Usted está aquí: lunes 29 de enero de 2007 Opinión Cinopsis

Cinopsis

Jaime Avilés

Cielo del fuera: palindromas

Ampliar la imagen Fotograma de la película de Todd Solondz

HAY PELICULAS QUE mueren asesinadas por sus distribuidores mediante la sinópsis que éstos preparan para "venderlas". Vean lo que le hicieron a Palindromas, la cuarta cinta del genial Todd Solondz (que titularon Palindromes, tal como se llama en inglés, sin saber lo que significa esa palabra griega ni que se puede escribir directamente en español): "Aviva es una chica de 13 años decidida a ser madre. Pone en ello todo su empeño y aunque a veces ha estado cerca de cumplir su deseo sus planes siempre acaban frustrándose a causa de sus padres. Aviva se escapa y pone en marcha su plan de quedar embarazada de una forma u otra, pero el lugar al que llega es un mundo quizá demasiado extraño y peligroso para ella".

LOS DISTRIBUIDORES GANAN miles de millones de dólares al año. ¿Por qué exhiben tal miseria expresiva al redactar? ¿Por qué en tres frases repiten el verbo "poner" y el sustantivo "plan"? ¿Y por qué en vez de incitar a los espectadores a ver la obra los ahuyentan con tales tonterías?

Un palindroma es una frase que de izquierda a derecha y de derecha a izquierda se lee igual: Anita lava la tina, salta Lenin el atlas, a Marx x rama, etcétera. Aviva es, por tanto, un palindroma y el nombre de la heroína de esta tragicomedia representada en cada escena por una distinta actriz (recurso inventado por Buñuel en El oscuro objeto del deseo, que Solondz lleva a sus últimas consecuencias), donde la metáfora visual no puede ser más diáfana.

AVIVA ES TODAS las niñas de 13 años de Estados Unidos (pero no del mundo, oh no, así no viven en Chiapas o en Uganda), que fantasea con la maternidad en una sociedad ultrapuritana y dividida entre partidarios y enemigos del aborto, mientras los que abusan sexualmente de los menores gozan del mayor confort, tema que Solondz abordó en sus trepidantes creaciones anteriores: Felicidad (1998), Cosas que se me olvidan (2001), Storytelling (2003).

¿POR QUE LOS distribuidores ocultan que Palindromas es un formidable alegato contra la pederastia?¿Por qué no invitan al público a reflexionar sobre el asunto cuando en México se libran inquietantes batallas de la misma índole, como la de Lydia Cacho contra los empresarios Succar Kuri y Kamel Nacif, y la de Sanjuana Martínez contra el cura Nicolás Aguilar y el cardenal Norberto Rivera Carrera?

SI LO QUE pretendían era que Palindromas tronara en taquilla hay que admitir que los distribuidores lo lograron: en su segunda semana de exhibición subsiste apenas en tres salas. Qué diferencia con el éxito obtenido por Fuera del cielo, la muy recomendable opera prima de Javier Patrón Fox, que tuvo una sinópsis fiel a la propuesta estética y a la trama, y que entra en su tercera semana con más de 80 copias sólo en el Distrito Federal.

"EN EL DEVASTADO paisaje urbano de la ciudad de México, el Marlboro acaba de salir de la cárcel y busca a su hermano, el Cucú, causante quizás de su encierro. Durante 24 horas tendrán tiempo de rencontrarse y perdonarse, pero también de cometer un asalto que los llevará a mezclarse con personajes de otros ámbitos sociales."

LA INCITACION ES tan sencilla como eficaz: el Marlboro es Demián Bichir, la dama joven, Martha Higareda, y juntos realizan una de las escenas más rompebraguetas del siglo XXI, mientras Dolores Heredia, Rafael Inclán, el joven Armando Hernández y la discreta Elizabeth Cervantes cumplen a cabalidad sus papeles, en tanto que Isela Vega, con una aparición de apenas tres minutos, alcanza una de las cumbres más altas de su larga carrera de actriz: está deliciosa en su carácter de anciana y mariguana ex prostituta.

Y TODO TRANSCURRE bajo la luz plateada y la sucia lluvia, entre las calles paupérrimas y la feroz violencia de una atmósfera que refleja con gran belleza la derrota y el fracaso del México insatisfecho y deprimido de nuestros días. Cintas como Fuera del cielo; Japón, de Carlos Reygadas, o En el hoyo, de Juan Carlos Rulfo, son expresiones de nuestro nuevo cine, y nada tienen que ver con los productos industriales de los braceros mexicanos en Estados Unidos, como Alejandro González Iñárritu o Alfonso Cuarón, que guardan tanta relación con la cinematografía de nuestro país como Salma Hayek con Frida Kahlo o Mel Gibson con el Popol Vuh.

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Fotograma de la película de Todd Solondz

 
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