Usted está aquí: viernes 22 de diciembre de 2006 Capital Piden garantías para ser reubicados, en Las Golondrinas

Piden garantías para ser reubicados, en Las Golondrinas

ROCIO GONZALEZ ALVARADO

Ampliar la imagen Desde hace poco más de tres meses familias damnificadas viven en un albergue habilitado por las autoridades

Instaladas en albergues desde hace poco más de tres meses por los daños que presentan sus viviendas, provocados por las oquedades en el subsuelo de la colonia Las Golondrinas, en la delegación Alvaro Obregón, las familias damnificadas aseguran estar dispuestas a reubicarse a un sitio seguro, pero siempre y cuando las autoridades les ofrezcan garantías de que los apoyarán para construir sus nuevas moradas.

"Si ya no hay modo de seguir habitando aquí, no podemos oponernos, pero de menos sí quisiéramos que nos den algún reacomodo en un lugar donde quepamos todos", dice María Miramar, quien encabeza una familia de 26 integrantes, que resultó ser una de las más afectadas al ser demolida su vivienda, que de un día para otro "comenzó a tronar en techos y paredes".

Sin su patrimonio, esta mujer de 50 años, con cinco hijos que han hecho sus propias familias dentro del hogar materno, ocupa todos sus días en trasladarse del albergue en el Centro Social Presidentes, ubicado calles arriba de la zona siniestrada, al lugar donde antes se encontraba su casa.

En la esquina de Lázaro Cárdenas y José Capula, con su morralito al hombro, observa desde lejos los trabajos que realiza el personal de la delegación en el relleno de las cavernas detectadas. Inclusive, comenta, dejó su trabajo como chalán de albañilería en la obra en la que labora su esposo, para estar al tanto de los avances en las obras.

"En cuanto veo que hay poco movimiento, enseguida voy a preguntar a la delegación, porque no queremos que nos dejen en el olvido", menciona al señalar que no hay nada como estar en su casa, pero no tienen recursos para moverse a otro lado. "Estamos a expensas de las opciones que nos ofrezcan", reconoce.

En una situación similar se encuentra la familia de don Francisco Delgado, que decidió quedarse a vivir en su casa de dos niveles y medio, aun cuando la mitad de ella se encuentra inhabilitada con apuntalamientos en las paredes por las grietas que presenta.

Gloria, una de sus hijas, comenta que el único que se resiste a dejar el hogar es su padre, pero el resto de la familia, integrada por cinco hijos, cada uno con su familia, está decidida a ser reubicada, pero con las debidas garantías de que van a ser apoyados.

 
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