Usted está aquí: martes 9 de enero de 2007 Ciencias La magnitud del daño

Javier Flores

La magnitud del daño

Felipe Calderón, inicia su gobierno lesionando deliberadamente y en forma grave a la educación, la ciencia y la cultura de México. Para el país que imagina, que es el que se expresa a través del diseño del presupuesto, estas áreas no importan. Poco fue lo que pudieron corregir los diputados, en virtud de una asociación patológica entre el partido en el gobierno y el PRI. Pero hasta ahora, en parte por la confusión de las fiestas de fin de año, hacía falta la difusión de los números, que revelan la magnitud del daño.

A la Universidad Nacional Autónoma de México se le quitaron 124 millones de pesos, respecto del presupuesto que se le asignó en 2006. No se trata de una reducción sobre recursos adicionales solicitados, no. Se trata de un recorte directo a los recursos con los que opera la más importante universidad de Iberoamérica. Para dar una idea, basta decir que hay programas universitarios que funcionan con presupuestos de entre 1 y 3 millones al año; y algunos centros e institutos de investigación, con entre 5 y 12 millones de pesos anuales... El daño es tremendo.

Cuando Juan Ramón de la Fuente, acompañado por José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina, y otros universitarios distinguidos, como Pablo González Casanova, acudió a la Cámara de Diputados, el rector de la UNAM explicó a los legisladores que el papel de la institución que representa no solamente se limita a la formación de profesionales útiles para el país, a la investigación en todos los campos del conocimiento y a la difusión de la ciencia y la cultura, tareas que ya de por sí la colocan entre las mejores universidades del planeta (eso no lo dijo el rector, lo digo yo). Adicionalmente cumple otras funciones indispensables y vitales para el país.

Entre ellas, la responsabilidad sobre el Sistema Sismológico Nacional, el monitoreo al volcán Popocatepetl, la Red Mareográfica Nacional y la detección de posibles Tsunamis. El resguardo del conocimiento y la cultura del país por medio del cuidado de la Biblioteca Nacional y de la Hemeroteca Nacional, además de los recursos biológicos de México, como el Jardín Botánico Nacional. Pero la realidad es que le acaban de quitar 124 millones de pesos. Porque en el diseño de nación de Felipe Calderón todo esto importa muy poco.

Pero no solamente la UNAM resultó dañada. Pido paciencia y estómago a los lectores de este artículo para aterrorizarse con otros números. Me baso en los datos del Centro para las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados. Al Instituto Politécnico Nacional se le quitaron 179 millones, que representa una reducción en términos reales de menos 5.9 por ciento, en lo sucesivo en paréntesis. A la Universidad Autónoma Metropolitana le redujeron 23 millones (-4.1), al Cinvestav, 89 millones (-9.7); al Instituto Nacional de Antropología, 154 millones (-10.7); a El Colegio de México, 30 millones (-12.0); al Instituto Nacional de Ecología, 9 millones (-7.6); y al Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, 16 millones (-10.4).

En los centros SEP-Conacyt el panorama es desolador: CIATEC (-2.6), el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (-2.9), el Centro de Investigación en Materiales Avanzados (-2.9), el Centro de Investigación Científica de Yucatán (-3.1), el Centro de Investigación en Matemáticas (-3.4), el CIATEQ (-3.8), el CIESAS (-4.3), el Centro de Investigaciones en Optica (-4.5), el CICESE de Ensenada (-11). No puedo incluir a todos, los datos pueden consultarse en la página de la Cámara de Diputados. Pero se trata, en síntesis, de una carnicería.

En el sector salud le bajaron el presupuesto al Hospital General ¡Por favor! Y a no pocos Institutos Nacionales de Salud en los que se realiza buena parte de la investigación básica y clínica médicas. Los recortes afectan a los Institutos Nacionales de Perinatología, Enfermedades Respiratorias, Cancerología y Medicina Genómica al que le bajan nada menos que 32.2 por ciento en términos reales, quizá por venganza, ante las infundadas sospechas panistas sobre la clonación. También, en otro claro mensaje, le reducen drásticamente los recursos al Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (-38.1).

Queda claro que Felipe Calderón le declara la guerra a la investigación científica y tecnológica, no tan sólo por razones de austeridad, sino por razones ideológicas. La ciencia es una de las principales barreras contra la ignorancia y el neoscurantismo. Así se bloquean las posibilidades para garantizar el desarrollo del país.

Yo me pregunto: ¿Qué debemos hacer para evitar que el grupo gobernante acabe con México?

 
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