Usted está aquí: lunes 5 de febrero de 2007 Cultura Exhiben en una muestra el arte de la encuadernación

Pliegues de la memoria, de Dulce María Luna Torres

Exhiben en una muestra el arte de la encuadernación

JORGE RICARDO

Ampliar la imagen Encuadernación del libro Vida, pasión y muerte de un poeta, de Miguel Hernández, realizada por Dulce María Luna, que forma parte de su exposición

Dulce María Luna Torres aún realiza una labor que comenzó hace miles de años, por lo menos desde que fue posible escribir sobre un material que podía enrollarse, maltratarse, confundirse y perderse. Encuaderna libros desde que era niña, un acto, asegura, de amor y expresión artística, no sólo personal, sino de un pueblo.

Si bien surgió desde la antigua cultura egipcia, cuando un encuadernador unía fragmentos de papiro para enrollarlo a una varilla de madera, con la revolución industrial esa tarea "se ha venido perdiendo, porque ha habido muchas limitaciones en lo económico y cultural".

Licenciada en letras hispánicas y editora, Luna aprendió el oficio a los cinco años. En 2007 participará en el Concurso Internacional de Encuadernación en París, cita a la que acudió el año pasado. Por estas fechas exhibe también la muestra Pliegues de la memoria, en la biblioteca Lerdo de Tejada, con trabajos de las dos décadas recientes: libretas, diarios, libros, proyectos especiales, estuches y obra propia que muestran la calidad técnica y expresiva de este arte.

Si bien la encuadernación industrial se presenta como la más exitosa y avasalladora, también ha impulsado la calidad artística de los encuadernadores, cuyas obras la mayoría de veces son "expresión de una sociedad, una forma de decir algo, mediante las portadas de los materiales", dice Luna Torres sobre el proceso de selección de colores, estilo y símbolos que se utilizan en "la vestidura" de obras.

"Es un acto de amor, porque quien te pide que encuadernes algo está dejando en tus manos un objeto que quiere mucho, y el encuadernador establece una relación amorosa con el libro".

María Luna también imparte talleres sobre el tema, pero aclara: "no es manualidad, es el cuidado de nuestra memoria, es lo que nos respalda; tiene que ver con todo un proceso, con la dedicación de mucha gente que está detrás, no se puede reducir a sólo pegar papel sobre cartón, es interpretar, entender el libro, buscar materiales. Es un acto liberal, porque nos recupera como humano, como hacedor".

La obra se expondrá en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, República del Salvador 49, Centro Histórico. Correo electrónico: [email protected].

 
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