Usted está aquí: martes 23 de enero de 2007 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

La fábrica de los sueños y la santísima trinidad del Estado

Generosidad de los 3 poderes de la Unión con el joven Azcárraga

Ampliar la imagen Emilio Azcárraga Jean, dueño del jugoso negocio de las apuestas de juego Foto: Guillermo Sologuren

¿Qué hubiera dado Emilio Azcárraga Jean y socios que lo apuntalan para que una autoridad mexicana hubiera decidido al ganador en el proceso de compra de Univisión (la mayor televisora para el mercado hispano en Estados Unidos), porque ese es el único negocio ­permitido o no­ que se le ha ido de las manos en sus diez años al frente de la muy jugosa fábrica de sueños, como tiernamente él mismo describe a Televisa.

Ni uno solo, porque en México los tres poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) han sido por demás generosos con las peticiones y ambiciones del joven heredero del imperio: constante ampliación de su red de televisión y radio, "desaparición" de impuestos en especie (el "decretazo" foxista), la ley Televisa, el Acuerdo de Convergencia, la negativa de una tercer cadena nacional, publicidad gubernamental y electoral a manos llenas, terrenos a precio de regalo en Cancún, fondo de inversiones, línea aérea, monopolio de la televisión por satélite, y más, mucho más.

Y en este último paquete se cuentan los permisos gubernamentales para entrar de lleno al jugoso negocio de las apuestas, rápida y graciosamente concedidos por el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel ­hoy al frente de la bancada panista en el Senado­, una semana antes de dejar Bucareli para atender sus ansias de torero con miras a Los Pinos, y con ganas de que la fábrica de los sueños hiciera el suyo realidad.

Ayer, el pleno de la Suprema Corte "convalidó por ocho votos contra dos la constitucionalidad de los centros de apuestas remotas'', contemplados en el reglamento de la Ley de Juegos y Sorteos, con el argumento de que 'es preferible' que ''existan estos centros de apuesta regulados y supervisados por la Secretaría de Gobernación, en lugar de que acudan quienes quieran apostar a mecanismos como Internet, en los que no hay control alguno".

Sólo hasta ayer, pues, la Suprema Corte de Justicia de la Nación autorizó el negocio que Creel dio por bueno el 25 de mayo de 2005, es decir, 130 permisos para que Televisa, por medio de su empresa Apuestas Internacionales, entre de lleno, y con la bandera de la legalidad, al jugoso negocio de los centros de apuestas remotas y salas de sorteos de números.

Lo anterior, sin embargo, no impidió que Televisa hiciera efectivos algunos de los permisos concedidos casi dos años atrás por el ahora senador panista e inaugurara cuando menos 10 locales (el primero de ellos, Play City, en abril de 2006, en la tierra del gober precioso) con una inversión no menor a 45 millones de dólares, de acuerdo con información de Televisa.

Mientras la fábrica de sueños y su cabeza visible cortaba listones para poner en marcha sus establecimientos de juego, pendiente de resolución estaba la impugnación que un grupo de diputados hiciera sobre el Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos, la investigación que haría la Auditoría Superior de la Federación en torno a los permisos otorgados a Televisa por Santiago Creel, y el estudio de impacto social de los centros de apuestas, supuestamente encargado a la UNAM por el gobierno anterior.

Aun así, antes de que el máximo tribunal se pronunciara, Televisa hizo efectivos los permisos y sus centros de apuestas comenzaron a funcionar. Así de fácil, así de sencillo, tanto que Apuestas Internacionales, la subsidiaria de la fábrica de sueños, se constituyó tan sólo unas cuantas semanas atrás de que el generoso Santiago Creel le concediera los 130 permisos para establecer centros de apuestas remotas y salas de sorteos de números en 25 estados de la República, Distrito Federal incluido, con una vigencia hasta 2030 (renovable, por supuesto).

El nuevo filón, "legalizado" está y, así, en algún evento de Televisa vestidos de crupier aparecerán Emilio Azcárraga, Carlos Slim, Pedro Aspe, el "hermano" Bernardo Gómez, Enrique Krauze, Carlos Fernández González, Roberto Hernández Ramírez, Fernando Senderos, Germán Larrea, Claudio X. González, Alberto Bailleres, Lorenzo Zambrano y demás participantes en el juego de la perinola, acostumbrados a llevarse todo.

¿Qué más pedirá el patrón de la fábrica de los sueños? ¿Qué más le concederá la santísima trinidad del Estado?

Las rebanadas del pastel:

De la realidad y el Presidente del empleo: "Trabajé nueve meses en el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol); sin embargo, lamentablemente después de fomentar una cultura del trabajo en equipo, llegó al instituto Lydia Madero (ex senadora panista) por el cambio de administración. Pero eso no quiere decir que exista razón para apoderarse de la vida de los trabajadores y que sin más se den por concluidos los contratos de honorarios de más de 60 de ellos. Según entiendo, esto sucede actualmente en la administración pública federal. Con el 'así es, ni modo' nos tuvimos que ir unos a nuestras casas y otros, los más afortunados, a otros trabajos. No me parece justo que ni siquiera nos hayan entrevistado, que ni siquiera les interese nuestro trabajo desarrollado en el tiempo que estuvimos ahí. No creo que sean las formas, pues hay tanta tensión en las oficinas, tanta incertidumbre, hostigamiento y violencia, hasta donde yo tengo entendido, que se pasó una lista de personas a los policías de la entrada para no dejar pasar a los de honorarios; se nos dio una patada en el trasero y nadie dice nada, nadie hace nada por miedo e ignorancia. Por lo menos quiero hacer la denuncia, con el anonimato correspondiente, pues soy una mujer que necesita trabajar para mantener a sus dos hijas pequeñas y temo cualquier represión. Una se queda pensando qué va a pasar con este país, en manos de quién estamos, qué va a pasar con el proyecto del Indesol, qué va a pasar con este grave problema que no termina y que no se sabe hasta cuándo''. (Por obvias razones nos reservamos el nombre del denunciante).

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