Usted está aquí: domingo 7 de enero de 2007 Opinión La renta petrolera en 2006 y en 2007

José Antonio Rojas Nieto

La renta petrolera en 2006 y en 2007

De 2001 a 2006, el precio promedio observado del barril de petróleo ha sido mayor al aprobado por el Congreso de la Unión. Y es muy probable que en 2007 se registre una importante diferencia respecto del precio aprobado de 42.80 dólares por barril. Pese a la importante caída del jueves en el precio internacional de poco más de dos dólares, las más pesimistas estimaciones de las consultorías especializadas señalan un precio no menor a dos dólares por barril respecto del promedio registrado en 2006.

Para el caso del referente West Texas Intermediate (WTI), el promedio anual fue de 66 dólares por barril. Y para nuestra mezcla mexicana de exportación, de 53.20. En consecuencia, este año el diferencial entre el marcador internacional y nuestro crudo fue de poco menos de 13 dólares por barril. Es muy probable que este diferencial se conserve o, incluso, disminuya un poco en 2007. De aquí que, atendiendo a las previsiones más conservadoras que estiman un promedio anual cercano a 64 dólares por barril para el WTI, una estimación también conservadora para la mezcla sería del orden de 51 dólares por barril.

En la Ley de Ingresos el Congreso aprobó una referencia presupuestal de 42.80 dólares por barril, sólo 30 centavos más de los 42.50 propuestos inicialmente por la Secretaría de Hacienda en los Criterios Generales de Política Económica para el año 2007. Lo que estoy queriendo decir es que es altamente probable que ­una vez más­ la cotización internacional de la mezcla sea superior al presupuestal aprobado por el Congreso, en este caso por un diferencial de alrededor de 8 dólares por barril. En 2001 fue de 0.57 más; en 2002 y 2003 de seis dólares aproximadamente; en 2004 de 11 dólares; y en 2005 y 2006 de alrededor de 15 dólares (poco más el 2005 y poco menos el 2006). Estos precios y los volúmenes producidos en el sexenio (por cierto, descendentes desde hace dos años) confirman que en 2006 se captaron 45.50 dólares de renta petrolera (derechos ordinario y extraordinario de los hidrocarburos) por cada barril equivalente de petróleo producido; y digo equivalente porque también la producción de gas natural genera parte de esos derechos.

Esto significa, entonces, que el volumen anual de renta petrolera en 2006 fue de casi 57 mil millones de dólares, con lo que ­finalmente­ la renta sexenal acumulada por concepto de derechos de hidrocarburos fue del orden de los 197 mil 500 millones de dólares. Permítaseme decir, una vez más, que nunca gobierno alguno en el mundo, con excepción de alguno de los países del Pérsico, recibió volumen similar de recursos "gratuitos", derivados fundamentalmente de la bondad de los yacimientos naturales de hidrocarburos. ¿Muestras? Al menos una. Oficialmente nuestro doliente Cantarell tiene un costo oficial de producción todavía inferior a los tres dólares por barril, lo que dada su participación en la producción total permite considerar un costo medio de producción global del orden de 4.5 dólares por barril, según reconoció recientemente el anterior director general de Pemex, ante la Comisión de Energía del Senado de la República. Sí, nunca como en el sexenio anterior se captó tanta renta petrolera. Pero es muy probable que nunca como ahora ­sí, nunca­ se dilapidó tanto esta renta.

Dos elementos para sustentar esta hipótesis. Primero. En los sexenios de Salinas y Zedillo, las participaciones a las entidades federativas acumularon 57 mil y 75 mil millones de dólares, respectivamente. Será muy difícil demostrar que estas mismas entidades estaban preparadas (no se conoce programa o planteamiento específico que lo justifique y, menos aún, una evaluación que lo demuestre) para recibir y gastar eficientemente 56 mil millones de dólares en 2005 y 2006 ­justamente los años ligados a la coyuntura electoral­ y un total sexenal de 140 mil millones de dólares. Segundo. Más difícil demostrar que, teniendo este importantísimo flujo de renta petrolera sexenal (188 mil millones de dólares, de los cuales según el Pronafide sólo se esperaban cerca de 100 mil) fue más adecuado contratar Pidiregas sexenales por un monto acumulado superior a los 60 mil millones de dólares en los sectores petrolero (49 mil millones) y eléctrico (12 mil millones). Y proporcionar menos de 40 mil de inversión presupuestal en ambos (24 mil y 13 mil respectivamente). Es altamente probable que nunca más, ningún gobierno cuente ya con ese enorme volumen de recursos petroleros derivados de la nobleza de nuestros yacimientos.

Para 2007 podremos esperar ­como se deriva de un impecable artículo de Adrián Lajous sobre el precio del petróleo para 2007, próximo a publicarse­ que tengamos ingresos por concepto de derechos de hidrocarburos por 49 mil millones de dólares, aunque presupuestalmente sólo se proyectaron 40 mil millones por este concepto.

Pero notemos de manera sobresaliente ­el artículo de Lajous también lo indica con nitidez­ que tanto por razones vinculadas al descenso de la producción y a la elevación de costos, como a la tendencia internacional de los precios, la captación de renta petrolera será decreciente. Esto obliga ­de verdad que con urgencia­ a utilizar estos recursos en la recuperación de reservas y de producción, por un lado, y, por el otro, a acelerar el diseño y la aprobación de una reforma fiscal que permita soportar esta nueva tendencia. Nada más. Pero nada menos.

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