Usted está aquí: martes 16 de enero de 2007 Opinión México SA

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Carlos Fernández-Vega

Apapacho de $3 mil millones a empresarios

Subsidio a los patrones, no a la tortilla

Ampliar la imagen El presidente de la Canacintra, Cuauhtémoc Martínez García, entregó ayer un obsequio al presidente Felipe Calderón, en la inauguración de la Convención Nacional de Industriales Foto: Roberto García Ortiz

De entre las ruinas del sexenio foxista, a Felipe Calderón y genios que lo acompañan no se les ocurrió mejor idea que rescatar el discurso de los "emprendedores" como fórmula mágica para "promover" la generación de empleo y "distribuir" la riqueza en el país.

Pudo ser producto de la euforia que en él provoca su primer mes y medio sentado en Los Pinos, pero el hecho es que se animó a decir lo siguiente: "la verdadera fuente creadora de empleo, y lo sabemos bien aquí, no es el gobierno, la verdadera fuente creadora de empleos es la sociedad (¿qué no era la iniciativa privada?), el motor de la economía que genera empleos son las mexicanas y los mexicanos que se deciden a abrir un negocio, desde un pequeño taller mecánico, hasta una planta industrial, una empacadora, un invernadero, un hotel... Lo que genera empleos y produce bienestar es, precisamente, el talento, la creatividad, la iniciativa, el coraje de los mexicanos emprendedores que le apuestan al desarrollo del país, que se la juegan con México".

La inspiración ­con todo y cita de Carlos Castillo Peraza­ le llegó durante la presentación en sociedad del Programa por la generación del primer empleo, mediante el cual pretende matar tres pájaros de un tiro: poner en marcha el primer subsidio, públicamente reconocido, para los patrones (3 mil millones de pesos, de tal suerte que no alcanzan los recursos para subsidiar la tortilla); debilitar más las finanzas del "benemérito" IMSS (Molinar Horcasitas dixit) y reactivar la llamada ley Abascal ("el gobierno lo que debe hacer es dar facilidades y reducir costos para que pueda, verdaderamente, invertirse en México; y que en nuestro país no resulte tan oneroso, como lo es hasta ahora, crear un puesto de trabajo". Y si sobra tiempo, generar uno que otro empleo en la economía formal.

Preparaos, mexicanos desempleados, para comprar un bonito mapa de la frontera México-Estados Unidos y seguir la ruta de los "emprendedores" del sexenio foxista, porque el autodenominado "presidente del empleo" pinta para convertirse en el segundo mandatario con "cifras históricas" en este renglón, tal y como lo presumió su antecesor.

Aquí hemos comentado que desde un inicio Vicente Fox habló de su "compromiso" y "pasión" por hacer del suyo el "sexenio del empleo". El mini Presidente ha dicho lo mismo y, antes de iniciar, reclama para sí esa medalla, aunque lo único cierto es que el primer "apasionado" resultó un fiasco, y el segundo basa su dicho en el mismo esquema seguido por el actual inquilino de Los Pinos, esto es, el que resultó ser un rotundo fracaso.

Ya que, en efecto, lo extrañamos, van unos pasajes de la filosofía foxiana ­capítulo empleo­, que orgullosamente retoma la "continuidad" calderonista: "esta idea de poner una atención focalizada y específica en los emprendedores es una idea sólida, porque hoy en día en México, del conglomerado total de ciudadanos y ciudadanas que trabajan todos los días, 12 millones y medio son trabajadores de la iniciativa privada, 2 millones y medio son funcionarios públicos que trabajan en los distintos niveles del gobierno, pero hay más de 12 millones que ya son emprendedores y emprendedoras, hay quien despectivamente sólo los pone en la canasta de economía informal y ciertamente nadie quiere ver crecer la economía informal en este país. Por esa economía informal está siendo movida por emprendedores y emprendedoras que necesitamos rescatar y necesitamos integrar a la economía estructurada, y necesitamos hacerlos empresarios formales en todo el sentido de la palabra. Y estamos haciendo esa tarea. Entonces, aquí estamos hablando de un segmento, de un sector de 12 millones y medio de emprendedores y emprendedoras", o lo que es lo mismo casi 30 por ciento de la población económicamente activa, sin considerar que más de 3 millones de mexicanos emigraron durante el "cambio" para buscar la vida en otras latitudes.

No hay recursos públicos para subsidiar los alimentos básicos, pero sí para "estimular", como él le llama, a los empresarios con 3 mil millones de pesos del erario, mismos que supuestamente se destinarán al pago de las cuotas al Instituto Mexicano del Seguro Social ­las que por ley corresponde pagar los patrones­ durante un año en los casos de empleos de nueva creación en el sector formal de la economía. ¿Para cuántas plazas alcanzan esos 3 mil millones de pesos? Quién sabe, pero obvio es que no para el vergonzoso rezago existente en este renglón.

Hasta eso, el inquilino de Los Pinos ha sido precavido y en ningún momento, desde tiempos de la campaña, ha comprometido número alguno sobre la generación de plazas laborales durante su administración, lo contrario a su antecesor, quien hasta a los lanzafuego de las esquinas los incorporaba a la lista de emprendedores que fortalecían a la clase media y daban forma a sus "cifras históricas" en materia de puestos de trabajo.

El hecho es que el gobierno calderonista desvía 3 mil millones de pesos para que el sector patronal evada legalmente su obligación con la seguridad social, se sienta cómodo, apapachado y protegido. Sin embargo, si Calderón cree que con ese programa los empresarios a) registrarán a sus trabajadores en el IMSS, b) generarán empleo y c) pagarán sus cuotas, entonces estará frito, como en tantas otras cosas.

Por cierto, en aras de la transparencia informativa, la Secretaría del Trabajo a cargo de Javier Lozano, el experto en telecomunicaciones, "desapareció" la página electrónica por medio de la cual se actualizaban altas y bajas en el registro laboral del IMSS. Todo hace suponer que diciembre no fue precisamente un mes favorable para el "presidente del empleo".

Las rebanadas del pastel:

Ya viene la segunda temporada de los "reformones": fiscal, laboral, energética, aunque los capítulos son viejos (IVA a todo y reducción al ISR; contratación por hora y cero prestaciones; y, el más conocido, "no se privatizará el sector energético, sólo se abrirá al capital privado").

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