Usted está aquí: sábado 13 de enero de 2007 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez

La batalla de los yaquis

Un pueblo históricamente aguerrido enfrenta hoy una nueva batalla. Los yaquis defienden su historia, su territorio y su derecho a autogobernarse y, para ello, decidieron rechazar la imposición de Paulino Valenzuela Leyva como comisario en Vícam, acción con la que reivindican su derecho a la autonomía y a la autodeterminación de su pueblo. La comisaría está hoy en manos de las autoridades tradicionales yaquis, mientras la policía, amenazante, merodea el lugar.

Hace más de una semana los yaquis de Vícam, centro político y cabecera de los ocho pueblos tradicionales (el resto son Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Tórim, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem), decidieron tomar las oficinas de la comisaría, expulsaron a todos los policías y autoridades de la dependencia y activaron sus propias guardias tradicionales, que hasta el momento se hacen cargo de la vigilancia de su territorio y de la atención de los diversos problemas de la comunidad.

De acuerdo con la información más reciente, la presencia policiaca se incrementa y aumenta la tensión en Vícam, mientras los yaquis resisten y se organizan. Han borrado de la oficina el nombre de la Comisaría Municipal de Guaymas y la han nombrado "Oficina de la tribu yaqui"; la bandera de la tribu ondea hoy en el edificio. Un acuerdo más de la resistencia ha sido impedir la entrada de la Policía Estatal Preventiva, por lo que la han expulsado a los uniformados de las comunidades.

Se habla también de la posible toma de la plaza pública y de la ocupación del casino, en acciones pacíficas repletas de simbolismo y de firmeza. Sin embargo, la que posiblemente no sea simbólica es la reacción del gobierno estatal, por lo que circula un llamado para detener un intento de desalojo y la detención de los implicados.

Las demandas de los yaquis son tan simples como profundas: que se respete la autonomía de las comunidades y que se reconozca al comisario elegido por ellos mismos, que se retire de manera inmediata la policía local y se cancelen las órdenes de aprehensión giradas contra los que participan en el movimiento. Que se reconozca, pues, su autonomía.

Apenas hace dos meses, al paso de la otra campaña por este poblado, el consejo de ancianos yaqui expuso la dramática situación de su territorio, una historia más del despojo a los pueblos indios. Se habló entonces de la pretensión gubernamental de construir una carretera que atraviese la costa del Valle del Yaqui para levantar hoteles y casinos, proyectos que dejarán aún más en la miseria a los pescadores indígenas de Las Guásimas y Bahía de Lobos, de los pueblos Rahum y Hurivis.

El pueblo yaqui ocupaba tradicionalmente una larga franja costera y de valle al sureste de Sonora, que abarcaba desde la ribera sur del río Yaqui hasta el cerro Tetakawi, al norte de Guaymas. Luego de innumerables despojos, actualmente luchan por el cumplimiento del decreto presidencial de 1940, que los dota de más de 500 mil hectáreas que, al parecer, están destinadas al proyecto neoliberal de la Escalera Náutica.

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