Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Política Lo imposible en San Lázaro, sólo se pudo en el Auditorio

Cubierto por el PAN, Calderón logró hablar a la nación

Lo imposible en San Lázaro, sólo se pudo en el Auditorio

Festejo sin pueblo

Gradas vacías en el foro de Chapultepec

CLAUDIA HERRERA, GEORGINA SALDIERNA, JOSE ANTONIO ROMAN

Ampliar la imagen El empresario Roberto González Barrera, tras la comida de ayer con el Presidente en el Museo Nacional de Antropología Foto: Notimex

Sólo entre panistas, Felipe Calderón pudo cumplir con el ritual anhelado. Unicamente "en familia" logró pronunciar el discurso que le fue imposible dar en la Cámara de Diputados.

"¡Sí se pudo, sí se pudo!", se escuchó entre un público que se regodeaba con las imágenes que aparecían en las macropantallas del Auditorio Nacional presentando la fugaz protesta del michoacano en San Lázaro.

Eufóricos, la estructura blanquiazul y algunos invitados especiales, entre los que se encontraban empresarios como Carlos Slim, Roberto González Barrera y Claudio X. González, festejaron que Calderón pudo tomar protesta a pesar de haberlo hecho en medio de empujones, silbidos y protestas de los legisladores.

Mientras esperaban la llegada de su nuevo presidente, los diputados y senadores relataban como si hubiera sido una hazaña los pormenores de su enfrentamiento con los perredistas en la defensa de la tribuna legislativa.

"¡Felicidades, torero!", gritaron a Santiago Creel, jefe de la bancada del PAN en el Senado, mientras caminaba hacia las filas reservadas para las cúpulas política y empresarial. Emocionado, el aludido hacía la V de la victoria.

Los diputados Héctor Larios y Jorge Zermeño fueron recibidos con el grito "¡Bien... a toda madre!"

Zermeño, quien había entregado la banda presidencial a su correligionario, se vanagloriaba de que pudieron meter a Calderón al recinto, aunque haya sido por la puerta trasera, y de que rindió protesta a pesar del anuncio de los legisladores perredistas de que impedirían el cambio de poderes.

"Se demostró que somos más los que queremos un México en paz y que se respete el estado de derecho. No es el mejor escenario, pero no teníamos opción", explicó el coahuilense al llegar al auditorio, recinto que tuvo gradas vacías, a pesar de las 8 mil invitaciones que se giraron y que fue resguardado por centenares de policías.

Alejados de las marchas, de Palacio Nacional, de la gente de a pie ­que ni siquiera pudo circular por las calles ni usar las estaciones de Metro localizadas en el llamado polígono de seguridad de Chapultepec y Polanco­ los panistas hicieron su celebración.

Eso sí, el festejo fue transmitido en vivo por radio y televisión, con lo que se dio seguimiento a la estrategia mediática que se había iniciado en la madrugada cuando el presidente saliente Vicente Fox entregó al Ejército la banda presidencial para que hoy le fuera impuesta a Calderón. Todo, por supuesto, ante cámaras de televisión.

Como conductores del acto, Fernanda Familiar y Víctor Gordoa trataron de minimizar la accidentada ceremonia de San Lázaro. "México es más que empujones de legisladores", soltó la locutora de radio desde el estrado.

Abajo, en la zona VIP, seguían el mensaje renombrados empresarios como Manuel Arango, quien desde un principio apostó por el michoacano; Carlos Slim que estaba acompañado de sus dos hijos; Lorenzo Servitje y María Asunción Aramburuzavala.

También estaban Diego Hildebrando Zavala ­el cuñado incómodo­ quien se unió al coro del "Sí se pudo, sí se pudo" con el puño en alto; su hermano Juan Ignacio Zavala, Antonio Navalón, representante en México del Grupo Prisa, el juez español Baltasar Garzón, el controvertido Carlos Rojas Magnon, y el intelectual Enrique Krauze, quien negó ser derecha y se definió como "liberal demócrata".

Un poco alejados del escenario también estaban la actriz Laura Zapata, el torero Jorge de Jesús El Gleason, Erika Buenfil que logró plantar un beso al Presidente frente a las cámaras, y el luchador La Parkita.

La pasarela del gabinete

Las intervenciones de los locutores se prolongaron varios minutos, con lo que se dio tiempo para que Calderón pudiera saludar y abrazar a sus compañeros de partido. Exultante, subió al escenario con su esposa y sus tres hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo.

A diferencia de Fox, que hace seis años saludó a sus hijos en el Congreso y recibió un crucifijo de regalo de manos de Paulina Fox, el panista guardó las formas y condujo a su familia hasta las escalinatas.

Ya lo esperaban los integrantes de su gabinete que antes habían sido medidos por el aplausómetro de la audiencia blanquiazul. La más ovacionada fueron Josefina Vázquez Mota y luego, Alberto Cárdenas Jiménez y Germán Martínez. A los ex funcionarios priístas Luis Téllez y Javier Lozano les tocó una fría recepción.

Así, Calderón pudo cumplir con el anhelado ritual de todo presidente: señalar el rumbo que quiere dar a su gobierno en un primer mensaje a los mexicanos.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.