Usted está aquí: martes 16 de enero de 2007 Mundo El legado de Martin Luther King, reducido a "promover la caridad"

En el día feriado que honra su memoria Bush envía postales a víctimas de Katrina

El legado de Martin Luther King, reducido a "promover la caridad"

Nadie en EU recuerda la condena del reverendo a "la guerra cruel y sin sentido..." de Vietnam

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Aspecto de la manifestación en Raleigh, Carolina del Norte, ayer, en memoria del reverendo defensor de los derechos humanos Martin Luther King Jr. Foto: Ap

Nueva York, 15 de enero. "Sabía que nunca podría pronunciarme contra la violencia de los oprimidos en los ghettos sin primero haber hablado claramente ante el surtidor de violencia más grande en el mundo hoy día: mi propio gobierno", declaró el reverendo Martin Luther King Jr. hace casi 40 años en torno a la guerra en Vietnam, pero esas palabras no forman parte de ningún acto oficial hoy al celebrarse el día federal dedicado a esa figura.

Cinco días después que el presidente George W. Bush anunció el envío de otras 20 mil tropas a Irak, en medio de otra guerra que cada día se parece más a Vietnam en sus consecuencias y dinámicas internas, el legado de King es reducido, por el mundo oficial, a un mensaje de cooperación y actos caritativos. El poderoso ejemplo y palabra de esta heroica figura ­al ser elevada al panteón de héroes oficiales­ es limitada a referencias a la "igualdad" y al "yo tengo un sueño" famoso de un país que supera el racismo.

El presidente Bush acudió hoy a una preparatoria pública en Washington para marcar el día feriado, acompañado del procurador general Alberto Gonzales, para participar en este "día de servicio". Ahí comentó: "insto a la gente de todo el país a que tomen la oportunidad de ayudar a alguien necesitado, y así honrar el legado de Martin Luther King".

¿Y qué estaban haciendo los voluntarios, el procurador general y el presidente en la prepa para "honrar" el legado de King? Enviando postales a víctimas del huracán Katrina para, en palabras del presidente, "decirle a alguien en la zona de Nueva Orleáns, nos preocupamos por ti, la gente está pensando en ti; con la esperanza de elevar el espíritu de alguien".

Pero fue justo en Nueva Orleáns donde Bush y su gobierno abandonaron a miles de víctimas ­en su gran mayoría afroestadunidenses pobres­ en los primeros días después del desastre y donde el país redescubrió las profundas raíces de racismo, desigualdad, opresión y la irresponsabilidad social y ambiental del gobierno en Washington, o sea, que no mucho de fondo ha cambiado desde que los días en que King había denunciado estas mismas injusticias.

Un procurador "contradictorio"

Sin embargo, un procurador general que ha justificado la anulación de derechos legales básicos y hasta la tortura escribiendo tarjetas postales para "honrar" a King y su legado, es una imagen algo contradictoria, por decirlo diplomáticamente.

Aunque casi todo gobierno que designa a una figura histórica como emblema nacional la reinventa con una historia oficial, el caso de King es más notable porque surge de una historia reciente que continúa teniendo una presencia contemporánea en un país donde el racismo, la desigualdad y la discriminación no sólo no se han superado, sino que en algunos casos, están peor que nunca.

Más aún, el esfuerzo por anular parte del mensaje de disidencia King de la versión oficial revelan que sus palabras siguen vigentes 40 años después, en un país que está en medio de otra guerra. "Este negocio de quemar a seres humanos con napalm, de llenar los hogares de nuestro país con huérfanos y viudas, de inyectar la droga envenenada del odio a las venas de personas normalmente humanitarias, de enviar a casa a hombres minusválidos y sicológicamente trastornados que regresan de campos de batalla oscuros y sangrientos, eso no puede reconciliarse con la sabiduría, la justicia y el amor. Una nación que continúa, año tras año, gastando más en la defensa militar que en programas de asistencia social, se está aproximando a la muerte espiritual", declaró King en su famoso discurso el 4 de abril de 1967 en la iglesia Riverside en Nueva York.

Justo un año antes de ser asesinado, King insistió en que no se podía hablar sobre la opresión en casa sin hablar sobre la opresión y la violencia estadunidense contra otros países. Fue así que afirmó que la lucha por la justicia tenía que enfrentarse contra el racismo, la explotación económica y el militarismo, vinculando estos temas, y llamando por una "revolución radical de valores".

En su discurso en Nueva York, King denunció la guerra injusta contra los vietnamitas, pero también se refiere a los efectos que esto tiene contra los jóvenes estadunidenses enviados a esa guerra. Dijo que no sólo se estaba sujetando a estas tropas al "proceso brutalizador" de cualquier guerra, sino también que "estamos agregando el cinismo al proceso de muerte, ya que ellos (las tropas) se enterarán, en poco tiempo, que ninguna de las cosas en nombre de las cuales se dice que estamos luchando son parte de esto. No tarda para que entiendan que su gobierno los ha enviado a una lucha entre vietnamitas, y los más sofisticados seguramente se dan cuenta que estamos de lado de los ricos, los seguros, mientras creamos un infierno para los pobres".

Exigió: "de alguna manera esta locura tiene que detenerse. Debemos detenerla ahora". King convocó a la protesta, a todo tipo de acción contra la guerra. Condenó el silencio, incluso el suyo en los años anteriores, al declarar que era una traición. "No podemos mantenernos silenciosos mientras nuestra nación realiza una de las guerras más crueles y sin sentido de la historia".

No es sorprendente que Bush y otros políticos prefieran no recordar estas palabras, y que los grandes medios tampoco difundan este mensaje hoy. Ni siquiera la nueva presidenta de la Cámara baja ­y por lo tanto líder de la oposición política a la presidencia­ Nancy Pelosi, hizo alusión a estas palabras de King.

De hecho, existe la sospecha de que designar un día feriado para King fue justo un intento por desactivar su mensaje. Según recuenta el periodista Sean Gonsalves en Alternet fue el presidente Ronald Reagan quien promulgó la ley para establecer el día feriado por King. Otro famoso reverendo, Charles Adams, en un sermón en la misma iglesia Riverside en 1998, abordó este misterio: "¿Ahora, por qué firmó esa legislación Ronald Reagan? ¿Podría ser que Reagan entendía que la forma más fácil para deshacerse de Martin Luther King Jr. era rendirle culto? Honrarlo con un día feriado que él nunca hubiese deseado para celebrar su natalicio y su muerte sin comprometernos con su visión o su amor. Es más fácil elogiar a un héroe muerto que reconocer y seguir a un profeta vivo".

Pero el creciente coro de denuncia, de protesta, y de oposición a la guerra en Irak está rodeando al presidente y otros políticos mientras escriben tarjetas a víctimas de las consecuencias de sus políticas. Unos cuantos políticos, líderes religiosos, opositores a la guerra y defensores de la historia del pueblo sí recordaron y buscaron hoy hacer rebotar los ecos de la condena moral y política del reverendo sobre la actual coyuntura. A pesar del gigantesco esfuerzo para impedirlo, la sonora voz de King y sus aliados aún rompen el silencio oficial por todo el país.

 
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