Usted está aquí: domingo 3 de diciembre de 2006 Opinión Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Las tres guerras civiles árabes y sus nuevas murallas

Ampliar la imagen Decenas de palestinos aguardan cruzar un puesto de control israelí entre Belén, Cisjordania, y Jerusalén, para acceder a la mezquita de Al-Aqsa, el 6 de octubre pasado. Tel Aviv prevé construir una barda similar a la de la foto en su frontera con Líbano Foto: Ap

Durante el Día de Acción de Gracias el vicepresidente Richard Bruce Cheney realizó una visita a Arabia Saudita (AS), en medio del intenso despliegue diplomático de Estados Unidos (EU) en Irak, Palestina y Líbano, donde sus tres agendas locales se han contaminado con el contencioso nuclear iraní.

Fuentes en Washington aseguran que la visita tuvo como objetivo la creación de una "arquitectura de seguridad" de los países árabes sunitas con el eje EU-Israel con el fin de contener a Irán. Cheney busca propinar sus últimos zarpazos antes que la mayoría del Partido Demócrata tome el control del Congreso a inicios del año, al alentar el bombardeo unilateral de Israel a Irán e incitar a tres guerras civiles en Irak, Palestina y Líbano.

El portal israelí Debka (29/11/06) amarra alegremente navajas entre chiítas y sunitas: "aun al riesgo de una guerra regional (sic)... AS puede intervenir para rescatar a los sunitas una vez que EU inicie su retirada" de Irak y usar "dinero, armas y el poder del petróleo (¡súper-sic!) para prevenir que los sunitas de Irak sean masacrados (sic) por las milicias chiítas apoyadas por Irán". Los sauditas podrían castigar las finanzas de Irán "elevando la producción del petróleo y abaratando su precio a la mitad (¡súper-sic!)".

No se pueden entender los eventos focales desde el golfo Pérsico hasta la costa oriental del mar Mediterráneo sin referir su interconexión e interacción en forma integral.

En fechas recientes la poderosa prensa sectaria "global" que controla tras bambalinas la banca israelí-anglosajona (muy nerviosa por el desplome del dólar y el alza tanto del petróleo como del oro, como habíamos postulado sucedería tras el intervalo electoral estadunidense) ha arreciado el esquema de balcanización medio oriental y la activación de una guerra religiosa entre sunitas y chiítas en el mundo islámico de mil 500 millones de creyentes (25 por ciento de la población mundial) para una redición de una "guerra de 30 años" de corte medieval teológico.

La derrota estratégica de EU en la segunda guerra familiar del nepotismo dinástico bushiano en Irak expuso una nueva correlación geoestratégica entre las grandes potencias, lo cual posicionó mejor a Rusia, China e India, y le concede a la Unión Europea la oportunidad de romper su cordón umbilical con la tutela hegemónica anglosajona. Como corolario de tales reverberaciones, también sale beneficiado a la distancia el emergente nacionalismo liberador del cono sur.

En Medio Oriente la inminente retirada anlglosajona (ya no se diga su empantanamiento disimulado en Afganistán), sumada al fracaso del ejército israelí frente a la guerrilla chiíta de Hezbollah, patrocinada por Siria e Irán, trastoca dramáticamente la correlación de fuerzas desde el golfo Pérsico hasta la costa oriental del mar Mediterráneo, donde emergió como nueva potencia regional la teocracia chiíta de los ayatolas de Irán, lo cual admite a regañadientes el documento bipartidista Baker-Hamilton del apagafuegos Grupo de Estudio Iraquí, que busca cooptar a la satrapía del nepotismo dinástico de la familia Assad que gobierna tiránicamente en Siria, a la que el eje israelí-anglosajón le propondría el retorno de las estratégicas Alturas del Golán a cambio del control de las guerrillas fundamentalistas islámicas financiadas por Irán desde Gaza hasta Líbano en la costa oriental del Mediterráneo.

La espectacular reconciliación entre Siria e Irak tras un cuarto de siglo valió las alabanzas públicas (¡súper-sic!) del primer ministro británico, Tony Blair (Reuters, 21/11/06), lo cual delata el inicio de un reacomodo de trueques regionales que favorezcan el esquema Baker-Hamilton.

Cabe recordar que el genio de la perfidia, el sátrapa Hafez Assad, padre del presidente Bachar y perteneciente a la minoría de la secta esotérica de los alawitas, apuntalado por Alfred Heinz (alias Henry) Kissinger, fue aliado de Irán y EU contra el régimen de Saddam Hussein tanto en su guerra contra Irán en la década de los 80 como durante la primera guerra familiar bushiana contra Irak en 1991.

De acuerdo con Mike Whitney, "el núcleo central de la política exterior de EU no ha cambiado desde la década de los 80, cuando el secretario de Estado Henry Kissinger resumió nuestra participación en la guerra de Irán-Irak al decir 'espero que se maten uno al otro'. El axioma de Kissinger revela el básico odio racial y religioso de la presente política y se ha vuelto el principio organizador para mantener el imperio global" (ICH, 28/11/06). Según indiscreciones recientes de Bob Woodward en The Washington Post, el neomalthusiano Kissinger asesora a Baby Bush sobre Irak.

Inmediatamente después de la reconciliación entre Siria e Iraq se perpetró el asesinato del juvenil ministro libanés Pierre Gemayel, miembro de una familia católico-maronita también dinástica que ha sufrido varios asesinatos, e hijo del ex presidente Amin, quien debe varias facturas pendientes a diestra y siniestra, lo cual ha puesto al borde de una guerra civil y/o de su balcanización al país de los cedros. Walid Jumblat, líder socialista y jefe de la secta de los drusos, tronó contra el "régimen asesino de Damasco" y lo responsabilizó de la larga lista de asesinatos que han conmocionado a Líbano (Le Monde, 22/11/06).

Lo peor de una guerra civil, un verdadero cataclismo que muchas veces beneficia a intereses foráneos, es pretender, como en un divorcio, que una parte es la "buena" y la otra es la "mala".

En este contexto volcánico, el muy sonriente rey Abdulá de Jordania, marioneta anglosajona, proclamó que "Medio Oriente se encuentra al borde de tres guerras civiles" (Irak, Líbano y los territorios palestinos) para "2007 (sic)", con una "década o dos (sic) de violencia". Dejó permear la conexión integral de los tres contenciosos que presagian los trueques y ajustes por venir: "el problema es que EU necesita ver el panorama total. No se trata de un tema aislado. Palestina es el corazón. Está vinculado a lo que sucede en Irak, Líbano y Siria" en forma integral, por lo que había que "integrar a negociar a todas las partes en forma conjunta" (Al-Jazeera, 27/11/06). ¿Impulsa la banca israelí-anglosajona un "minicongreso de Viena" para dibujar nuevas fronteras que favorezcan sus intereses energéticos en Medio Oriente?

Más allá de fobias y filas, se configura el eje Siria-Irán-Irak (dominado por chiítas), lo cual ha puesto en ascuas a los regímenes sunitas del golfo Pérsico, en particular AS, que teme la contaminación de la desintegración de la antigua Mesopotamia y su inocultable guerra civil etnoteológica, por lo que acelera los planes para construir una muralla a lo largo de su frontera con Irak (The Times, 10/4/06).

Además de la terminación de la muralla en Cisjordania y su participación accionaria en la ignominiosa erección del muro de EU con México, Israel contempla la construcción de una pared a lo largo de la frontera con Líbano. ¿Las nuevas murallas del siglo xxi desde el Golfo de México hasta el Pérsico, tan pletóricos en petróleo, presagian las balcanizaciones en curso y por venir?

 
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