Usted está aquí: viernes 12 de enero de 2007 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

El IEDF, según san Angel Rafael

Consejeros, pobres apóstoles de la democracia

Gracia inmerecida, las canonjías que disfrutan

Uno de esos recolectores de voces del pueblo, que no siempre es la voz de Dios, decía, para referirse a los abusivos: "Se vale ser marrano, pero no tan trompudo". Y la frase viene a la memoria esta vez al enterarnos de las últimas tropelías del consejero "ciudadano" filopriísta Angel Rafael Díaz Ortiz. Pero déjenos contarle esta curiosa historia.

Resulta que hace unos días, durante una sesión de Consejo General del Instituto Electoral del Distrito Federal, el buen consejero Angel Rafael rompió la reunión, respaldado por otros consejeros, en la que debió aprobarse el proyecto de presupuesto del organismo, porque lo único que querían discutir era el aumento a su sueldo en 5 por ciento.

El berrinche fue tremendo, los consejeros que hoy ganan ­según las cifras que se pueden consultar en la página electrónica del IEDF­ más de cien mil pesos mensuales, y que saben que la Asamblea Legislativa dejó caer sobre la institución un recorte de casi 56 millones de pesos, tuvieron como única preocupación el aumento a su salario.

Estos pobres apóstoles de la democracia, como ya dijimos, obtienen por su arduo trabajo 103 mil 960 pesos mensuales, libres de impuestos; gastos de representación por 8 mil pesos mensuales; chofer; tres asesores; seguro de gastos médicos mayores; teléfono celular ilimitado, y un bono por servicios extraordinarios, entre otras nada despreciables prestaciones.

Pero como si todo esto no fuera suficiente, Angel Rafael ha planteado incrementar su sufrimiento económico, su sacrificio ­desde luego en bien de la democracia­, y demandó que se le cumpla un pliego petitorio, es decir, un ajuste a sus condiciones de trabajo.

La cosa es sencilla: quiere un aumento de salario, que ya dijimos es de 5 por ciento, más un automóvil nuevo; un mayor número de asesores ­siete en lugar de tres­, con salarios de 60 mil pesos mensuales cada uno, y que se ponga a su disposición una caja chica que no esté sujeta a comprobación. Nada más.

Si estas condiciones no le son cumplidas en su totalidad, reventará la próxima sesión, que deberá ocurrir el lunes que entra a más tardar. El consejero, que según se dice tiene en el bolsillo a los demás representantes de los ciudadanos en el organismo electoral y que son gente muy humilde que requiere del aumento salarial ­seguramente por el incremento a la tortilla­, están dispuestos a seguirlo en su pretensión, como lo dicen a todo aquel que los quiere oír, en un patético tono de amenaza, y se proponen mandar la discusión del presupuesto hasta marzo, lo que no causaría ningún problema si no fuera porque los partidos políticos requieren ya de los dineros que les son ministrados por el IEDF, entre otras cosas.

Ahora que si por pura curiosidad uno le echa un ojo a la labor del consejero Díaz, se halla la explicación a sus demandas. En abril del año pasado tuvo que viajar a Oaxaca para asistir al seminario internacional Diversidad cultural, democracia y desarrollo: dilemas y perspectivas contemporáneas, pero solo dos días, aunque a decir verdad aquel abril fue de mucho desgaste para el funcionario electoral, porque un día después de asistir al importante seminario, se trasladó a Guerrero, desde luego al puerto de Acapulco, donde hizo presencia en el seminario La justicia electoral, que concluyó el día 28, pero el 27, es decir, 24 horas antes de la clausura del evento, ya estaba en Cozumel en el Encuentro nacional de consejeros y consejeras de organismo electorales de la República Mexicana.

Tal vez agotado por el trabajo desarrollado en aquel mes, y quizá por la actividad electoral que marcó el año, el consejero ya no salió, al parecer, de la ciudad, cuando menos no en avión, pero el 2 de octubre se fue a Sevilla, España, donde participó en el IX seminario internacional de la federación de antiguos alumnos iberoamericanos del Instituto de Administración Pública de España. El evento se realizó del 2 al 6 de aquel mes, pero él permaneció de aquel lado del charco hasta el 18 de octubre. El periodo fuera del señalado para la actividad profesional corrió, según se dice, por su cuenta.

Así que con tanta actividad el consejero de verdad necesita otros asesores, más salario, un auto nuevo y todo lo demás, y si no se lo dan tiene razón para reventar la institución. ¿Si no, para qué demonios se es representante de los ciudadanos?

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