Usted está aquí: martes 20 de febrero de 2007 Opinión Luces sobre México

Teresa del Conde

Luces sobre México

Uno de los libros más hermosos publicados en el país en 2006 es el que corresponde al catálogo selectivo de la Fototeca Nacional del INAH, con selección y textos de Rosa Casanova, Adriana Konzavik y Mirtella Bonilla, que contiene además las ''Pequeñas especulaciones desde un archivo fotográfico", de Olivier Debroise, experto en este campo (y en otros). Me interesa comentar esta publicación impecablemente impresa en España por Artes Gráficas Palermo, debido entre otras razones a que igualmente el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM cuenta entre sus logros haber formado, a partir de su fundación, hace algo más de 70 años, de una fototeca sin la que cualquier investigación quedaría trunca, porque sea o no que las publicaciones sobre historia del arte se ilustren con imágenes, éstas son indispensables para la consecución de las mismas.

Las imágenes de los libros son, por supuesto, imágenes de una imagen, pero siempre serán más fieles que la fotografía de un cuadro, escultura, etcétera, reproducida en un libro o que la imagen digital que a toda velocidad está sustituyendo a las diapositivas.

El libro que comento está dividido en rubros que integran los diferentes fondos de la Fototeca Nacional, comenzando por el Casasola y por el que se encontraba en el ex convento de Culhuacán, a los que se han venido adhiriendo conjuntos temáticos, como el étnico y el prehispánico, para proseguir con fotografías que provienen de coleccionistas privados, unos ya fallecidos, como don Felipe Teixidor, y otros vigentes y en aumento, como los acervos de Guillermo Tovar de Teresa y el de Carlos Jurado, que en lo personal me resulta entrañable, debido no sólo al ingenio que puso en la confección de sus cámaras (que conozco desde hace lustros), sino igualmente por sus tomas. Estos fondos son eclécticos (salvo en términos generales el Casasola), en tanto que pueden contener desde daguerrotipos o impresiones en albúmina hasta imágenes recientes.

Por ejemplo, en el Fondo Culhuacán hay una foto de 1910 que corresponde a la galería del entonces Museo Nacional, inaugurada el 16 de septiembre de 1887. Las piezas no guardan orden ni de procedencia ni de cronología y eso es lo interesante, pues nos retrotrae a los museos del siglo XIX. En la toma que menciono Coatlicue rige. Culhuacán contiene también tomas de diferentes tipos de indígenas, destaca una espléndida de tres tehuanas que parecieran ser igualmente griegas o turcas, poderosas y un poco temibles, como parcas que sabían posar, cosa que hicieron en 1912.

En la toma correspondiente a una de las Escuelas al Aire Libre están los modelos en los que pudo inspirarse Mardonio Magaña (1927), en tanto que en el Fondo Etnico hay impresiones a la albúmina que Désiré Charney quizá obsequió a Maximiliano.

Es posible, así, conocer al mariscal Bazaine, retratado junto con su nada bella esposa Pepita, medio jorobada, luciendo falda en forma de campana. Miguel Miramón, muy esbelto, fue retratado por Justo Ibarra en 1866.

En el Fondo Tovar destaca el retrato de una mulata bellísima, de ojos verdes, una nueva ''Gioconda", retratada en La Martinica, obviamente debido a su belleza.

Existen asimismo fotos cómicas, de J.A. Bustamante, como la de la torera desnuda o el travesti captado en pose de madame Récamier, según el óleo de Jacobo Luis David, en 1800. La pose ha sido multicitada por pintores, escultores y fotógrafos, pues las pinturas influyeron en la fotografía desde sus inicios, al igual que este medio determinó el comienzo de las vanguardias artísticas, tanto que Paul Delaroche (1797-1856) fue quien primero ''dictaminó" la muerte de la pintura, y acaso lo pensó así porque hoy día algunas de sus pinturas parecieran versiones de escenografías prehollywoodescas, como aquella que representa la ejecución (por decapitación, en 1554) de lady Jane Gray, que puede verse en la National Gallery de Londres.

El tiempo termina por elevar casi todas las fotografías, aun las más inexpertas, a la altura del arte (Susan Sontag dijo, en su multicitado ensayo de 1973). Así sucede, pero sólo con las fotos envejecidas, nunca con las recientes y a color, salvo las que obedecen a fotorreportajes bien encuadrados o aquellas que se han vuelto clásicas, como las del Fondo Nacho López.

Hay error en el registro de una de las tomas del Fondo Familia Alvarez Bravo Urbajtel. Se trata de una toma de Guillermo Kahlo de la entonces llamada Calle Real de Coyoacán. En efecto, la toma puede ser de 1908, pero no fue entonces que la familia de Guillermo Kahlo se mudara a Coyoacán, basta con saber que Frida nació en la Casa Azul, en 1907, y que sus padres y hermanas mayores estaban allí desde 1904.

 
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