Usted está aquí: jueves 4 de enero de 2007 Opinión Cartera vencida de tarjetas de crédito, riesgo para la economía

Editorial

Cartera vencida de tarjetas de crédito, riesgo para la economía

De acuerdo con datos proporcionados por el Banco de México (BdeM), la cartera vencida en el rubro de tarjetas de crédito alcanzó los 12 mil 131.8 millones de dólares, la cifra más alta desde el desastre financiero de 1994-1995, conocido como "el error de diciembre". Las cifras revelan que la tasa de crecimiento de esta deuda, de 172 por ciento anual, es nueve veces superior al reportado durante los años de la crisis bancaria, que golpeó a todos los sectores de la población y dejó por herencia una deuda pública multimillonaria. En un país con graves dificultades económicas y sociales, este problema podría traer consecuencias desagradables.

El temor es obvio: esos números presagian dificultades económicas en un futuro no muy lejano. No hay que olvidar que uno de los fenómenos que precedieron la crisis financiera de hace una década fue el sobrendeudamiento de las familias. De hecho, el repunte de los créditos vencidos, rubro que registró su punto más alto hasta entonces tras un auge en el financiamiento acontecido en 1993 y 1994, fue una de las expresiones de la crisis de 1995.

Para la Asociación de Bancos de México (ABM), el repunte actual de la morosidad "no es un asunto que preocupe".

Sin embargo, sí hay razones para preocuparse: el monto de los créditos otorgados mediante dichos plásticos es exagerado para el tamaño y las condiciones de nuestra economía. Por algo el Buró de Reclamos de Instituciones Financieras, empresa privada que asesora a usuarios de servicios bancarios, ha advertido a los bancos privados que operan en México que están otorgando demasiados créditos al consumo.

Los datos reportados por el BdeM indican que entre noviembre de 2005 y el mismo mes de 2006, el crédito otorgado por los bancos mediante tarjetas (de 141 mil 614.7 millones de pesos a 219 mil 748.2 millones) se incrementó en 55.17 por ciento. En 2006 el uso de la tarjeta de crédito aumentó 50 por ciento.

No hay que olvidar que esto sucede en un país que tienen poco más de 40 millones de pobres. La situación de millones de mexicanos es apremiante. Un informe elaborado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM, el Centro de Investigación Laboral y el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México (SITUAM) revela que la Canasta Básica Indispensable (CBI) está fuera del alcance de la mayoría de la población, por la caída del poder adquisitivo que han sufrido los sueldos a consecuencia de los incrementos registrados en los productos de primera necesidad. El estudio destaca que al menos una tercera parte de los mexicanos sobrevive con menos de 30.5 pesos al día. El desempleo parece imparable. De acuerdo con la Comisión Económica para Amérca Latina y el Caribe (Cepal), esta dificultad afecta a 4 por ciento de la población, casi un punto más que en 1990.

Por si fuera poco, la economía nacional es especialmente frágil a manifestaciones externas. Este año, por ejemplo, los expertos pronostican una "moderada" desaceleración de la economía estadunidense, que podría agravarse, aclararon, si se presentan las condiciones para ello. Una nueva crisis sería catastrófica para millones de personas.

Ante este panorama ­grave endeudamiento de las familias, sueldos bajos y altos índices de desempleo, vulnerabilidad del exterior y pobreza extendida­ la prudencia se impone. En este sentido, se deberían establecer reglas que impidan que los mexicanos gasten más de lo que tienen y mecanismos eficientes para detectar clientes realmente solventes. El Banco de México y la Secretaría de Hacienda, así como las instituciones financieras y las grandes tiendas departamentales, que ofrecen plásticos como si se regalaran, cuando las tasas de intereses que se cobran en el país son de las más altas del mundo ­casi al nivel de una economía de países desarrollados­, deberían asumir su responsabilidad en el asunto.

Después de todo, no son los bancos los que pagan los costos de las crisis, como se ha visto con el Fobaproa, hijo del "error de diciembre". Somos todos los mexicanos los que perdemos.

 

 

 

 
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