Usted está aquí: domingo 17 de diciembre de 2006 Estados Recuperar identidad cultural, reto de familias ñahñús en Querétaro

Para ser aceptadas, hace 12 años dejaron de hablar su lengua de origen y vestir sus trajes típicos

Recuperar identidad cultural, reto de familias ñahñús en Querétaro

Anhelan superar la mendicidad y encontrar un mercado para continuar la producción de artesanías

MARIANA CHAVEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Una otomí borda un mantel en el municipio de Amealco de Bonfil, Querétaro Foto: Demián Chávez

Ampliar la imagen Indìgenas de la colonia Nueva Realidad, en Querétaro, formaron la agrupación Nuevo Amanecer, con la que buscan volver a comercializar muñecas, bolsas y otras artesanías Foto: Arturo Campos

Querétaro, Qro., 16 de diciembre. Los habitantes de Nueva Realidad, una colonia fundada hace 12 años en la capital del estado, por indígenas otomíes (o ñahñús, como se llaman a sí mismos), se debaten hoy entre seguir siendo indigentes de la urbe o recuperar su identidad cultural, consistente en su lengua y traje típico, a los que renunciaron para no ser objeto de burlas, y la producción de sus artesanías, que dejaron, pues en esta ciudad el comercio ambulante está prohibido.

Nueva Realidad fue funda- da en 1994 por 45 familias procedentes de los poblados indígenas de Santiago Mexquititlán y San Ildefonso, municipio de Amealco de Bonfil, y pronto se integraron al Frente Independiente de Organizaciones Zapatistas (FIOZ), que mediante manifestaciones exigía a las autoridades municipales y estatales la dotación de servicios básicos en asentamientos irregulares.

Pero durante la gubernatura y presidencia municipal de los panistas Ignacio Loyola Vera (1997-2003) y Francisco Garrido Patrón (1997-2000), los líderes del FIOZ Anselmo Robles, Jerónimo Sánchez y Pascual Lucas Julián ­este último indígena ñahñú­ fueron encarcelados y sentenciados por despojo y fraude, entre otros delitos.

Los habitantes de Nueva Realidad, donde ahora habitan 96 familias, casi 450 personas recibieron entonces, como promesa de las autoridades panistas, la obtención de apoyos si abandonaban al FIOZ, pues "les conviene estar mejor con el gobierno que con su propia gente", según recordó Lucía Gervacio, indígena que recibió la promesa de escrituración de su vivienda que nunca le cumplieron.

Lucía Gervacio explicó que su familia abandonó su comunidad porque la agricultura dejó de ser rentable. "Mis papás ya tenían tiempo de salir a vender a la ciudad pero regresaban, poco a poco, hasta que una vez se quedaron en la capital del estado y pues nosotros también nos venimos y fundamos Nueva Realidad", explicó.

Ante la falta de estudios básicos los indígenas que radican en zonas urbanas son relegados para desempeñar una actividad laboral, por lo que no pueden "sacar adelante a la familia", explicó Lucía Gervacio.

Además ya no pueden comercializar sus artesanías, pues los inspectores les piden que se regresen a su rancho, "pues aquí nadie los necesita, nadie los quiere".

Tampoco cuentan con un espacio para comercializar las muñecas, servilletas, bolsas y otras manualidades, pues en Querétaro está prohibido el ambulantaje y para vender o colocar cualquier mobiliario en la vía pública es requisito indispensable tramitar un permiso o licencia ante la presidencia municipal.

Lucía Gervacio recordó que para comercializar sus artesanías en el centro histórico tenían que estar "al pendiente de los inspectores" municipales, pues en un descuido se llevaban sus artículos por no contar con un permiso para vender en la vía pública.

"A mí me ha tocado que le digo al inspector 'pero si yo no estoy vendiendo, estoy aquí un rato', y me responde 'pues sí, pero quítate porque estorbas'; y le pregunto, 'pero, ¿por qué no puedo estar aquí un rato?', y me contesta 'pues porque estorbas, te ves mal ahí'", relató la indígena.

Por lo anterior estos habitantes de la ciudad se ven obligados a cambiar de actividad económica y ahora se dedican a la venta de frituras en las calles, pues "le sacan más a la venta de papas, a la garbanza y al dulce", aunque muchos también piden limosnas, explicó el promotor comunitario Salvador Carmona.

Ante esta situación, Salvador Carmona las convenció de que se organizaran y recibieran capacitación mediante un programa de la Secretaría del Trabajo estatal para retomar la fabricación de artesanías.

De esta forma, unas 15 mujeres de Nueva Realidad formaron la agrupación Nuevo Amanecer, con la que intentan comercializar muñecas, bolsas y otros artículos, pero aún buscan el espacio idóneo para vender sus productos.

El nombre de Nuevo Amanecer lo ideamos al "pensar qué vamos hacer, cómo vamos a vivir, a sacar adelante a nuestras familias, pues es bien difícil trabajar cuando no se tiene un lugar o te discriminan, como cuando te dicen 'es que tú eres una india y vienes de allá y lo único que sabes hacer es vender y traer a tus niños a la calle y se ve muy mal'", explicó.

Con este proyecto algunas indígenas ñahñús buscan rescatar la identidad cultural que han perdido en la Nueva Realidad, pues las muñecas que bordan tienen una similitud en su vestir y en su físico, además de que pretenden rescatar su lengua materna.

Carmona, quien impulsa entre estos indígenas proyectos productivos, explicó que la mayoría de los pobladores de Nueva Realidad no hablan su lengua natal fuera de su domicilio para evitar ser objeto de burla; tampoco la enseñan a sus hijos por la misma razón; además su traje típico ya no lo usan por "pena".

Los adolescentes sí entienden el ñahñú pero ya no lo hablan, mientras los niños lo desconocen totalmente pues sus padres creen que de esa forma evitarán las burlas en las escuelas a las que asisten, refirió.

 
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