Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Política No cederé ante la minoría rapaz que se robó la elección: López Obrador

Cambio de gobierno

Es un honor dirigir a hombres y mujeres libres, dijo el tabasqueño a sus simpatizantes

No cederé ante la minoría rapaz que se robó la elección: López Obrador

ANDREA BECERRIL

Ampliar la imagen Mitin de Andrés Manuel López Obrador en Paseo de la Reforma y Lieja Foto: Yazmín Ortega

Frente a una multitud que llenó el Zócalo y marchó luego con él hasta Paseo de la Reforma y Lieja, Andrés Manuel López Obrador advirtió que no cederá en la lucha contra la "minoría rapaz" que se robó la elección del 2 de julio y se impuso "con un golpe de Estado" en la Presidencia de la República.

"Nada de normalidad política mientras no haya democracia en el país", exclamó en la Plaza de la Constitución colmada de miles de simpatizantes, familias enteras que ­desde muchos estados de la República­ acudieron muy temprano a su llamado para protestar por "la imposición" de Felipe Calderón.

Ahí, dejó claro que su movimiento de resistencia civil será siempre pacífico, que nunca llevará a sus seguidores a enfrentamientos con el Ejército o la policía, y que pugnará por elecciones libres, por impedir que sean "los potentados" los que decidan quién debe gobernar, como acaba de ocurrir.

Formuló un reconocimiento a los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista, que trataron de impedir la asunción "del pelele de Calderón" en San Lázaro, y recalcó que seguirá adelante, a pesar las adversidades, sin doblegarse por la campaña de desprestigio en los medios de comunicación.

Fueron muchas las muestras de respaldo que ayer recibió López Obrador. Caminó varios kilómetros a través de una valla humana que, de manera espontánea, se fue formando al paso de la marcha por las calles del centro, Juárez y Paseo de la Reforma.

Matrimonios con sus hijos pequeños, ancianos en sillas de ruedas, jóvenes trepados en los postes no dejaban de gritar: "presidente, presidente, presidente" y "no estás sólo...", consignas que luego refrendaron los dirigentes del PRD, PT y Convergencia.

Acompañado por sus tres hijos, el tabasqueño llegó al Zócalo poco después de las siete de la mañana, hora en que había citado a sus seguidores, y aunque muchos de ellos le pedían ir al Palacio Legislativo de San Lázaro, y levantaban incluso pancartas hechas a mano con esa petición, les propuso otra alternativa: marchar hacia el Auditorio Nacional, a donde llegaría Calderón después de las 10 de la mañana.

De entrada, explicó el por qué de la movilización. "Estamos aquí porque no aceptamos la imposición; queremos que en nuestro país haya democracia. No somos rebeldes sin causa, como quieren presentarnos en los medios de comunicación".

Respondió también a quienes lo acusan de propiciar la violencia y de querer desestabilizar al país: "se les olvida el fondo del asunto, se les olvida que nos robaron la elección presidencial, que una oligarquía neofascista nos cerró el paso, utilizando todas las triquiñuelas habidas y por haber".

Recomendó luego a los miles de hombres y mujeres que ya colmaban en ese momento el Zócalo no caer en provocaciones ni enfrentarse con las fuerzas públicas. "No vamos a hacerle el juego a los neofascistas, que quieren que perdamos la cabeza y caigamos en la trampa de la violencia".

Hay que tener claro, recalcó, que "los pacíficos" son en realidad "la banda más violenta de México. No hay una pandilla más temible que la que está imponiendo al pelele de Calderón". Son, insistió, unos verdaderos delincuentes, unos rateros y hay que llamarlos por su nombre.

Con la recomendación de no pintar paredes, ni romper un solo vidrio, a las nueve de la mañana con cinco minutos arrancó la marcha, con López Obrador en la descubierta, acompañado por los dirigentes del PRD, el PT e integrantes de su gobierno legítimo.

Al nutrido contingente, de más de 200 mil integrantes, se le fue sumando más gente en el camino. De hecho, todo el trayecto hubo una valla de simpatizantes, que crecía al tiempo que la movilización avanzaba. En Juárez y las glorietas de Colón y La Palma, miles de capitalinos esperaban a López Obrador y se sumaron a la marcha. Al llegar al Angel, el tabasqueño no pudo dejar de sonreír, ya que el monumento se vistió de amarillo por completo.

Cuando se supo que Calderón había rendido protesta, el enojo se tradujo en consignas: "Va a caer, va a caer, el espurio va a caer" o en coros rimados a última hora: "Chaparro y pelón, no te quiere la nación".

Para ese momento, enterados del fuerte cerco militar alrededor del Auditorio Nacional, los dirigentes del Frente Amplio Progresista y de la convención nacional democrática decidieron concluir la movilización frente a la llamada puerta de los Leones, a la entrada de Chapultepec. Ahí, en un templete improvisado, López Obrador reiteró que no puede permitirse, nunca más, "lo que se consumó el 2 de julio", pues significa un grave retroceso para el país.

Recordó las batallas que desde la época de la Colonia ha dado el pueblo mexicano por elegir libremente a sus gobernantes, el "sufragio efectivo no relección", que fue el lema de la Revolución de 1910 y la fallida alternancia de 2000, que protagonizó Vicente Fox, ese "traidor a la democracia" que "afortunadamente ya se fue". Una mentada colectiva surgió en cuanto se escuchó el nombre del ahora ex presidente.

Cuando los insultos cesaron, López Obrador continuó con su mensaje: "Si en el 2000 la derecha traicionó al pueblo de México, que quería la democracia, no claudiquemos nosotros, mantengamos la bandera en alto".

Expuso luego que con su gobierno itinerante trabajará desde abajo para construir una nueva República y una nueva corriente de pensamiento, ya que no es posible aceptar como válido el modelo de vida donde siempre triunfa y se impone el dinero sobre la moral y la dignidad del pueblo.

Nadie traicionó ni negoció

Formuló después un reconocimiento a los diputados y senadores, "que no cayeron en las trampas" de un régimen de corrupción y de privilegios. " Ya me imagino a los que siempre se han dedicado a comprar conciencias, lo que decían a nuestros legisladores, las propuestas indecorosas que les hicieron.., pórtate bien, no se puede empañar al Poder Legislativo, no hagas esas cosas, porque además, López Obrador te va sacar como revoltoso", comentó irónico.

Antes, escuchó a los líderes del PRD y el PT, Leonel Cota Montaño y Alberto Anaya, en ese orden, advertir que "nadie traicionó ni negoció ningún cargo", y que no lo dejarán solo.

"Se equivocaron los que pensaron que las fuerzas que integramos la coalición Por el Bien de Todos nos íbamos a dividir y dispersar después del 2 de julio. La derecha apostaba a que este movimiento moriría por inanición, y queremos decirle que hoy más que nunca estamos unidos en torno a López Obrador, el presidente legítimo de México", agregó el dirigente del PT.

Cota Montaño, en tanto, resaltó que la apuesta de la mayoría de los medios de comunicación era que "no hubiera pueblo con López Obrador el primero de diciembre", pero se equivocaron, porque una multitud marchó más de dos horas con él para repudiar el fraude. Les recordó que nunca los cambios se dan desde el poder, sino la gente en las calles es la que los propicia.

La senadora Rosario Ibarra narró la bochornosa toma de protesta de Calderón en San Lázaro, quien protegido por panistas y militares tuvo que entrar y salir del recinto "por la puerta de atrás", entre gritos de "espurio, espurio..."

Qué distinto, comparó, con un López Obrador "caminando con su pueblo". Ojalá, dijo, "el pelele" que "está por aquí cerca", se diera "una asomadita acá, para que vea quién es el verdadero presidente de México".

Y el tabasqueño cerró la movilización con un gesto de agradecimiento a la multitud que coreó: "En un honor estar con Obrador". Sí, agregó, "es un honor ser dirigente de hombres y mujeres libres como ustedes. Por eso me siento muy fortalecido".

 
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