Usted está aquí: domingo 31 de diciembre de 2006 Mundo Atentado atribuido a ETA deja 2 muertos y 26 heridos en Madrid

Rodríguez Zapatero anuncia la suspensión del diálogo con la agrupación armada

Atentado atribuido a ETA deja 2 muertos y 26 heridos en Madrid

Otegi asevera que el gobierno español no ha hecho "ni un solo gesto" en 9 meses de alto el fuego

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al condenar el atentado con un coche bomba en el aeropuerto Madrid-Barajas.FOTO Reuters

Ampliar la imagen Arnaldo Otegi (segundo de izquierda a derecha), tras la conferencia de prensa en la que expresó su solidaridad con las víctimas del ataque Foto: Ap

Madrid, 30 de diciembre. Un atentado con coche bomba en "nombre de ETA" fue perpetrado esta mañana en el aeropuerto de Madrid-Barajas, el cual dejó un saldo de al menos 26 heridos y dos ecuatorianos muertos. El ataque provocó que el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciara la suspensión del diálogo con el grupo independentista armado vasco.

El gobierno autonómico vasco declaró, por conducto de su vocera, la nacionalista moderada Miren Azcarate, que "no quiere y no puede dar por roto el proceso de paz". A su vez, el líder de la coalición separatista Batasuna, Arnaldo Otegi, aseguró que el atentado no rompe con el proceso de resolución del conflicto vasco, y aseguró: "el cese el fuego permanente es la única alternativa razonable, democrática y eficaz para que el escenario cambie en nuestro país".

Nueve meses de alto el fuego

ETA declaró hace nueve meses un "cese el fuego permanente", con lo que se esperaba que avanzara el proceso de pacificación entre el gobierno español y el separatismo vasco, a pesar de que la oposición conservadora del Partido Popular mantuvo su oposición a que desde el Estado español se "negociara con terroristas".

"He ordenado suspender todas las iniciativas para desarrollar el diálogo" con ETA, señaló Rodríguez Zapatero poco después del atentado, cometido alrededor de las nueve horas locales. En el ataque se utilizaron unos 200 kilos de explosivos colocados en una furgoneta que estaba en el estacionamiento de la terminal 4, cuyos accesos fueron bloqueados durante toda la mañana, lo cual obligó a la suspensión de los vuelos durante ese lapso.

Ante la gravedad de los hechos, el mandatario español suspendió sus vacaciones y se trasladó a Madrid para dirigir el gabinete de crisis del gobierno, además de dar un mensaje a la nación, que fue retransmitido por todas las televisiones del país. Con el gesto serio, Rodríguez Zapatero reconoció que éste ha sido un día "duro y difícil".

Aseveró: "es el paso más equivocado e inútil que han podido dar los terroristas, ya que va contra lo que el futuro va a acabar imponiendo en nuestro país". Asimismo, reiteró que "con violencia no hay diálogo, ningún tipo de diálogo".

Con esta afirmación quedó formalmente roto el proceso de paz, que comenzó el pasado 22 de marzo, cuando ETA decretó el alto el fuego permanente, en lo que se consideraba podía ser el primer paso para alcanzar la pacificación definitiva del histórico conflicto en el País Vasco.

Rodríguez Zapatero también destacó que en estos momentos "no se cumplen las condiciones de la resolución que aprobó el Parlamento en el 2005", en la que él mismo pidió autorización a la Cámara para iniciar contactos y un eventual diálogo con ETA para firmar la paz definitiva.

Alrededor de las ocho de la mañana, un informante anónimo ­que dijo hablar en "nombre de ETA"­ alertó en tres ocasiones de la inminente explosión de un coche bomba en el estacionamiento de la terminal 4 del aeropuerto madrileño, con llamadas a los bomberos de Madrid, a la Ayuda en Carretera de San Sebastián y a la agencia de información Vasco Press. El interlocutor precisó la hora de la deflagración, así como la matrícula, el color y la marca del vehículo.

A las nueve de la mañana, ya con la zona acordonada y desalojada por el operativo puesto en marcha por la policía española, se escuchó una potente explosión, que destruyó prácticamente todo el edificio. La imponente humareda y el temor a un nuevo atentado obligó a las autoridades a suspender durante más de cuatro horas el tráfico aéreo y a desalojar a los miles de viajeros que se encontraban en la terminal.

Las autoridades informaron de la desaparición de los ecuatorianos Diego Armando Estacio Sivisapa y de Carlos Alfonso Palate, que al parecer se hallaban en sus autos, en la terminal, esperando a familiares. Se temía que hubieran perecido bajo los escombros, sin que hasta el cierre de esta edición los bomberos los hubieran encontrado, pero un cable de Dpa señaló que la muerte de ambos "fue comunicada oficialmente por la cancillería española a la de Ecuador".

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, confirmó que la explosión fue "muy potente y muy importante", al señalar a ETA como la responsable del siniestro. Aseveró que este ataque "interrumpe y rompe el alto el fuego permanente; algo que es incompatible con el diálogo en cualquier democracia".

A la espera de que se dé a conocer un comunicado de ETA, el dirigente de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, compareció también ante los medios para expresar su "solidaridad" con las víctimas del atentado y para instar al gobierno y a los agentes políticos a que "no den por roto" el proceso de paz, no retornar al escenario anterior al 22 de marzo, al considerar que el éxito de este proceso es la única alternativa.

El dirigente de la ilegalizada Batasuna citó algunos de los escollos que están dificultando el proceso, al resaltar que en los nueve meses de alto el fuego el gobierno español no ha hecho "ni un solo gesto" en cuestiones como el acercamiento de presos ni en la presión judicial contra las organizaciones procesadas por su vinculación a ETA.

El gobierno autonómico vasco también rechazó la ruptura el proceso de paz con ETA, pero condenó el atentado: "si hay bombas no hay tregua, y si hay tregua no puede haber bombas". La vocera Azcarate responsabilizó de la ruptura del diálogo a los que dieron la orden de empañar los anhelos de paz de la sociedad vasca.

El principal líder de la oposición, el conservador Mariano Rajoy, mantuvo el mismo discurso desde el inicio del proceso, al exigir al gobierno que "dé por roto el diálogo con ETA y el proceso de paz", al tiempo que le instó a cambiar su política antiterrorista, que, a su juicio, es errática y ha servido para "fortalecer" a la organización armada.

Mientras, el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, señaló que estamos ante la "ruptura unilateral" de la tregua por parte de ETA, lo que provoca la "interrupción" del proceso de paz.

El gobierno de Quito condenó el atentado y expresó su solidaridad con la familia de los dos ecuatorianos muertos, así como con el gobierno y el pueblo de España.

También el gobierno de México condenó "enérgicamente" el atentado y expresó "su solidaridad a las víctimas y sus familiares afectados (...) así como al pueblo y al gobierno de España".

Francia expresó su solidaridad con España en la lucha contra el terrorismo y su simpatía con las víctimas y sus familiares.

Amnistía Internacional aseveró: "con o sin proceso de paz, los derechos humanos no son negociables y han de ser respetados por todos". Destacó que el atentado "quiebra la esperanza de millones de personas en el proceso de paz".

Este es el primer atentado que sufre Madrid desde la masacre del 11 de marzo de 2004, en el que un comando integrista islamita hizo estallar 12 bombas en cuatro trenes de pasajeros, provocando la muerte de 191 personas y más de mil 500 heridos. Asimismo, esta es la cuarta ocasión que ETA ataca el aeropuerto madrileño.

Mientras, la española Asociación de Víctimas del Terrorismo convocó a una manifestación para este domingo en Madrid, en repudio al atentado presuntamente perpetrado por ETA en el aeropuerto capitalino. La consigna es, dijo, "gritar alto y claro que con los asesinos de ETA no se puede negociar".

En otro orden, alrededor de 200 inmigrantes indocumentados arribaron este sábado a las islas Canarias y la costa sur de España, de acuerdo con la Guardia Civil, que interceptó frente a la isla de Tenerife una embarcación con 84 personas, así como dos más en otros puntos con cerca de 100 personas, incluyendo mujeres y niños.

 
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