Usted está aquí: martes 12 de diciembre de 2006 Opinión Agresión a la UNAM

Javier Flores

Agresión a la UNAM

Lo dicho por el diputado Raúl Padilla Orozco, del Partido Acción Nacional, es una burda provocación. Lo que hay en el fondo son otras cosas: un proyecto de presupuesto del Ejecutivo que reduce los recursos a la educación en general y, en particular, a las universidades públicas. Dentro de esta propuesta hay una especial dedicatoria a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a la que se quitan 900 millones de pesos. Esta es la realidad que encierra un proyecto de país en retroceso. En el camino sueltan a los provocadores, quienes revelan con cinismo cómo dentro de un partido que llegó al poder de manera ilegítima existen grupos que sienten un profundo odio hacia la educación pública en nuestro país, y especialmente contra la UNAM.

Pero eso no es lo importante. No debemos caer en estas trampas. La respuesta de los universitarios no va a producirse cuando los provocadores (de uno u otro signo) lo decidan. El Ejecutivo presentó su proyecto presupuestario. Ahora todo, o casi todo, queda en manos de los legisladores. El PAN ha descalificado lo dicho por Padilla. Pero veamos qué es lo que realmente pasa a la hora de modificar el presupuesto. Se abre además otro frente: la Secretaría de Educación ­Josefina Vázquez Mota­ se ha referido a la UNAM como una institución de excelencia. Pero el golpe ya está dado, ella tiene que respaldar el proyecto que Calderón envió al Congreso. A cambio, ofrece unas reuniones con los rectores de las universidades públicas ante la Secretaría de Hacienda, para tratar lo que llama: "ajustes presupuestales".

Más claro ni el agua... de hace 30 o 40 años, pues ahora es bastante turbia. Se trata de condicionar la entrega de recursos adicionales a las universidades públicas, es decir, migajas, a cambio de la lealtad al gobierno de Felipe Calderón. No creo que en todos los casos lo consigan, al menos no en el caso de la UNAM. Los diputados y senadores son quienes pueden desactivar esta farsa. Los legisladores de todos los partidos, en especial los del Partido Revolucionario Institucional, tienen una gran responsabilidad con el pueblo de México. Hay que recordar que el artículo tercero constitucional ha sido una de las bases para la construcción del México moderno. La defensa de la educación pública, laica y gratuita está en la médula de todos los conflictos que han definido lo que es nuestro país.

Si los legisladores nos dejan solos, los universitarios encontraremos qué hacer. Frente a la ignorancia, las provocaciones y el neoscurantismo, sólo puede anteponerse la fuerza de la razón.

¿Qué significa la propuesta de Felipe Calderón? En su campaña se refirió a la construcción de un México moderno, competitivo, del siglo XXI. Numerosos estudios muestran que para lograr estos objetivos es indispensable el fortalecimiento de la educación superior, la ciencia y la tecnología. Pero su gobierno decide de entrada reducir los recursos a estas áreas. ¿Por qué? Porque su propósito es falso.

Hace algunos años participé en la realización de un estudio comparativo entre las naciones de Asia del este y Latinoamérica. Al examinar las bases del éxito de países como Corea, Singapur, Hong Kong y Tailandia, los llamados tigres asiáticos, encontré, junto con otros autores, como Juan Carlos Villa Soto y Guillermo Cardoza, que a las naciones latinoamericanas, una vez alcanzada la estabilidad macroeconómica, se les plantea como reto adoptar una política de industrialización dirigida hacia los mercados externos. ¿Qué fue lo que hicieron en su momento los países asiáticos? Adoptaron una estrategia orientada hacia las exportaciones, para lo cual tuvieron que invertir en educación e investigación, lo que les permitió ingresar rápidamente en un escenario de aprendizaje e innovación que los condujo al incremento de la productividad y competitividad y a la exportación de manufacturas.

En otras palabras, la experiencia mundial muestra que para encarar exitosamente la competencia internacional se requiere de la educación en todos los niveles y del fortalecimiento de la investigación científica y tecnológica. Si no me creen, pregunten a José Angel Gurría, quien dirige actualmente la OCDE. Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué en México se decide la reducción de los recursos para la educación y la investigación científica y tecnológica? Tengo una hipótesis: México ha sido un país muy rico que se convirtió en el paraíso del saqueo. Podemos tener a los hombres más acaudalados del planeta coexistiendo con los niveles más bajos en comprensión de lectura entre los jóvenes, al igual que en matemáticas y ciencias.

El proyecto modernizador de Felipe Calderón se revela como una farsa. En términos de competitividad no vamos a ningún lado. No está representado en el gobierno un sector de empresarios ubicado en el siglo XXI con visión de largo plazo, como nos han querido hacer creer. Lo que hay es un partido que busca ensanchar la ignorancia de la población para favorecer la depredación de los pocos recursos que nos quedan.

Pero a lo largo de la historia los mexicanos hemos logrado crear instituciones académicas sólidas que pueden ser la base para el despegue educativo y científico-técnico de México. Hemos creado una universidad de clase mundial, la UNAM, a la que en lugar de atacar se debería fortalecer. Es una institución laica y gratuita, promotora de la capilaridad social, abierta a todas las corrientes de pensamiento, en la que se realiza más de la mitad de la investigación científica nacional en todos los campos del conocimiento, y que difunde a toda la población la ciencia y la cultura. Ha estado presente en los momentos claves de la historia de México. Es la hora de defenderla.

 
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