Usted está aquí: viernes 16 de febrero de 2007 Ciencias Rastrean en la Antártida el origen del sistema solar

Piedras de otros mundos y polvo de asteroides, imán para grupos de científicos

Rastrean en la Antártida el origen del sistema solar

El bombardeo de meteoritos contribuyó a la formación de la atmósfera en la Tierra

AFP

Concordia, Antartida, 13 de febrero. Hombres armados con picos y palas, protegidos por gruesos abrigos, reconocen el hielo virgen de la Antártida en busca de "piedras" de un valor inestimable, pues se trata de meteoritos y micrometeoritos procedentes de otros mundos.

"El objetivo es hallar polvo de asteroides o de cometas para estudiar los primeros momentos del sistema solar. Es decir, objetos que estén lo más cerca posible de los que formaron nuestra estrella hace unos 4 mil 500 millones de años", explica Jean Duprat, cosmoquímico del Centro de Espectrometría Nuclear y de Espectrometría de Masa del Centro Nacional de Investigación Científica francés.

La Antártida ha resultado ser uno de los mejores lugares para la búsqueda de esas piedras procedentes de la Luna, de otros planetas y de asteroides. Sobre su casco glacial, lejos de toda contaminación humana y con lluvias muy débiles, las rocas capturadas por el hielo son fácilmente recuperables y, sobre todo, no tienen muchas posibilidades de ser de origen terrestre.

Desde hace más de 30 años, los geólogos recorren este continente en busca de su Grial, de la muestra que les permita avanzar de modo decisivo en la comprensión del sistema solar y de su formación.

Así, miles de meteoritos, objetos de más de un centímetro, han sido recuperados en las campañas estadunidenses, europeas, japonesas y rusas.

Pero desde hace algunos años, las investigaciones se orientan más bien hacia los micrometeoritos, "granos de polvo interplanetario, de tallas comprendidas entre 25 y 500 micrones", precisa Duprat, quien dirige las colectas realizadas en la base franco-italiana Concordia. En este sitio aislado, a mil 100 kilómetros de las costas y a 3 mil 200 metros de altitud, los investigadores van en busca de nieve a profundidades de hasta 6 metros, con el objeto de extraer micrometeoritos.

Su sueño es recoger "materiales procedentes de los confines del sistema solar que podrían haber sido apresados por cometas, muy temprano, y que por lo tanto se habrían modificado muy poco", indica el cosmoquímico.

Los trabajos en la Antártida han permitido determinar que los micrometeoritos "representan, por mucho, el principal aporte de material extraterrestre" que cae actualmente sobre nuestro planeta: unas 6 mil toneladas por año, según las estimaciones más recientes, contra sólo de tres a ocho toneladas por año para los meteoritos, señala Duprat.

Aproximadamente 90 por ciento de los micrometeoritos recogidos en Concordia encierran sulfuros de hierro, y uno de ellos contenía un carbonato, "un elemento bastante soluble, cuya presencia prueba muy claramente que ese objeto sufrió muy poca alteración acuosa", explica.
El estudio de los micrometeoritos de Concordia podría tal vez aportar en el futuro algún elemento de respuesta al misterio de la aparición de la vida en nuestro planeta.

En su simulación Emma (Early MicroMeteorite Accretion), el cosmoquímico Michel Maurette indica que los elementos volátiles (azote o neón) aportados por los intensos bombardeos de meteoritos sufridos por el planeta hace más de 3 mil 900 millones de años pudieron contribuir "de modo determinante" a la formación de la atmósfera y los océanos de la Tierra primitiva.

 
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