Usted está aquí: jueves 1 de marzo de 2007 Opinión Antrobiótica

Antrobiótica

Alonso Ruvalcaba

Escotes: una digresión

Ampliar la imagen Una de las creaciones de Emporio Armani para otoño invierno, en Milán Foto: Reuters

Uno

COMO TODOS LOS hombres y la gran mayoría de las mujeres, yo también estoy obsesionado con los escotes. El escote siempre invita a una digresión de la mirada, siempre se agradece y muchas veces es bello. El más profundo de los escotes literarios nació de las tetas de la giganta de Baudelaire. Este escribió: Et parfois en été, quand les soleils malsains,/ lasse, la font s'étendre à travers la campagne,/ dormir nonchalamment à l'ombre de ses seins,/ comme un hameau paisible au pied d'une montagne: y a veces, en verano, a la hora de los soles terribles, dormir a la sombra de sus senos, como un tranquilo pueblo al pie de una montaña. Swinburne, pensando en esa giganta y en su amado Baudelaire, produjo el máximo escote (Ave atque vale, verso 62): The deep division of prodigious breasts. Uf. No puedo ver a una mesera del Zinco sin pensar en ese verso.

EN ESTE ESCOTE de sor Juana no se alcanza a ver casi nada y aun así conmina a una urgente erección: "Tránsito a los jardines de Venus,/ órgano es marfil, en canora/ música, tu garganta, que en dulces/ éxtasis aun al viento aprisiona." (Por cierto # 1: Ese romance sorjuanesco es sensacional, puro virtuosismo: todos los versos comienzan con una esdrújula. Por cierto # 2: En realidad, aunque ni siquiera el Diccionario de Autoridades puede evitar ser cachondo: "Se llama también el adorno de encaxes pequeños que guarnece la abertura de la camisa de las mugeres por la parte superior, que ciñe y cubre los hombros: el qual regularmente le cosen sobre un pedazo de cinta blanca ò tirilla de lienzo...", la palabra escote, creo, no suele aparecer envolviendo un par de tetas hasta el siglo XIX, como en este ejemplo: "Concha estaba leve de ropas, con los hombros y el escote al aire. El espejo inglés la reflejaba entre magnolias. -¡Qué guapa eres! -le dijo Mariúca por saludo, dándole un beso", que es de 1890, o este otro: "Pues te digo que con el terciopelo que gastó la madre en cubrirse hasta las orejas podía haber subido un poquito el escote de la hija... ¡Vaya con la indecente!... Y la chica es monísima", que es de 1882. Antes la palabra escote más bien se refería a la parte de una coperacha o vaquita para comer. Así dicen las autoridades: "La cantidad que prorata cabe à cada uno de los que se han divertido ù comido en compañía", y dan un ejemplo del Quijote, pero a mí me gusta más éste, "monísimo", que está sacado de los procesos que les hicieron a los brujos de Zugarramurdi, que en módicos saraos comían gente desenterrada del panteón de Logroño "poniendo en los dichos vanquetes el pan y vino de su casa, que después el gasto repartían entre todos y lo pagavan a escote". Jeje. Por cierto # 3. En inglés, cleavage, es decir: the cleft between a woman's breasts as revealed by a low-cut décolletage, no empezó a usarse para hablar del escote hasta el siglo pasado. La aparición más vieja que se conoce es de 1946.)

Dos

TETAS ES UNA palabra terriblemente inofensiva, y aún así de repente alguien le pone un reparo. Digo, el más perfecto traductor de la historia del español, el querido fray Luis, la usa en su versión del libro de Job: "¿Por qué del vientre no muriera; y del vientre saliera y expirara luego? ¿Para qué me anticiparon las rodillas? ¿Y para qué tetas que mamé?" Imposible ponerle un pero. Senos tiene cierto encanto, quien la usa parece respetuoso. (La columnista Elia Martínez-Rodarte, expertísima en estos asuntos, se burló hace poco de los niños que se ríen como locos con "las palabras: chiche, mocos, pucha, pito, caca, mojón". Confesión: a mí todavía me hace sonreír el verso 102 del canto IV del Inferno: sì ch'io fui sesto tra cotanto senno, que evidentemente no quiere decir "fui sexto entre tanto seno".)

OTRAS SON MENOS felices. Pechos tiene un aire de consultorio médico, pero su aparición en estos versos de Piedra de sol la salvó para siempre: "tu vientre es una plaza soleada,/ tus pechos dos iglesias donde oficia/ la sangre sus misterios paralelos". A mamas, en cambio, no la salva nada de ese olor a medicina. La tenaz repetición en secundaria de la palabra teclas la hizo, al menos para mí, perder toda simpatía. Esta es la primera vez que escribo "bubis" y prometo no volverlo a hacer nunca. En inglés, donde bubbies, boobies y boobs son simplemente naturales, hay breast y paps, como en estas líneas de Spenser (1595): "Her breast like to a bowle of creame uncrudded,/ her paps lyke lyllies budded"; hay nombres que recuerdan que los senos contienen leche: jugs, milk-cans, milkers, milk-shakes; otros son nombres casi secretos, como bristols en el rhyming slang de Londres, porque titty rima con Bristol City; otros que las relacionan con armas con poder letal: bombs, flesh, cannons, bazookas; otros hablan de su naturaleza dual: twin peaks, twofers, headlights (o sea, los faros; en español, las altas son los pezones erectos y visibles en las blusas), the Bobsey Twins, Thelma and Louise, Wilma and Betty, The Pointer Sisters. Ese es genial.

Y tres

EL ESCOTE ES del mundo fresco adorno y heraldo de la alegre primavera: the world's fresh ornament and only herald to the gaudy spring. Es la sola bendición que traen los calores. Pienso sobre todo en uno, el de L., que dejé de ver en algún punto odioso del año pasado. Para hacerlo más inquietante, más deseable, se le recargaba una virgencita de plata con las manos en oración, como suplicándole algo. El último día nos besamos un poquito. Sentía sus tetas (traía una blusita ligerísima y deliciosa) recargadas en mí. Después todo se fue al carajo.

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