Usted está aquí: miércoles 10 de enero de 2007 Opinión El municipio autónomo de San Juan Copala

Francisco López Bárcenas

El municipio autónomo de San Juan Copala

El día primero de enero del presente año Oaxaca amaneció con un municipio más, el de San Juan Copala, creado por comunidades del pueblo triqui que formalmente son parte de los municipios mixtecos de Juxtlahuaca, Putla y Constancia del Rosario, en el occidente del estado, cuyas cabeceras son controladas por mestizos. No es un municipio más entre los 570 en que se organiza esta entidad federativa, sino uno autónomo, de esos que los pueblos indígenas andan construyendo por varias partes del país, como una forma de defender sus derechos y construir su futuro.

Frente a este hecho el gobierno estatal, del cual la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y una parte importante de los oaxaqueños exigen su salida, ha respondido afirmando que la creación del municipio carece de sustento legal y no es viable porque no cuenta con recursos económicos para funcionar. En la misma línea, el dirigente del Partido Revolucionario Institucional afirma que es una fanfarronería que no contribuye al fortalecimiento de las instituciones estatales. Pero el panorama es más complejo que la visión estatal. En él confluyen el agotamiento de las instituciones locales, que se han vuelto incapaces de atender los reclamos sociales, la situación concreta en que viven los triquis de San Juan Copala, los procesos políticos, históricos y recientes de la región, y las políticas antidemocráticas, corruptas, de discriminación y exclusión que se practican desde el gobierno.

Como en otras partes de la República, la creación del municipio autónomo de San Juan Copala representa una respuesta pacífica de los pueblos indígenas por encontrar espacios de participación y representación política, atendiendo a sus condiciones económicas, políticas y culturales concretas. Para lograrlo crean o recrean viejas instituciones, adaptándolas a sus propias necesidades. Por eso cada que lo hacen apelan a su derecho a la libre determinación en su versión de autonomía y la encajonan en la figura del municipio, que es la base de la organización política del país y no se levantan en armas para destruir el Estado, como sucede en algunos países de Europa.

Para nadie que conozca la región es una novedad que San Juan Copala y las comunidades que se aglutinan en torno a ella han permanecido aisladas por siglos, abandonadas a su suerte por los municipios a los que formalmente pertenecen desde 1948, cuando la 60 Legislatura del estado le arrebató la categoría de municipio libre que tenía desde 1826. Junto con ello persiste una brutal explotación de la mano de obra triqui y un irracional saqueo de sus recursos naturales. Por esa razón, el ejercicio de su derecho a la autonomía representa la posibilidad de superar el sometimiento político y económico en que se encuentran, de tal manera que puedan participar de la vida política, económica y social del estado y la nación, en igualdad con otros municipios y sin perder su especificidad sociocultural.

Desde otra óptica, la creación del municipio autónomo constituye un avance sustancial en la histórica lucha de los triquis por sus derechos. Poco se sabe, pero los triquis de Copala fueron de los primeros pueblos indígenas que se rebelaron contra el gobierno del México independiente, porque los criollos, que ellos contribuyeron a que asumieran el poder, los despojaron de sus territorios y sus gobiernos. La primera rebelión fue en el año de 1832, misma que aminoró cuando sus líderes fueron apresados y pasados por las armas. Once años después volvieron a levantarse en armas con más éxito que en la ocasión anterior, al grado que la rebelión se extendió a otros pueblos de Oaxaca y Guerrero, hasta que fueron sometidos militarmente.

Más recientemente su lucha tiene raíces en la década de los setenta, cuando las comunidades crearon una organización que denominaron El Club, mismo que años después dio origen al Movimiento de Unificación y Lucha Triqui, que luchó por democratizar el ejercicio del poder en la región, las libertades políticas, la defensa de la tierra y los recursos naturales. Al paso de los años esta organización cambió sus objetivos y puso énfasis en los proyectos productivos, hecho que la acercó más a las instituciones y los políticos estatales hasta que en el año 2003 se convirtió en partido político.

Muchos de sus integrantes no estuvieron de acuerdo con el nuevo rumbo de la organización y rompieron con ella, creando el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente, la cual tiene participación importante dentro de la APPO. Al parecer fue en ese espacio donde surgió y maduró la idea de crear del municipio autónomo de San Juan Copala.

Entender estos procesos es necesario para no caer en explicaciones simplistas que no ayudan a entender la situación y menos a encontrarle verdaderas soluciones políticas. El gobierno tiene ante sí un caso donde puede medir la magnitud de la reforma que el Estado necesita. Los triquis por su parte tienen la oportunidad y el reto de encontrar el mejor camino para conducir su proceso, superando sus errores del pasado y dando muestras de habilidad política para construir un nuevo tipo de relaciones entre ellos y con los demás.

 
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