Usted está aquí: jueves 18 de enero de 2007 Mundo Prepara el Senado de EU resolución contra el aumento de tropas en Irak

La iniciativa, de origen demócrata, contará con el apoyo de algunos republicanos

Prepara el Senado de EU resolución contra el aumento de tropas en Irak

Quienes se oponen al plan del presidente deben presentar una "mejor opción": la Casa Blanca

La presión del rechazo a la guerra ya no sólo es sobre Bush; también alcanza al Congreso

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El senador demócrata Carl Levin (al centro), promovió ayer en el Senado estadunidense una resolución contra la decisión del presidente George W. Bush de enviar más tropas a Irak. Escuchan la propuesta su compañero de bancada, Joe Biden (lado izquierdo), y el republicano Chuck Hagel Foto: Reuters

Nueva York, 17 de enero. Washington es ahora una ciudad monotemática; Irak domina todo el debate político y opaca las iniciativas del nuevo Congreso sobre diversos asuntos.

Líderes legislativos demócratas anunciaron hoy diversas iniciativas de ley que se presentarán ante el Congreso en los próximos días para expresar su oposición al plan del presidente George W. Bush para incrementar la presencia militar estadunidense en Irak.

La senadora Hillary Clinton, probable aspirante a la presidencia en 2008, criticó hoy el plan de Bush, al igual que otros colegas. El senador Christopher Dodd anunció que presentará un proyecto de ley que obligaría al presidente a solicitar una nueva autorización del Congreso para aplicar su plan en Irak e impondría un límite sobre el número de tropas estadunidenses en ese país, con 130 mil efectivos en la actualidad.

Mientras, otros legisladores, incluidos algunos republicanos, elaboran una resolución del Senado en la que se expresa la oposición a un incremento de tropas en Irak. Aunque la resolución no impone obligaciones legales al presidente, sí evidenciaría formalmente el rechazo de la nueva estrategia, al declarar "que no es del interés nacional profundizar la presencia en Irak".

Lo más significativo de esta iniciativa es que contará con apoyo de senadores del propio Partido Republicano del presidente. Entre sus promotores iniciales, al igual que los demócratas Joe Biden y Carl Levin, está el senador republicano Chuck Hagel. La idea es presentarlo ante el pleno antes del informe presidencial la próxima semana. Se espera que recibirá el apoyo de casi todos los demócratas y varios republicanos.

A la vez, algunos legisladores proponen hacer algo más efectivo y emplear su poder sobre el gasto público para suspender el financiamiento a cualquier incremento de tropas en Irak. Sin embargo, algunos estrategas consideran que esta medida no prosperará por el momento.

La Casa Blanca, en respuesta, sostiene que si los demócratas y otros críticos se oponen a la nueva estrategia del presidente, tienen la "obligación" de presentar una alternativa mejor. El vocero Tony Snow ha tenido que dedicarse a justificar diariamente el plan anunciado por el presidente. Su argumento contra las medidas en el Congreso es que sería peligroso limitar las opciones del comandante en jefe en tiempos de guerra, y que declaraciones oficiales como una resolución sólo perjudican a las tropas, generan dudas entre "los aliados" y complacen a los "terroristas".

Sin embargo, el creciente repudio a la política bélica de Bush entre la opinión pública, altos mandos oficiales y soldados rasos en las filas militares, y la lluvia incesante de imágenes y noticias de horror y violencia en Irak, intensifican la presión no sólo sobre el presidente, sino sobre los legisladores para cambiar el curso de esta guerra.

Para Bush, el cambio de un Congreso dominado ahora por demócratas ya lo ha obligado a ceder en algunos asuntos de su "guerra contra el terror", como dejar de ejercer su autoproclamado poder para realizar espionaje contra estadunidenses sin la autorización de un tribunal. Sin embargo, más alarmante es la pérdida de disciplina entre sus propias filas, con por lo menos ocho senadores republicanos que rechazan su estrategia para Irak.

Pero la cobardía y la cautela continúan imperando entre la clase política y pocos están dispuestos a declararse en plena oposición a esta guerra y llamar al fin de la invasión. De hecho, aún no hay un consenso entre los demócratas; algunos están dispuestos a tomar medidas concretas para enfrentar la política de Bush, mientras otros buscan opciones más vagas y menos arriesgadas (para sus intereses y carreras políticas).

El sargento Liam Madden, quien ayer junto con un grupo de compañeros presentó al Congreso una petición firmada por más de mil militares para poner fin a la guerra, comentó al columnista Mike Lupica del New York Daily News que "todos en el Congreso tienen que entender algo: si continúan financiando esta guerra, no sólo el presidente será dueño de este conflicto, serán dueños ellos también".

Los líderes del Partido Demócrata "hablan y hablan pero no dicen nada significativo sobre Irak", comenta Lupica, al señalar que el acto de ayer de los militares "los hace más valientes que los (políticos) que supuestamente los representan", en abierta crítica a la senadora Clinton y al senador liberal Barack Obama por no adoptar una postura más firme contra la guerra. "Algunos soldados, aquellos que se han arriesgado en Irak, se pronunciaron contra esta locura ayer. Es lo mejor que pueden hacer por el momento. Son sus funcionarios electos los que tienen que hacer algo más... pueden declarar que votarán contra el financiamiento de esta guerra en la primera oportunidad".

Mientras cada político calcula sus intereses y mide de manera pragmática su posición pública sobre la guerra, habrá nuevas imágenes de niños heridos y muertos, llanto y desesperación en las calles de Irak, y un oficial militar se presentará en una casa en algún lugar de Estados Unidos esta noche, y mañana, y pasado, para informarle a una familia que su hijo, esposo, hermano murió defendiendo a su país.... ¿de qué o de quién?

Por su parte, una amplia coalición nacional está en la fase final de organizar lo que esperan será una de las manifestaciones nacionales más grandes contra la guerra en Irak programada para el 27 de enero en Washington. Según los organizadores, el objetivo principal es exigir que el Congreso asuma su responsabilidad y responda a la voluntad de la mayoría del pueblo estadunidense para poner un fin a esta guerra.

 
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