Usted está aquí: lunes 4 de diciembre de 2006 Deportes Deslucido y manso encierro de San José da al traste con el quinto festejo

TOROS

En la Plaza México, sólo 2 mil personas en la corrida a beneficio del Teletón

Deslucido y manso encierro de San José da al traste con el quinto festejo

Garibay, Téllez y Rodríguez, voluntariosos en su respectivo nivel de desempeño

LEONARDO PAEZ

Ampliar la imagen El torero Ismael Rodríguez en una de sus suertes con Cubito, el tercer astado del quinto festejo en la México Foto: Notimex

Hay filantropías que huelen a cañería, trátese de caridades por televisión o de oportunidades ante la afición, por lo que el franciscano público, ese que no sabe pero siente, ya empezó a hartarse de que la empresa, siempre con la debida autorización de la delegación Benito Juárez, incremente cada temporada el precio de las entradas sin aumentar ni remotamente su oferta de espectáculo.

De ahí que a la quinta corrida de la temporada 2006-07 en la Plaza México, no obstante que se anunciaba a beneficio del dichoso Teletón ­otra manera infructuosa de algunos por quitarse la mala conciencia­, con trabajos acudieron unas 2 mil personas cuando al coso le caben 42 mil. Vuelta al sospechosismo extrataurino.

Y no es que la tarde fuera lluviosa y fría, sino que la empresa Renovación Taurina, más dispuesta a repetir errores que aciertos ­lejos quedaron las buenas intenciones de la miniferia torista de mayo pasado­, le recetó al público un infame cartel cuadrado con tres magníficos toreros modestos que nomás no se merecían ese trato luego de sus meritorias actuaciones en esta plaza.

A lo anterior agréguese la inclusión de un hierro bien intencionado pero reciente como San José, de José Arturo Jiménez Mangas, cuyos inobjetables triunfos en novilladas no han sido refrendados en corridas de toros, no obstante su simiente española de Saltillo-Santa Coloma y el entusiasmo mostrado por su criador, y se tendrá una explicación del "preocupante" desaire de la gente a estos carteles casi diseñados por antitaurinos y no por la "nueva" empresa, que nomás no logra remontar la dura cuesta de la monotonía. A la inclusión de Sebastián Castella en la temporada seguramente habrá de seguir la del apañado Ponce.

Disparejos de presentación, algunos pobres de cabeza o anovillados, en general cumpliendo apenas en varas, agarrados al piso, unos con un peligro sordo y otros punteando y sabiendo lo que dejaban atrás, pero a la postre muy escasos de transmisión incluidos los repetidores (segundo y quinto), los de San José permitieron sin embargo ver el ánimo y la evolución respectiva de los alternantes.

Ignacio Garibay (30 años de edad, siete de alternativa y 17 corridas antes de volver a la México tras su lucida faena a uno de Santa María de Xalpa, en mayo) estuvo muy torero con Canelito, que luego de ocasionar un tumbo terminó regateando las embestidas y defendiéndose. Quieto, jugándose la piel sin aspavientos, corrió la mano en meritorios derechazos muy bien rematados, para terminar de pinchazo y entera en lo alto.

Con su segundo, Chemita, discreto de cuerna, que tomó una vara y acusó debilidad y mansedumbre, Garibay fue cogido sin consecuencias al iniciar un derechazo. Consiguió algunas tandas por ambos lados y, de repente, surgieron tres hondos pases con la diestra, largos, enjundiosos, vibrantes, así como un pase de trinchera ligado con el derechazo que calentaron fugazmente a la asamblea. Pinchó arriba y enseguida dejó un pinchazo hondo que bastó. En una plaza menos alelada lo hubieran hecho dar la vuelta.

Los aficionados esperaban con sumo interés la reaparición de Israel Téllez (27 años, cinco de alternativa y 27 corridas en lo que va del año), siniestramente obstaculizado por algunos listillos cuando despegaba con paso firme hacia un sitio de privilegio.

Esos golpes bajos, así como torear frecuentemente en plazas modestas ante públicos poco exigentes en términos de ortodoxia, siempre hacen mella, incluso en el ánimo batallador de Israel. Con su primero, Monín, al que banderilleó con efecto, bien presentado y que llegó a la muleta con recorrido pero soso, ligó tandas por ambos lsados aunque abusando del pico y aliviándose, lo que aunado a la nula emotividad del astado contribuyó al tedio de todos. Escuchó dos avisos.

Y con su segundo, Pachín, paliabierto y feo de hechuras, Téllez volvió a las andadas en chicuelinas hurtando la pierna de entrada, banderilleando sin plan e instrumentando series de pases anodinos, sin decir ni decirse nada. Oyó otro aviso y deberá reflexionar.

Ismael Rodríguez (27 años y 14 tardes este año), repuesto apenas de la cornada sufrida en Tlaxcala, pechó con el peor lote. No obstante logró momentos de gran torerismo con la muleta y un riñonudo quite por gaoneras a su primero, en respuesta a las bellas tafalleras, media invertida y brionesa de Ignacio Garibay.

 
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