Usted está aquí: sábado 16 de diciembre de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Dicen no a "mano ajena" que atente contra la famiglia feliz

El colmo, Televisa y Tv Azteca hablando de prácticas monopólicas

Pago de favores

Primera conferencia de prensa, primer espaldarazo público al duopolio televisivo: el gobierno calderonista "no planea" autorizar una tercera cadena de televisión en México. En el peor de los casos, se limitará a consentir nuevas estaciones de radio y Tv en "ciudades susceptibles de ser atendidas" con estos servicios, según anuncio oficial del flamante secretario de Comunicaciones y Transportes de la "continuidad", Luis Téllez.

Apenas consumido el 0.68 por ciento del tiempo que la Constitución le otorga, el nuevo gobierno canceló cualquier posibilidad de que una "mano ajena" intervenga en el feliz mundillo de la televisión en México y le apeste el negocio a la famiglia del canal de las estrellas y empresas que la acompañan, Tv Azteca incluida.

Entre sus sabias decisiones sobre cómo cubrir las facturas por los "favores" recibidos en campaña, el mini inquilino de Los Pinos no pudo seleccionar mejor medio de pago para dicho duopolio que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ni personal más indicado que el propio Téllez.

Quince días después de estrenarse en el cargo público que la famiglia le consiguió, Luis Téllez (el ex aliado de Televisa ­vía The Carlyle Group­ en su intentona por quedarse con la cadena Univisión y ex integrante del consejo de administración de Cablevisión, propiedad de Televisa) dijo que no habrá tercera cadena nacional de televisión en este país del canal de las estrellas, porque Calderón dejó claro ("100 acciones para los primeros 100 días de gobierno") que "se identificarán las ciudades susceptibles de ser atendidas con nuevos servicios de radio y televisión, tanto comercial como cultural, educativa, comunitaria y oficial, a efecto de iniciar los procedimientos de licitación pública o permisionarios, según se trate, durante el primer semestre de 2007". Hasta allí.

Tiene sentido la decisión calderonista, porque romper el esquema sería por demás peligroso para alguien que llegó por la puerta trasera a la Presidencia de la República. Alterarlo, equivaldría a darle entrada no a un tercero, sino a muchos más grupos televisivos que ­por fin­ abrieran la posibilidad de ofrecer algo más allá de la cretinización ­valga el término­ promovida por el duopolio. Autorizarlo, en pocas palabras, sería igual, ni Dios lo quiera, a democratizar los medios electrónicos que por obra y gracia de la concesión pública operan en el país, la mayoría de ellos con el indeleble sello Televisa.

Bien por Calderón y el personero de Televisa en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, quienes sin rubor alguno han dejado, como en los mejores tiempos tricolores, que se utilicen esas concesiones para la difusión de campañas sucias en contra de todo aquel que se oponga a sus fines ­sean éstos políticos, económicos o ambos­, altere sus planes o intente limitar sus de por sí bastos campos de acción.

Lo mejor del caso es que dicen los jilgueros de la "continuidad" que el nuevo inquilino de Los Pinos desenvainó la espada para combatir los monopolios y los grupos empresariales concentradores de la actividad económica en el país, o lo que es lo mismo, a aquellos que generosamente abrieron sus carteras para financiar campaña, propaganda y guerra sucia en contra de los opositores del michoacano. Habrá que verlo.

En vía de mientras, Televisa y Tv Azteca, amén de sus apéndices impresos, desarrollan una feroz campaña (aderezada con la tradicional cursilería y amarillismo que ambas utilizan) en contra de la parte mexicana que eventualmente conformaría, junto con la trasnacional General Electric, la tercera cadena nacional de televisión, es decir el empresario Isaac Saba (uno de los barones de este país y ex accionista de Tv Azteca) y su monopolio de medicamentos. Van por la tercera semana consecutiva, aunque podría desaparecer ahora de las pantallas, tras que su secretario de Comunicaciones confirmó en público lo que ya les había garantizado en privado.

Por lo demás, los dueños del duopolio deberían amonestar a los encargados de sus noticieros, porque recién se enteran de que la familia Saba monopoliza el mercado de los medicamentos en el país, lo que sucede desde hace cinco décadas, cuando menos. Sólo hasta ahora que sienten sus duopólicos intereses amenazados es cuando "se dan cuenta" que en este país existen monopolios (ajenos, desde luego, porque los propios no los denuncian).

Por sus prácticas y excesos, Isaac Saba no es un empresario precisamente defendible. Tampoco su eventual participación en la televisión garantiza. Pero Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego son los menos indicados para "denunciarlo", porque actúan de la misma forma. Por ejemplo, el dueño de Tv Azteca se "enteró" de la existencia del Fobaproa y de la evasión fiscal de Roberto Hernández a la hora de vender Banamex a Citigroup sólo hasta que el secretario foxista de Hacienda, Francisco Gil Díaz, le negó autorización para su buró de crédito, a quienes "denunció" (en realidad una campaña sucia, utilizando para ello la concesión pública de la que goza), acción que se prolongó hasta que le palomearon el nuevo negocio. Después, "olvidó" al Fobaproa y a Roberto Hernández. Para el caso Televisa sobran las muestras (la ley que lleva su mote, la más reciente).

Las rebanadas del pastel

Mal haría el gobierno de la "continuidad" actuando de otra manera; podría caérsele la "legitimidad" que le otorga el canal de las estrellas. Ello, a pesar de la advertencia de la Comisión Federal de Competencia: "en México son realmente altos los niveles de concentración en televisión abierta y restringida... es necesario crear oportunidades para el desarrollo de canales de televisión abierta alternativos, que introduzcan mayor competencia en las actividades comerciales de los operadores establecidos, y que contribuyan a la pluralidad y diversidad de voces y contenidos en beneficio de la sociedad".

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