Usted está aquí: domingo 24 de diciembre de 2006 Cultura La historia del mural Ejercicio plástico, digna de una novela

La trama de sótanos que rodeó al mural alcanzó la vida privada de Siqueiros

La historia del mural Ejercicio plástico, digna de una novela

A la muerte de Natalio Botana se buscó "adecentar" la obra, hasta quedar cubierta por una capa de cal

Artistas locales llaman a comenzar una campaña continental para rescatar la creación

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Siqueiros pronuncia un discurso en un mitin al que asistieron Paul Eluard y el escritor cubano Juan Marinello Foto: Cortesía Sala de Arte Público Siqueiros

Buenos Aires, 23 de diciembre. La increíble historia del mural de David Alfaro Siqueiros siguió en estos espacios de sombras, cuando irrumpió también en la vida privada del muralista, al comenzar las diferencias con su mujer, Blanca Luz Brum, que como parte de esta novela también de sótanos, terminó convirtiéndose en amante de Natalio Botana.

Botana había llevado al espacio público al muralista mexicano cuando lo llamó para ilustrar el primer número de su revista de arte, donde escribían Jorge Luis Borges y Ulises Petit de Murat, que también hablaron sobre aquel mural, único en sus características.

Siqueiros, que salía de una experiencia doblemente difícil, en lo artístico y lo afectivo, dejó un mural cargado en muchos aspectos. Era la figura de su mujer la que quedó pintada en aquel sótano. Y no hay nadie de aquel mundo intelectual, ni periodista, pintor, escritor o crítico de arte, que no recuerde lo que se habló de la gran fiesta de Botana, cuando se terminó el mural. Allí estaban todos los actores de este juego de laberintos amorosos y artísticos, como la esposa del muralista y amante del dueño de casa, Blanca Brum, junto a Siqueiros .

Para el pintor no habrán sido fáciles aquellos días y por eso, piensan muchos, volvió fuertemente apasionado a su actividad política en mítines sindicales, que llevaron a su expulsión del país. Venía de tres meses intensos que lo habían encerrado en un sótano, donde su obra quedó aprisionada.

Llamado a las masas

Detrás quedaba en la Buenos Aires de entonces el debate que Siqueiros dejó en el aire como un revulsivo, llamando a un movimiento artístico que llevara el arte a las "grandes masas populares" y muchas de sus declaraciones que produjeron convulsiones en el medio intelectual en un momento de cambios en el país.

Alvaro Abós consultó a Helvio Botana, el hijo de Natalio, para escribir la biografía de éste, quien describe lo que provocaba el mural: "Era como estar dentro de un huevo redondo, el piso, las paredes cóncavas, el techo todo decorado con motivos de fondos de mar. Estar allí era como estar adentro del mar: plantas, peces, elementos marinos".

Otro hablaron de la enorme magia de aquel Ejercicio plástico y mencionan la idea de una gran burbuja que toca al espectador.

Pero la historia misma de la casa también sirvió para enterrar mucho más tiempo aquella obra de arte, ya que a la muerte de Botana, en 1941, vinieron feroces peleas sucesorias y otros se quedaron con la casa e incluso intentaron "adecentar" la obra, hasta terminar ocultándola con una capa de cal.

Finalmente, uno de los tantos propietarios de aquella casa, Héctor Mendizábal, fue quien llamó en 1990 al restaurador mexicano Manuel Serrano para rescatar aquel Ejercicio plástico, que no sucumbió a los intentos de destrucción.

El rescate, que tenía una intención comercial más que artística, requirió de "los más sofisticados adelantos de la técnica. El mural, que tenía sobre sí nada menos que una casa, fue despojado de su entorno. Su superficie fue adelgazándose desde el exterior hasta ser reducida a 10 milímetros de espesor y blindada con una resina sintética de alta resistencia. Material que asegura hoy como ayer su pervivencia, cuidando su estructura y posibilitando su traslado sin riesgo", precisa la crítica de arte argentina Ana Martínez Quijano.

Recuerda que "como este rescate se organizó inicialmente con la intención de comercializar el mural, se dividió en trozos para introducirlo en dos contenedores. Sin embargo, un destino adverso pareciera impedir que esa obra vea la luz. Problemas judiciales aún lo mantienen en la sombra".

La increíble saga de la pintura mural, cortada en pedazos y mantenida en contenedores, no termina y los litigios judiciales se suceden e impiden moverlo o exhibirlo. Una oscura lucha de intereses mezquinos pone en peligro el salvataje definitivo.

En noviembre de 2001, en el contexto de intensas peleas para determinar quién es el dueño de aquel mural, la Cámara de Diputados de Argentina declaró por ley monumento histórico a la obra de Siqueiros, según consignó entonces el diario Clarín.

De acuerdo con un peritaje realizado en enero de 2003 por expertos argentinos, el mural podría estar afectado por una "enfermedad estructural grave", pero la entonces subsecretaria de Cultura de la Nación, Magdalena Faillace, negó este deterioro y en cambio habló de una necesaria restauración.

"Milagrosamente, ya que no está en las condiciones que requiere, el mural está en buen estado", dijo entonces la funcionaria argentina.

Ahora otra vez todo comienza a moverse. Doris Carpani, viuda de Ricardo Carpani, y artistas locales, hablan de la necesidad de un gran movimiento en América Latina y el mundo para obligar finalmente a decidir el destino de esta obra, que es también un patrimonio de la humanidad. "Ni su fuerza expresiva, ni su indudable valor estético e incluso económico lograron desenterrarla. Los solitarios personajes horadan el vacío con sus ojos, buscando esos ojos que no los miraron y esos mensajes que no se cruzaron. Sin espectadores que brinden sentido a la creación, el mural provoca la angustia de un destino que no se cumplió", escribió Martínez Quijano.

Parece que ha llegado el momento de que finalmente se desentierre esta obra, se abran los contenedores que resguardan, pero también ocultan, ese sueño perdido, novela inconclusa. Una obra imaginada para un mundo abierto y no el cerrado de un sótano.

 
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