Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Sociedad y Justicia Sustenta magistrado decisión de sujetar a juicio a Echeverría

El genocidio también incluye persecución: Paredes Calderón

Sustenta magistrado decisión de sujetar a juicio a Echeverría

ALFREDO MENDEZ ORTIZ

El magistrado federal Ricardo Paredes Calderón sustentó su decisión de sujetar a juicio penal al ex presidente priísta Luis Echeverría Alvarez, considerado el principal artífice de la matanza del 2 de octubre de 1968. "Definido por consenso internacional, el genocidio no sólo incluye los actos de homicidio, sino también la persecución y el sometimiento de las víctimas a condiciones de vida impropias".

Precisó que en el caso de la matanza en Tlatelolco, la persecución de que fueron objeto, desde julio de 1968, los integrantes del Consejo Nacional de Huelga, "evidencia aún más que se pretendía destruir totalmente al grupo nacional del estudiantado".

Según Paredes Calderón, el plan para terminar con el movimiento no radicaba únicamente en detener a los líderes de la agrupación de inconformes que participaron en el mitin del 2 de octubre de 1968, sino en "exterminarlos".

Por ello, abundó el magistrado, "no era necesario privar de la vida a todo miembro o simpatizante del grupo nacional, sino destruirlo como tal; resultado que se buscó con el delito, en tanto que los militantes que quedaron fueron silenciados y sometidos sistemáticamente".

Como concluyó el pasado 30 de junio el magistrado José Angel Mattar, respecto a que Echeverría utilizó la fuerza del Estado para exterminar al estudiantado, Paredes Calderón consideró que "el plan, fraguado desde las más altas estructuras del gobierno federal, era crear confusión entre los militares uniformados, como los vestidos de civil, para que éstos tuvieran pretexto legal de disparar en contra de los congregados al mitin, amén de que los francotiradores también lo hicieron, lo que produjo el indeterminado número de decesos ya descrito, de militares y simpatizantes del grupo nacional opositor al régimen gubernamental".

Añadió que dicha confusión provocada "incluía que los soldados uniformados no supieran que serían recibidos a tiros, para que creyeran que eran agredidos por los estudiantes, y así dirigieran sus ataques contra ellos y contra los demás civiles, como finalmente aconteció.

"Todo ello con la acusada finalidad de disparar a los manifestantes, a fin de destruir totalmente al grupo nacional, no sólo restar fuerza al movimiento, a través de un mero escarmiento, como los que le habían sido propinados en los meses previos".

 
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