Usted está aquí: sábado 6 de enero de 2007 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Tres sexenios de guardianes celosos del rescate bancario

Tranquilidad de los barones del dinero

Reciclaje de vocales "independientes" del IPAB

Oficialmente "sepultado" en decenas de ocasiones, el "rescate" de la banca privada se mantiene como un inviolable "tesoro" que su celoso guardián, el gobierno de la República ­en sus últimas tres versiones­, se niega a hacer transparente, no obstante que miles de millones de pesos de recursos públicos estuvieron, están y estarán involucrados en este atraco a la nación.

Primero con el Fobaproa y después con el IPAB, su clon, los tres gobiernos involucrados (el del "bienestar para la familia", de Zedillo; el del "cambio, de Fox, y ahora el de la "continuidad" para que "vivamos mejor", de Calderón) no han escatimado esfuerzo ni chicana para mantener en la opacidad el cómo y el por qué de los recursos públicos destinados a pagar la factura por el festín de los banqueros privados.

Más allá de los trucos legales, las controversias constitucionales, los fideicomisos privados con fondos públicos, los innumerables "sepelios" del "rescate" bancario y demás pretextos para evadir su responsabilidad, desde la creación del IPAB (léase la "legalización" de la deuda derivada del Fobaproa) los tres tristes gobiernos han recurrido a la imposición de vocales "independientes" en la junta de gobierno del insaciable Instituto para la Protección del Ahorro Bancario.

Lo hizo el gobierno de Zedillo ­no sin la decidida intervención de José Angel Gurría- con los primeros cuatro vocales "independientes", mismos que fueron impugnados por el Senado, el encargado de su ratificación o impugnación, pero que a final de cuentas se quedaron con el hueso, a pesar del obvio conflicto de intereses por haber participado, la mayoría de ellos, en los asuntos del "rescate" bancario. De igual forma, Fox ­no sin la decidida intervención de Francisco Gil Díaz­, impuso a sus vocales a modo para evitar cualquier filtración. Y, ¡sorpresa!, ahora lo hace Calderón, uno de los padres del IPAB y la "legalización" de la deuda del Fobaproa.

Ha sido la constante desde que Ernesto Zedillo, Guillermo Ortiz, Miguel Mancera Aguayo y "rescatistas" sucedáneos decidieron endrogar al país en beneficio de los especuladores bursátiles a quienes Salinas les entregó las instituciones crediticias. Sin embargo, los dos últimos gobiernos ("cambio" y "continuidad") pisaron la misma piedra, y a la hora de imponer vocales "independientes", su limitada creatividad o su elevado compromiso ­que para efectos prácticos es lo mismo­ los orilló a "proponer" al mismo personaje que en su momento fue impugnado por el Senado de la República, aunque, como en la primera camada, finalmente ratificó.

La "novedad" con el gobierno entrante es que no pudo seleccionar mejor gallo "independiente" para el IPAB que el mismísimo Héctor Reynaldo Tinoco Jaramillo, el mismo que Vicente Fox impuso como vocal en enero de 2003 (ante el reclamo público, pero la complacencia privada, del Senado de la República). Ahora la "continuidad" lo promueve para que repita (cuatro años) en el puesto.

El mecanismo es sencillo: los que autorizaron el saqueo disfrazado de "rescate", simplemente se cruzan al otro lado de la mesa, se visten de vocales "independientes y vualá: mágicamente se convierten en "vigilantes" de que las cosas del "rescate" se hagan conforme a la ley que ellos mismos redactaron y propusieron, aunque sea violando sus principios, como en el caso de Tinoco, quien formó parte del Comité Técnico del Fobaproa.

Bien por la "continuidad". Los barones pueden estar tranquilos, porque el poder público les mantiene el blindaje, mientras la pelusa paga el festín.

Las rebanadas del pastel

Desde Veracruz, un SOS con cariño para el Fobaproa y la banca "moderna" que opera en el país: "viendo la cantidad de recursos financieros que le sigue asignando el gobierno federal a la banca privada supuestamente en beneficio de los usuarios y ahorradores, según declaró el su tiempo Francisco Gil Díaz, me pregunto dónde están esos supuestos beneficios. En mi caso trabajé con Banamex créditos refaccionarios y de avío durante más de dos décadas (1978-2000), soy productor agropecuario y debido al crack financiero de 94-95 en 97 tuve que vender mi patrimonio familiar ya consolidado de 56 hectáreas y 120 cabezas de ganado; la deuda original era de 960 mil pesos de 1994 y para 1997 superaba los 4 millones, pudiendo negociarla en 2 millones 400 mil sin los beneficios del Fideliq que otorgó el gobierno por apresurarme a pagar. Aclaro: esta deuda fue con Bancrecer. En 1997 adquirí otra propiedad agrícola en la región de Perote, Veracruz. En 2000 por primera vez solicité a Banamex una restructura y apalancamiento de la deuda con base en el excelente historial crediticio que tenía en esa institución. En septiembre de ese año me la concedieron, pero para enero de 2001 que me presenté a hacerla efectiva me llevé la sorpresa de que estaba demandado por el banco. ¿Es éste el apoyo que la banca hace extensiva a los clientes? ¿Es esa la situación de corresponsabilidad de la banca con los clientes? ¿No hay alguien que pueda meter en orden a estos barones del dinero? Nunca he negado mis adeudos, mi intención siempre ha sido pagar y no les he solicitado un rescate a fondo perdido como el que sigue recibiendo la banca privada. Entonces, para ¿quién son los cuantiosos recursos que el gobierno les sigue concediendo a cuenta de los que sí pagamos impuestos?, a lo cual Roberto Hernández parece no ser muy afecto. Mi situación es desesperante y grave; desde hace cuatro años he agotado mi capital en abogados para defenderme de estos señores; me dirigí a Vicente Fox para recibir ayuda y no obtuve respuesta, a la Comisión Nacional Bancaria y lo mismo de ahí a la Condusef, que señalaron que ellos ya no podían hacer nada" (Antonio Díaz González, diazvean [email protected]).

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