la protesta contra Calderón y la revisión de paseantes.

El exterior del recinto fue dividido por vallas en secciones. Bajo custodia de decenas de elementos de la Armada adscritos al EMP tomaron posiciones sobre Reforma, para recibir a los invitados especiales, que fueron transportados en autobuses y vehículos de lujo.

Allí llegaron representantes de las iglesias, empresarios, integrantes del gabinete, gobernadores, legisladores, que se sumaron a las delegaciones extranjeras que ingresaron por la puerta trasera.

Un centenar de perredistas se apostaron desde temprano en las inmediaciones del Campo Marte lanzando consignas contra Calderón.

"¡Felipe, entiende, el pueblo no te quiere!", coreaban de frente a quienes, de traje y con acreditación, llegaban al lugar donde el Presidente dio su primer mensaje a la nación después de rendir protesta.

Un hombre joven vestido de blanco inició la manifestación tras amordazarse y desplegar una manta que decía: "Fraude cobarde, gobierno indigno". Después se le unieron más personas, lo que motivó un reagrupamiento de las fuerzas de seguridad. Dos mujeres se acostaron al paso de los vehículos de las comitivas de invitados y fueron levantadas por las fuerzas del orden. "Nosotros también queremos gafete", gritaban sus compañeros.

Cuatro simpatizantes de Acción Nacional llegaron al lugar con una enorme matraca que hacían sonar al tiempo que gritaban: "¡Felipe, Felipe!", lo que motivó un conato de enfrentamiento que al final no pasó a mayores.

Las protestas quedaron marginadas a kilómetros de distancia de cada uno de los actos encabezados por el Presidente, por el abrumador y aparatoso operativo.

 
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