DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 29 DE ENERO 2007 
NUMERO ESPECIAL


Portada
Introducción
La bioseguridad en México: del trabajo legislativo al Manifiesto por la Protección del Maíz
YOLANDA MASSIEU
Bioseguridad y seguridad alimentaria
HILDA IRENE COTA
La soya transgénica en América
LILIAN MARTÍNNEZ ACOSTA
¿Qué pasó con la contaminación transgénica de maíces mexicanos?
LIZA COVANTES TORRRES
Actores sociales y controversias en la ingeniería genética agrícola: el caso del maíz transgénico en México
MARÍA DE LOURDES SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
Protegiendo al maíz, protegemos a México
YOLANDA CASTAÑEDA ZAVALA

Correo electrónico:

[email protected]

  

Protegiendo al maíz, protegemos a México

Yolanda Castañeda Zavala

Profesora-investigadora del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco

La producción de semillas resulta esencial para la alimentación del mundo. Una de las más importantes es la de maíz que se cultiva en 134 países. La producción en las naciones desarrolladas se destina principalmente a la alimentación animal o a fines industriales.

La importancia que tiene el maíz en diversos países llevó a utilizarlo en nuevas tecnologías. En la década de los años setenta y ochenta, los avances de la ingeniería genética y de la biología molecular permitieron incorporar genes de diferentes organismos a esta planta para que desarrollara toxinas. Así comenzó una nueva etapa en la lucha contra las plagas agrícolas, así como transformaciones que permitieron la tolerancia a herbicidas. De esta manera, surgió el maíz transgénico, que ha suscitado grandes debates sobre sus riesgos y beneficios.

Referente a los beneficios, los generadores de la variedad de maíz resistente a insectos argumentan, por ejemplo, que su uso eleva la productividad al disminuir las pérdidas causadas por plagas; reduce costos de producción al emplear cantidades menores de insecticidas y consecuentemente se protege al ambiente.

En cambio, la tendencia contraria a esta tecnología objeta lo anterior y expresa que pueden existir riesgos, principalmente en dos aspectos: el medio ambiente y la salud humana.

En el primer caso se cree que los transgénicos, al cruzarse con otro tipo de plantas o malezas, perturbarían los ecosistemas. También hay la preocupación de una transferencia de genes a cultivos básicos para la alimentación, como el maíz, lo cual afectaría la diversidad de éstos o llevaría incluso a la posible desaparición de algunas variedades.

En el segundo caso se teme que el consumo de las plantas transgénicas genere reacciones de alergias y toxicidad en personas sensibles.

En México la existencia de maíces transgénicos está generando inquietud en una parte de la sociedad por distintos motivos: el país es centro de origen del maíz; además, el grano es fundamental para el consumo humano, con connotaciones culturales y religiosas.

Pero además, en el territorio nacional encontramos una diversidad de razas y variedades criollas inigualables en el mundo; tampoco se debe olvidar que de su cultivo depende parte de la subsistencia de más de dos millones de familias campesinas, quienes durante cientos de años han conservado y mejorado dicha planta.

A pesar de ser el maíz un alimento básico de los mexicanos, no se logra abastecer al mercado nacional con la producción interna. Por tal motivo se importan anualmente cerca de cinco millones de toneladas provenientes de Estados Unidos. Este país es el principal productor de maíz transgénico y no considera que exista alguna diferencia entre un maíz convencional y el genéticamente modificado, por lo que llega a México sin segregarse.

Esta situación genera una creciente preocupación porque las variedades transgénicas podrían estar diseminándose por el territorio nacional al no contar con un estricto sistema de bioseguridad que evite riesgos ambientales con posibles impactos culturales, económicos y sociales.

Pero ¿cuáles han sido las medidas de regulación establecidas en el país para evitar riesgos con maíces transgénicos?

1. A partir de 1998, se establece una moratoria que evitó su siembra a nivel comercial y experimental en tanto no se contara con un marco regulatorio. Cabe señalar, sin embargo, que en octubre de 2003 se levantó la moratoria para experimentación, decisión tomada por los integrantes de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados.

2. Transcurre un largo periodo de discusión en la Cámara de Senadores y en la de Diputados con la intervención de diversos actores sociales, en donde se expusieron y confrontaron problemas y posiciones divergentes para la implementación de una ley sobre la materia. Finalmente, la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados entró en vigor en el 2005.

3. Sin embargo, para el caso del maíz se estableció en la ley un periodo de Régimen de Protección Especial. ¿Qué deberíamos entender con dicho régimen? ¿Que por ser centro de origen se impediría la introducción de maíces transgénicos? ¿O que existirían zonas restringidas para su cultivo?

Ante estas interrogantes, el 12 de junio del año pasado se realizó en la sede del Congreso de la Unión el primer taller sobre “El Régimen de Protección Especial del Maíz en la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados”.

Allí, académicos, expertos en maíz, productores, ONG y público en general coincidieron en diversos aspectos, dados a conocer a la opinión pública en un manifiesto en septiembre siguiente, como detalla Yolanda Massieu en el artículo que se incluye en este suplemento.

La decisión de utilizar maíz transgénico no puede tener como justificación la resolución parcial de problemas en ciertas partes del territorio nacional. Por el contrario, es necesario tomar en cuenta el contexto que caracteriza a la producción agropecuaria en cuanto a la falta de apoyos económicos y técnicos para los productores, principalmente de variedades nativas. Y, además, la caída del precio interno, las dificultades para la comercialización de las cosechas, entre otros.

Sin una definición de política de Estado que integre los aspectos productivos, ambientales, alimentarios y de ciencia y tecnología, no puede concluirse con ligereza que la siembra y diseminación de materiales genéticos no afectará la existencia de diversos ecosistemas y a los cultivos tradicionales.

Por el contrario, se deben considerar las distintas circunstancias. En el caso muy concreto del maíz estamos hablando no solamente de un producto más, sino que dicho grano tiene una connotación social y cultural para la sociedad mexicana que ha perdurado por muchos siglos.

Ir al inicio