Usted está aquí: martes 5 de diciembre de 2006 Política Intentará PRI evitar "roces" en la renovación de su directiva nacional

Beatriz Paredes, Enrique Jackson, Javier Oliva y Alejandro Gárate, entre los aspirantes

Intentará PRI evitar "roces" en la renovación de su directiva nacional

Vaticinan que el método de selección será por convención de delegados y en ella se hará sentir todo el peso económico y político de los gobernadores

CIRO PERES SILVA

A unos días de que se celebre el Consejo Político Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para determinar las reglas de la elección interna para renovar su directiva nacional, cobra fuerza la versión de que la nueva dirigencia será electa por el método de convención de delegados, "en la que se dejará sentir todo el peso económico y político de los gobernadores", varios de ellos aspirantes a una eventual candidatura presidencial para 2012.

Esta fórmula tiene como finalidad que exista el menor número de "roces" entre las distintas corrientes que representan Beatriz Paredes Rangel, Enrique Jackson Ramírez, Javier Oliva Posada y Alejandro Gárate Uruchurtu, que son hasta el momento los priístas que han manifestado abiertamente su decisión de participar en este proceso de relevo.

Para Oliva Posada, sin embargo, de mantenerse esta tendencia que apuntala las candidaturas de Jackson Ramírez y Paredes Rangel, "el resultado es que el partido seguiría igual, sin el cambio que le urge a este instituto político para poder transitar con éxito hacia los 14 procesos electorales del próximo año, la renovación del Congreso en 2009 y posteriormente la elección presidencial" en 2012.

De acuerdo con diversas fuentes, quienes han participado en los encuentros que los aspirantes han sostenido con sectores y organizaciones del tricolor, "se llegaría con un acuerdo planchado para evitar confrontaciones y que la secretaría general y la presidencia del partido la ocupen en un orden aún por definir Beatriz Paredes y Enrique Jackson".

De una parte, Enrique Jackson Ramírez carga con la pesada losa de haber perdido la única elección en la que ha participado, aquella en la que el grupo llamado Unidad Democrática impulsó un proceso para elegir a quien enfrentaría a Roberto Madrazo Pintado, por la candidatura del PRI a la Presidencia de la República, y por si fuera poco el haber perdido con el ex gobernador del estado de México, Arturo Montiel, el aspirante de ese grupo con el perfil político más bajo, pero que contó con importantes apoyos económicos, mismos que lo hicieron caer días después de su elección.

Por otro lado, Paredes Rangel perdió en una contienda con el mismo personaje, Roberto Madrazo, en la carrera por la presidencia del partido.

Hace unos días Jackson Ramírez encabezó una reunión con 30 diputados federales con quienes comentó sus puntos de vista sobre el futuro del PRI y la relación que este partido debe guardar con el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.

En esta reunión, como las que han sostenidos todos los aspirantes a la presidencia nacional del tricolor, el planteamiento central fue la unidad del partido, ya que hay una convicción que comparten todos los priístas en el sentido de que un instituto político dividido, no sólo no dará dividendos positivos para sus militantes, sino que tampoco logrará incidir en las definiciones y determinaciones del próximo gobierno.

Los aspirantes también han escuchado de parte de sectores de organizaciones, que la próxima contienda por la directiva nacional "es un asunto que deberá resolverse en casa, con pleno respeto a la opinión de todos los contendientes, con la capacidad de resolver los asuntos internos y externos con civilidad y donde tendrá que ponderarse no el pragmatismo, sino los valores de los aspirantes".

Todos han advertido que la renovación de la dirigencia "rebasa la decisión de un solo hombre".

Sin embargo, no deja de pesar en el ánimo de los priístas, que se trata de un nuevo enfrentamiento entre el grupo madracista y otro identificado con personajes como Francisco Labastida, confrontación que le ha dejado al PRI una serie de derrotas o triunfos por un mínimo margen, es decir, una permanente pérdida de presencia política a escala nacional, como lo muestra la reciente composición del Congreso y el tercer lugar en el que quedó ubicado tras el proceso electoral del pasado 2 de julio.

 
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