Usted está aquí: viernes 2 de febrero de 2007 Opinión Arqueólogos de la derecha

Gabriela Rodríguez

Arqueólogos de la derecha

Finalmente tomamos las calles; ya nos habíamos tardado. Con esta administración hasta por el derecho a comer tortillas hay que defendernos y hoy nos toca exigir la más material de nuestras necesidades: la alimentación. Para controlar las movilizaciones sociales ­o "el populismo", como ellos le llaman­, la nueva derecha necesita apoyar sus políticas económicas con proyectos sociales y culturales, por lo que está invirtiendo para formar cuadros y regular a las nuevas generaciones. Los últimos nombramientos para completar el gabinete envían señales contradictorias, por decir lo menos.

Una vez que empieza a corregir sus iniciales y fallidas declaraciones, el secretario de Salud elige como director jurídico a Bernardo Fernández del Castillo, quien es, nada más y nada menos, que el abogado defensor de Jorge Serrano Limón, acusado por defraudación de recursos públicos que le fueron asignados irregularmente desde esa secretaría para programas que confrontan los derechos reproductivos de las mujeres.

Además de ser consejero jurídico de Provida, Fernández del Castillo ha sido defensor de Norberto Rivera y de la Arquidiócesis de México. Serios conflictos de intereses se van a enfrentar aquí. ¿Cómo defender el interés público en contra de su defendido en su despacho privado? ¿Cómo separar al patrón (Estado) de su cliente (Iglesia)? ¿Qué normas de salud va a autorizar un jurista cuyos clientes han sido las organizaciones que se oponen a las políticas de salud reproductiva y de lucha contra el VIH/sida, diseñadas y ejercidas por la Secretaría de Salud?

En el Instituto Mexicano de la Juventud también hay novedades. Una institución, cuyo equipo se había caracterizado por su seriedad y profesionalismo destacado, está en riesgo de perder ese rasgo. Desde 1994 con Luis Sánchez al frente se revitalizó al legendario CREA, se tuvo el acierto de comenzar con diagnósticos y estados del arte sobre la juventud que no tenían precedente, por su cobertura, visión crítica, compromiso plural e incluyente. Desde el Centro de Investigación y Estudios sobre Juventud (CIEJ) se realizaron estudios y encuestas para conocer las necesidades del grupo de edad que representa el mayor peso demográfico en la historia, impulsaron relaciones con la academia para vincular la investigación y los programas operativos dirigidos a los y las jóvenes, fortalecieron las redes de organizaciones de la sociedad civil en diversos y cruciales temas, y publicaron múltiples trabajos de corta, mediana y larga escala para difundir el conocimiento y ofrecer insumos para la elaboración de políticas y proyectos hacia la juventud mexicana. Con el cambio sexenal de 2000, aunque el IMJ no tuvo un papel destacado, sobre todo por replegarse de los grupos progresistas y dirigir más apoyos a organismos religiosos y conservadores distantes de la problemática juvenil, hay que reconocer que los anteriores dirigentes respetaron la continuidad de los trabajos del CIEJ y mantuvieron un equipo plural de alta calidad técnica.

Ahora las cosas son distintas. La nueva dirigente Isabel Priscila Vera Hernández ha solicitado la renuncia a José Antonio Pérez Islas de la dirección del CIEJ, quien, además de sus cualidades académicas y ejecutivas, lograba convocar a grupos de todos los partidos, religiones e ideologías. La directora del IMJ es una jovencita del ITAM sin la menor experiencia en el tema ni en el ejercicio público y podría desmantelar todo un proyecto histórico en su afán de "limpiar" los cubículos de todo aquello que no provenga de las huestes del PAN. Es muy preocupante que un proyecto que se encaminaba hacia una verdadera política de Estado sea convertido en un centro partidista de formación de cuadros, un puntal estratégico para fortalecer la visión ideológica y política del blanquiazul, ¡lavacerebros de jóvenes! ¡Católicos ultra!

Pero estas cosas no parecen casuales, sino bien anticipadas. ¿Cómo no relacionar estos hechos con la inauguración de la nueva sede de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), presidida hoy por el dirigente del PAN, Manuel Espino? La imagen fotográfica es la sombra de esos oscuros hombres ­algunos de traje negro, otros con hábitos religiosos y una sola mujer vestida con sastre negro­ que sonríen a la cámara e informan ante los medios que "van a enfrentar el comunismo en el continente". Suena estridente y asertiva la frase, casi casi como los mensajes antiterroristas de Bush, ¡hasta asustan! ¿No pretenderán ahorcar a Chávez o a Castro?

Ahí estuvieron los panistas de México presidiendo la ceremonia, los republicanos del norte, el Episcopado Mexicano, los cubanos de Miami. Felipe Calderón disculpó su inasistencia por tener que atender la gira de trabajo por Europa, pero envió a su representante. Vicente Fox tampoco acudió "por respeto y consideración con el actual mandatario" .

No cabe duda que el contenido religioso representado por Cristo ha sufrido grandes transformaciones. La eficacia política con que se utilizó su figura después de la caída del divino César en Roma es una lección de la historia, un tesoro estratégico que en pleno siglo XXI quieren rescatar los arqueólogos de la derecha. Sólo que entre tanto ocurrió la modernidad, ¿podrán contra ella?

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