Usted está aquí: domingo 25 de febrero de 2007 Opinión Navegaciones

Navegaciones

Pedro Miguel

Herramienta de mono

Encuentro con el Troglodytes faber

La singularidad humana, cuestionada

Ampliar la imagen Regreso del astronauta Ham

Ampliar la imagen Regreso del astronauta Grissom

El primer astronauta estadunidense se llamaba Ham y era chimpancé; el 31 de enero de 1961 realizó una misión suborbital a bordo de una cápsula Mercury. Cuarenta años después George W. Bush llegó a la presidencia, aunque nadie puede asegurar que exista una relación -directa o indirecta- entre ambas situaciones. En todo caso, el primero de esos datos bochornosos fue contado con maestría por Tom Wolfe en The Right Stuff (editado por Anagrama con el título Lo que hay que tener) y posteriormente llevado a la pantalla, tanto en la cinta homónima (1983) como en la hermosa y divertida Space cowboys de Clint Eastwood.

Un cálculo obvio tras la contratación de animales era que si un Homo sapiens se chamuscaba había que tranquilizar a la viuda y, en cambio, los Pan troglodytes verus eran solteros de necesidad. Pero había más: las primeras aventuras cósmicas tenían trayectorias definidas de antemano, como las que recorren las balas de cañón y, en consecuencia, las Mercury tenían muy pocos controles. Un chango con entrenamiento básico podía operarlos, respondiendo a estímulos programados. O sea que casi daba igual si el infeliz que viajaba en el cacharro era un sapiens o un peludo, salvo por una cosa: los pilotos militares seleccionados para los vuelos del programa Mercury eran desmadrosos, fanfarrones y machos, y podían echar a perderlo todo con sus afanes protagónicos, en tanto que los macacos y los chimpancés no andaban toqueteando botones sin motivo. A lo largo de su misión, por ejemplo, el humano Gus Grissom hizo cuanta tontería se le ocurrió y cuando su cápsula acuatizó en el Pacífico jugó con unos mandos, hizo saltar la escotilla antes de tiempo, causó la pérdida de la nave y estuvo a punto de morir ahogado. Ningún primate con dos dedos de frente se habría comportado en forma tan insensata e irresponsable.

http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1170.html

http://en.wikipedia.org/wiki/The_Right_Stuff

http://www.fastcompany.com/online/06/writestuff.html

http://www.tomwolfe.com/RightStuff.html

http://www.nytimes.com/books/98/11/08/specials/wolfe.html?_r=1&oref=slogin

http://agua.drimar.com/2006/06/29/the-right-stuff-2-lo-que-hay-que-tener/

http://es.wikipedia.org/wiki/Tom_Wolfe

http://grin.hq.nasa.gov/BROWSE/mercury_astronaut.html

La superioridad de los humanos sobre los simios no residía, pues, en que los primeros fueran mejores tripulantes, sino en que eran los creadores de los vehículos. En general, la fabricación de herramientas ha sido considerada una característica distintiva de nuestra especie. Desde que surgió la noción de que humanos y primates estaban relacionados por algo más que una morfología semejante, la capacidad de producir utensilios ha sido vista como una frontera entre lo humano y lo animal. Jean-Baptiste Lamarck, precursor francés de Charles Darwin, proponía en 1809 que las singularidades de nuestra especie eran producto de los "cambios de hábitos de un mono". El buenazo de Engels sostenía, en su célebre El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre (1876), que el "signo distintivo entre la manada de monos y la sociedad humana (es) el trabajo" y que éste "comienza con la elaboración de instrumentos". Ernst Kapp (1808-1896), pionero del pensamiento tecnológico, decía que "los instrumentos del mundo técnico proyectan y reproducen el mundo orgánico específicamente humano". La idea del Homo faber ha sido compartida por tirios y troyanos: al nazi Arnold Gehlen, inspirador de neoconservadores contemporáneos, también le pareció razonable "incorporar la actividad técnica a las características constitutivas humanas". Cuando en 2003 el paleontólogo australiano Peter Brown descubrió los restos de unas criaturas homínidas que medían un metro de altura en su edad adulta y que habitaron hace 18 mil años en una isla de Indonesia, encontró en "la fabricación de herramientas" un "elemento de conducta humana moderna".

http://es.geocities.com/sucellus24/3043.htm

http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm

http://www.pedagogica.edu.co/storage/folios/articulos/folios11_03arti.pdf

http://members.home.nl/fsimon/biogr.htm

http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2004/10/29/hoy/revista/56049.html

http://www.jornada.unam.mx/2005/05/15/041o1soc.php

http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S1726-569X2005000100008&script=sci_arttext

http://www.cienciorama.unam.mx/index.jsp?action=vrArticulo&pagina=especie&aid=120

http://html.rincondelvago.com/evolucion-de-la-especie-humana.html

http://gaiaxxi.trota-mundos.com/?p=144

http://www.uib.es/depart/dba/CVpau/Luis.html

Las teorías de Darwin fueron, en su momento, una humillación grave para el ego del "Rey de la Creación". El chovinismo humano siempre ha estado a la busca de exclusividades, empezando por la tajante separación judeocristiana entre los sapiens y el resto de los bichos, tan tonta que desmiente la supuesta dotación de los primeros con el "don divino" de la inteligencia: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo" (Génesis 1:26). Cuando empezó a hacerse evidente que nuestra especie es sólo una más entre millones y que al igual que los helechos, los venados y las moscas, viene del mismo caldo de carbono, hidrógeno y oxígeno que se llama vida, fue necesario inventar algunas singularidades que nos hicieran especiales entre los organismos.

Pero en diciembre de 2004 apareció en ScienceDirect un artículo sobre el uso, por parte de chimpancés del Congo, de juegos de herramientas fabricadas por ellos mismos. El descubrimiento fue posible gracias al uso de cámaras espías emplazadas para monitorear a estos primos en su habitat natural, y dio fundamento para hablar de una tecnología primatológica. El hallazgo fue confirmado esta semana por un trabajo aparecido en Current Biology, en el que dos investigadores anglosajones dan cuenta de unos chimpancés cazadores de Fongoli, Senegal, que fabricaron, en procesos de producción de hasta cinco etapas, 26 tipos de herramientas que fueron, además, modificadas por sus usuarios en función de necesidades coyunturales. Aquí abajo vienen los artículos y hasta los videos.

http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=231&capitulo=3016

http://www.current-biology.com/content/article/fulltext?uid=PIIS0960982207008019

http://download.current-biology.com/supplementarydata/curbio/

unassign/PIIS0960982207008019/mmc1.mov

Esto está grueso. Si un mico es capaz de fabricar sondas para capturar termitas y trampas para cazar zarigüeyas, y de modificar ambos utensilios de acuerdo con la experiencia, nada impide en principio que uno de sus congéneres se nos aparezca un día en la oficina de patentes con un ábaco de bellotas bajo el brazo o que un orangután nos rebase al volante de un Maserati ensamblado por él mismo, o que un mandril venga a decirnos en nuestra cara, con el aplomo de un Padre de la Iglesia, que ha sido creado a imagen y semejanza de ya saben Quién. Pensándolo bien, tal vez la NASA no andaba tan errada en su selección de personal.

[email protected] * http://navegaciones.blogspot.com

 
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