Usted está aquí: domingo 11 de febrero de 2007 Política A la mitad del foro

A la mitad del foro

León García Soler

El entorno de los brujos

Ruedan cabezas. Las matanzas no cesan. Los extraditados comparecen ante jueces de allá de aquel lado y el extravío mediático contagia a radicales y conservadores de acá. En batalla se combate para vencer y el Estado combate en dos frentes. Llegó a tiempo la conmemoración de la Marcha de la Lealtad. "Este vínculo institucional es y debe ser indisoluble por la salud de la República", dijo el general secretario, Guillermo Galván.

El mando civil del titular del Poder Ejecutivo y la disciplina de las fuerzas armadas que cumplen las órdenes del comandante supremo, el Presidente de la República, no es poca cosa. Y en ella se ha sustentado la transmisión pacífica del poder durante ocho décadas. No deja de inquietar que el general Galván exprese con firme voz de mando: "somos parte del poder". Más bien dicho, que los avatares de la batalla en dos frentes hayan movido al soldado a precisar lo que está en la norma suprema y nadie ha puesto en duda. Parte del poder constituido; poder real frente a poderes fácticos. Aunque el dinero, la Iglesia y el imperio vecino hagan sentir su peso en la balanza y hayan puesto de rodillas a más de uno de los titulares del poder constituido.

Aunque en la tensa realidad de la alternancia en presente continuo se aparezcan fantasmas del pasado y se imponga el entorno de los brujos. Aunque la derecha se diga centro y se proponga rebasar a la izquierda por la izquierda. Aunque la izquierda sea calidoscopio cuyos espejos cambian las tribus por oro. Un caudillo de hojalata impone su ley en la ultraderecha: Manuel Espino, a golpes de yunque, ensordece a la razón, comulga en Los Pinos y predica en el ágora que Vicente Fox es gran estadista admirado en el mundo entero. Y se da el lujo de asegurar que el doble juego es virtud democrática del PAN. Van a sobrar sombreros. O va a secarse la higuera que reverdeció al asumir la Presidencia Felipillo santo.

La tortilla al alza y la faramalla de acaparadores expuestos, mientras Sojo y compañeros de gabinete insisten en que no es función del Estado regular el precio del maíz. Aunque eso ordene quien los nombró. Tiene al enemigo en casa el de Michoacán. Ahí está la violencia entre sindicalistas atizada por funcionarios al servicio de los patrones. Y la insolencia de Industrial Minera México: cerrar la mina Pasta de Conchos donde la incuria empresarial y la tolerancia oficial ocultaron la inseguridad que provocó la explosión en un túnel y la muerte de 65 mineros. De ellos, 63 permanecen sepultados. El entorno de los brujos permite que la empresa cierre y despida a 250 trabajadores, mientras está en Coahuila Carolina Ortiz Porras, titular de la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo.

Ah, los patrones dejan unas cuadrillas para buscar los restos de los muertos por la explosión del 19 de febrero de 2006. Casi un año. La desfachatez del entonces secretario del Trabajo se exhibe en estos días con toga y birrete: obtuvo el grado de doctor en Educación con la tesis La transmisión de valores. Y que los muertos entierren a sus muertos. Queda la esperanza de que no ceda la resistencia sindical ni se rinda el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. ¿Por dónde dicen que van a rebasar?

Cartucheras al cañón, quepan o no quepan. Leonel Cota Montaño personifica el paso de tragedia a farsa. Sería un exceso incluirlo como personaje del 18 Brumario, aunque la contraparte sea Napoleón el pequeño. Ayer inició el PRD su Consejo Nacional: con doña Ana Rosa Payán el PRD sería competitivo y, añade Agustín Guerrero, permitiría "romper al PAN en Yucatán", como antes rompió al PRI en Mérida la derechista a ultranza. Ah, la izquierda que rebosa mientras la rebasan: para acabar con el cacicazgo del PRI se aliaron con el PAN y con Patricio Patrón Laviada, príncipe de la casta divina que hoy apoya a Xavier Abreu para rendir tributo al centro panista presidido por Felipe Calderón, en la península que fuera símbolo de resistencia al centralismo. Claro como el lodo, decía Norbert Gutterman.

El PRI apuesta a la involución. Dos buenos candidatos a presidir el Comité Ejecutivo Nacional y ni una sola idea de cómo reconstruir el rompecabezas del partido incluyente, punta de lanza del revisionismo modernizador que acabó por vestirse de polko y recibir bajo palio el arribo de la derecha al poder. La que no había gobernado al país desde la Revolución de Ayutla. "Los reaccionarios que también son mexicanos", diría Benito Juárez después de restaurar la República. Enrique Jackson y Beatriz Paredes son militantes de probada vocación y capacidad política. Pero el entorno de los brujos impone el combate imaginario por el pasado.

Ernesto Zedillo está en Davos, en Los Pinos, en la ONU, en Yale y dondequiera que ondea la bandera de las barras y las estrellas. Carlos Salinas de Gortari está en las pesadillas de los timoratos, en los concilios de todos los grupos de poder real y en la mayor reserva de resentimientos de entre quienes hacen como que hacen política. Esta combinación de miedo y odio ensombrece la contienda política interna del PRI y envenena la vida pública. A pesar del acierto salinista en lo dicho sobre el valor histórico y la importancia de las relaciones de México y Cuba. Fidel Castro da la batalla final. México no puede estar ausente. Recuperamos la iniciativa de nuestra política exterior o quedamos al margen del devenir en la América nuestra. George W. Bush viene a México y se va.

Aquí quedan, al servicio de lo que queda del Estado en liquidación, docenas, quizá centenares de quienes se formaron y capacitaron bajo el símbolo de la continuidad sin continuismo, del sistema incluyente. Cosas de compañeros de banca y de bancos, hechos a imagen y semejanza, fundidos en el pragmatismo y, finalmente, en lo que Castillo Peraza llamó la victoria cultural. Alguien tenía que encargarse de estas ruinas que ves, de los destrozos de la incapacidad foxiana y la ignorancia supina. Desde Guillermo Ortiz en la banca central hasta José Angel Gurría en la OCDE. Luis Téllez en el área que él mismo redujo a funciones regulatorias. Jesús Reyes Heroles en Pemex, atalaya de la soberanía nacional, refugio para aprendices de brujos de los topes fiscales, planeación al corto plazo y obsesión por llevarla a la mesa de remates de la nueva ortodoxia.

Sin Pemex no hubiera podido pignorar el petróleo Ernesto Zedillo. Y siempre ha habido inversión privada en Pemex. Jesús Reyes Heroles expuso la cruda realidad, las dificultades que enfrenta la empresa. Pero el dilema central está en el cambio de régimen fiscal, autonomía de gestión y mecanismos de inversión no encadenados a la falacia privatizadora ni a los prejuicios del determinismo inmaterial. El Congreso tiene la palabra. El riesgo no está en los altibajos del valor del crudo. La demanda de energía de India y China crece exponencialmente.

Pero aquí en el debate sobre cómo reducir los poderes fácticos, nos recuerda Gustavo Gordillo en estas páginas: "cuando algunos plantean empezar por los monopolios públicos y citan el ejemplo de Pemex casi parece realismo mágico. Curioso monopolio este al cual le expropian más de 80 por ciento de sus ingresos. Más bien el monopolio está en la Secretaría de Hacienda".

Cartucheras al cañón.

 
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