Usted está aquí: lunes 19 de febrero de 2007 Espectáculos Cinopsis

Cinopsis

Jaime Avilés

Apocalypto: arma letal maya

NO IMPORTA LO que diga la cartelera: el gran escritor italiano Pino Cacucci estuvo en Catemaco, Veracruz, durante la filmación de Apocalypto, y supo que la frase que Mel Gibson repetía con mayor frecuencia era: "¡sangre, quiero más sangre!" Ahí se prometió que jamás vería esa película, pero, ante la histeria que ésta ha provocado en Italia, rompió su promesa y publicó un alegato para denunciarla. Esta es una muy apretada síntesis de su crítica...

"APOCALYPTO NO TIENE nada que ver con los mayas y si Mel Gibson no lo dijera en sus conferencias de prensa nadie lo notaría: la acción transcurre en una idílica comunidad indígena, más parecida a una base militar estadunidense, pero nunca se menciona que los mayas crearon un calendario de 365 días al año, o que sabían predecir los eclipses, edificar pirámides y pintar frescos ocho siglos antes que Miguel Angel empleara esa técnica en la Capilla Sixtina, o que debido a su obsesiva higiene personal nunca, nunca habrían podido vivir, como se ve en la pantalla, entre cúmulos de cadáveres putrefactos.

"MEL DICE QUE fue asesorado por expertos, pero éstos deben de haber sido una punta de texanos borrachos, dados los múltiples desvaríos que reunieron en la película. Por ejemplo, el uso del bambú (que en el siglo XVI sólo crecía en Asia), o de panteras negras, que habitan sólo en Africa y Asia meridional, en lugar de las cuales debió haber jaguares, aunque a esas alturas daba lo mismo si en la jungla mesoamericana hubieran metido camellos y elefantes.

"¿Y QUE DECIR del final, cuando desembarcan los conquistadores españoles como una especie de 'misión humanitaria' y ven los palacios de una ciudad perteneciente al periodo clásico (siglos IV al X d.C) que, por tanto, fue construida entre un milenio y 500 años antes del arribo de los europeos a América, un detallito al que Mel no le prestó importancia, olvidando que cuando los hombres de Hernán Cortés pusieron los pies en la región, todas las ciudades mayas de Yucatán y Guatemala y lo que ahora es El Salvador estaban cubiertas con millones de toneladas de tierra, bajo los bosques tropicales que guardaban su secreto.

"CUANDO SE PRODUJO la invasión, los mayas eran simplemente campesinos y cazadores, sin pirámides ni palacios, y mucho menos sacrificios humanos, que sufrieron en carne propia la devastación europea, sobre todo desde 1562, cuando el franciscano Diego de Landa Calderón decidió poner fin a la 'idolatría' mediante un tribunal de la Inquisición que torturó a miles de indios para apoderarse de esculturas y documentos y quemarlos en un inmenso auto de fe que redujo a humo la historia escrita de una civilización milenaria.

"ALGUIEN HUBIERA DEBIDO recordarle a Mel que durante más de dos siglos después de la Conquista, los 'buenos' de su película siguieron quemando a mujeres pelirrojas (por 'probable brujería'), persiguiendo judíos con pretextos religiosos para robarles sus propiedades, o que en una ciudad bellísima como Sevilla había hornos de piedra para cocinar hasta a una docena de 'herejes' al mismo tiempo, ya que eran tantos que no alcanzaban las hogueras ni las plazas públicas para achicharrarlos de uno por uno.

"SI UN DIRECTOR de cine mexicano hiciera una película con largas tomas llenas de acercamientos a los cuerpos que ardían y gritaban en los quemaderos sevillanos y agregara algunas escenas de las batallas en Flandes, donde decenas de miles de hombres se mataban con arcabuces, espadones y alabardas, podría anunciar después, en conferencia de prensa, que había rodado un filme 'sobre' la civilización católica.

"POR ESO ES deprimente constatar que en Italia el churro de Gibson tiene gran éxito, gracias a un público al que no le importa la historia ni la memoria, sino la adrenalina, mientras en Estados Unidos la revista Archeology lo ha tachado de 'pornográfico' (por sus escenas de matanzas 'con altas dosis de sexismo'), y Keneth Turan en Los Angeles Times ha escrito que la 'cinta sólo puede ser recomendada a quienes tengan la misma tolerancia que los comandantes de los campos de concentración' de Hitler. En definitiva, Apocalypto debió llamarse Arma letal maya 1. Sólo esperemos que no le sigan la 2 y la 3."

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