Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 7 de enero de 2007 Num: 618


Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Esperanza
JUAN TOVAR
50 años de Práctica
de vuelo

LEÓN GUILLERMO GUTIÉRREZ
Las islas
(Fragmento)

ELSA CROSS
En tono de elegía
MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ
Entrevista con ÁNGEL GONZÁLEZ
La felicidad según Huxley
JESÚS VICENTE GARCÍA
Ligeti: la curiosidad intelectual
NORMA ÁVILA JIMÉNEZ

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
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Artes Visuales
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Reseña de Luis Tovar sobre La felicidad, el
gato y su sonrisa


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LUIS TOVAR
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BIOGRAFÍA DE UN ÍDOLO

En México no ha de haber, entre todos aquellos –incluyendo a este juntapalabras– que dedican buena parte o todo su esfuerzo a glosar, criticar, reseñar, historiar y, en general, hablar de cine, uno solo que haya dejado de invocar, así sea una sola vez, el nombre ineludible de Pedro Infante. Y no sólo ellos, pues quien también es conocido como el Ídolo de Guamúchil ha sido y sigue siendo fuente para especialistas de muchas otras materias, desde periodistas de espectáculos hasta sociólogos, sin obviar una larga lista de escribidores de toda suerte que, ya sea por mera referencialidad o porque requieran abordarlo como asunto central, han dejado correr verdaderos ríos de tinta en torno al también piloto aviador a quien un fatal accidente en Mérida, Yucatán, a pocos minutos de haber comenzado un vuelo jamás concluido, lo obligó a dejar físicamente este mundo un 15 de abril de 1957, es decir, hace poco menos de medio siglo.

Esa efeméride, que dentro de unos cuatro meses de seguro convocará en el Panteón Jardín de Ciudad de México a una multitud más grande que la habitual en cada aniversario luctuoso, le concede mayor pertinencia al volumen Pedro Infante, el ídolo inmortal, escrito por José Ernesto Infante Quintanilla y publicado por Editorial Océano, gracias a la mano editora del muy cinéfilo Rogelio Carvajal, a quien se le debe, entre otros esfuerzos editoriales relacionados con el cine, la parte más reciente de los títulos que ha publicado el maestro y colega Jorge Ayala Blanco.

EL MITO INABARCABLE

Desde el preciso momento de su muerte física y hasta el instante en que estas líneas se escriben –y ellas mismas forman parte–, se ha dicho tanto y tan diverso en torno a la relevancia que para la música vernácula y el cine nacional ha tenido quien encarnara al hipervisto e hiperfamoso Pedro Malo/Silvano Treviño Martínez de la Garza/Torito/Tizoc/Martín Corona/Luis Antonio García más un muy prolongado etcétera, que se antojaría imposible concebir la posibilidad de una obra escrita capaz de expresar, de una sola y definitiva vez, todos los aspectos de dicha relevancia, desde luego innegable; para no hablar de las derivaciones que el fenómeno Infante tiene en más de un ámbito de los estudios culturales.

Como todo mito que se respete, el de Pedro Infante se declara inabarcable. Por esa razón, acometer la tarea de biografiar al ídolo es un acto cuya realización debe asumir, de entrada, la condición de ser solo un aporte, un grano de arena más en una playa que sólo sabe aumentar. Y por esa misma causa es importante que quien se dé a esa labor tenga algo, si no es que mucho más, como extra para que su esfuerzo le dé a la fanaticada un producto distinto, mejor o más completo de lo que puede obtener, sin ir más lejos, en los días venideros que de seguro se verán llenos –vía las páginas y los programas de espectáculos en radio y televisión–, de la consabida retahíla de lugares comunes, elogios desmedidos y menciones sin mayor conocimiento de causa acerca de qué, quién y cómo fue Pedro Infante. De modo que siendo José Ernesto Infante, sobrino del más famoso cantante/actor que México ha visto y escuchado, el autor del libro que aquí se menciona, hay varias características garantizadas: información de primera mano, abundancia de datos, anécdotas e imágenes difícilmente asequibles para otros autores, y todo ello armado sin embargo con la seriedad y el rigor de quien ha buscado elaborar una obra no sólo ni meramente apologética –de lo cual, e inevitablemente, sí tiene mucho, pero que tampoco pareciera una cualidad desagradable si se piensa en el público natural a quien el volumen está destinado.

DEL ELOGIO AL DATO

Pedro Infante, el ídolo inmortal, tiene pues abundancia de elogios y encomios, pero equilibra esa comprensible parcialidad ofreciendo al mismo tiempo una cantidad importante de datos concretos respecto de la trayectoria personal y profesional de la leyenda, así como una sistematización de todo aquello que compone el corpus de una obra más bien extensa –alrededor de cuatrocientas canciones grabadas y más de sesenta películas, la mayoría de ellas como protagonista–, amplia y constantemente difundida, pero jamás de modo exhaustivo ni ordenado, como lo sabe cualquier asiduo al cine transmitido por televisión, que puede ver ad infinitum cuatro, seis, diez filmes, como si los otros cincuenta y algo jamás hubieran sido filmados. Un libro bueno para quien ve en Infante lo que el título sugiere, lo mismo que para aquellos que sólo ven a un actor fundamental en la cinematografía mexicana.