Usted está aquí: jueves 14 de diciembre de 2006 Mundo El ex dictador etíope Mengistu Haile Mariam, condenado por genocidio

Varias ONG dudan de la imparcialidad del proceso

El ex dictador etíope Mengistu Haile Mariam, condenado por genocidio

STEVE BLOOMFIELD THE INDEPENDENT

Adis Abeba, 13 de diciembre. El ex dictador de Etiopía Mengistu Haile Mariam, quien asesinó a miles de opositores políticos e ignoró la hambruna que mató a un millón de personas, fue encontrado el martes culpable de genocidio por una corte etíope.

El autoproclamado marxista fue juzgado en ausencia durante un proceso que duró 12 años, después de que huyera a Zimbabwe tras el colapso de su gobierno, en 1991.

Varias organizaciones de derechos humanos dijeron tener dudas sobre la imparcialidad del proceso, pero afirmaron que era importante que las víctimas de la represión sientan que se hizo justicia.

Mengistu llegó al poder en 1974 después de que la junta militar Dergue derrocó al emperador Haile Selassie. Poco después, instigó una purga de opositores políticos en lo que se conoció como el "terror rojo".

Los opositores eran detenidos; algunos eran ejecutados a tiros, otros a garrote vil, y sus cuerpos arrojados a la calle.

El veredicto en el juicio a Mengistu ocurre cuando líderes africanos acusados de aterrorizar a sus pueblos han comenzado a sentir que la justicia los alcanza.

El ex presidente liberiano Charles Taylor, cuyo reino de terror lo vio liderar movimientos rebeldes tanto en Liberia como en la vecina Sierra Leona durante los años 90, nunca creyó terminar confinado en una celda en La Haya.

Cuando salió de Liberia en 2003 hacia un exilio de lujo en Nigeria, Taylor fue despedido por un coro religioso que entonaba elogios para él, quien desde lo alto de un trono forrado de terciopelo, recibía las alabanzas de sus simpatizantes.

Pero tras las elecciones en Liberia, la nueva presidenta, Ellen Johnson Sirleaf, pidió su extradición e hizo que una corte respaldada por Naciones Unidas juzgara en Sierra Leona a los caciques de su país.

Mientras, el conocido como "Pinochet africano", el ex dictador de Chad Ghissene Habre, también fue llevado a juicio. Será juzgado en Senegal, donde se exilió después de que la Unión Africana exigió que se le procesara "en nombre de Africa".

El año pasado, un juez belga emitió una orden de arresto internacional acusando al ex presidente de perpetrar crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y torturas durante su régimen, de 1982 a 1990.

"Aun en Africa, el último bastión de impunidad, hemos visto a líderes africanos adquirir un compromiso con la justicia", señaló Reed Brody, consejero legal para la organización Human Rights Watch.

"Es un proceso desigual, y se les tiene que arrastrar mientras gritan y patalean, pero definitivamente estamos viendo una tendencia en que personas que han cometido genocidios están siendo obligados a rendir cuentas", agregó.

Lo ocurrido en Etiopía fue más bien un caso de "justicia del victorioso", debido a que Mengistu fue juzgado por un juez nombrado por el gobierno que lo derrocó.

El magistrado Medhen Kiros dijo a la corte: "Los miembros del Dergue (la junta militar de Mengistu) que están presentes ante la corte hoy y aquellos que son juzgados en ausencia han conspirado para destruir a un grupo político y además asesinar a personas gozando de impunidad".

Pese a que el terror rojo afectó a miles, fue la respuesta indolente a los hechos de 1984 lo que, de manera discutible, causó más muertes. Se estima que un millón de personas murieron durante la desesperada hambruna que llamó la atención del mundo.

Imágenes filmadas por el legendario camarógrafo Mo Amin, también lanzaron el concierto Live Aid, de Bob Geldof, en un intento mundial de reunir fondos para la asolada Etiopía.

Mientras, Mengistu empleaba todo su tiempo en los preparativos del décimo aniversario de la revolución. Dawit Wolde Giorgis, miembro del comité central de Mengistu encargado de adoptar medidas ante la sequía, afirma en sus memorias que el emperador solía hablar de la posible hambruna refiriéndose a "esos insignificantes problemas humanos".

Durante su reinado de 17 años, decenas de miles de personas fueron asesinadas, torturadas o encarceladas, y unos 700 mil campesinos fueron obligados a abandonar sus lugares de residencia en un esfuerzo por diezmar el apoyo que los insurgentes tenían en el norte del país.

Esos rebeldes eran encabezados por Meles Zenawi, quien asumió el poder en 1991. Sigue siendo primer ministro después de ganar un tercer mandato en las elecciones que se celebraron el año pasado.

A pesar de que se espera que Mengistu sea condenado a muerte cuando se dé a conocer la sentencia el próximo 28 de diciembre, con toda probabilidad el ex líder pasará el resto de sus días viviendo con relativos lujos en Zimbabwe.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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