Usted está aquí: lunes 5 de marzo de 2007 Cultura En Chile, la política y la narración están divorciados: Ruiz Moscatelli

Presentan La furia y la nada en el Palacio de Minería

En Chile, la política y la narración están divorciados: Ruiz Moscatelli

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

En Chile no se han cerrado las heridas provocadas por la dictadura (1973-1990). "No se pueden cerrar mientras estemos vivos los que estamos vivos. Compartimos el país vencedores y vencidos, pero algunas cosas se han dado la vuelta y los hemos vencido a ellos", expresa el escritor chileno Rafael Ruiz Moscatelli, autor de La furia y la nada, novela que se presentó en el contexto de la Feria del Libro del Palacio de Minería.

Ruiz Moscatelli (Chile, 1946) señala en entrevista: "había pensado que las cosas después de este señor (en alusión a Augusto Pinochet) iban a ser distintas. No estoy tan disconforme con lo que ha ocurrido. Creo que se hizo más o menos lo posible, pero al ver todos estos años transcurridos sería posible pensar en un Chile distinto, un poquito menos autocontenido, un poquito más disperso. Estamos demasiado ordenados, con demasiado consenso, tenemos que mantener ese pacto de mayoría que existe entre nosotros, pero hay que ponerle otros ingredientes".

Y uno de esos ingredientes es el que aporta con su novela La furia y la nada, que nació "de las ganas de reconciliar en Chile las ideas, la política, el poder con la narración, porque están un poco divorciadas. En Chile, los escritores tienen que escribir ficción eterna o sobre asuntos que andan muy lejos de la política, pero eso es parte del trauma que tenemos".

Pero más importante fue que ''estaba cansado de las recriminaciones a la generación de esa época, a la que nadie le reconoce nada. No hice una apología, pero esta generación existió".

Mi país, añade, está lleno de ensayos y testimonios de esa época, y algunos muy buenos, pero faltaba esta otra mirada. La furia y la nada "toca este periodo desde el punto de vista de las emociones. Creo que las ideas, los principios y las utopías sirven para escribir una novela y eso lo aprendí con autores mexicanos, como Carlos Fuentes, Carlos Montemayor, Héctor Aguilar Camín.

"Esta no es una novela histórica ni autobiográfica. Sus protagonistas son dos militantes muy jóvenes -Tomás Lira Wolf y Julio Cruz- que se incorporan a la actividad política en 1968. El libro va de 1968 a 1975, es como el auge y caída de una militancia. Ese caballero (Pinochet) no es el sujeto, el sujeto somos nosotros, los que perdimos en esa época, porque ha pasado mucho tiempo y hay otras cosas que han sucedido.

"Lo que la hace diferente a otras es que no es un testimonio, es una novela que permite acercarse de otra manera a lo que le pasó a estos personajes y a mi generación."

La de La furia y la nada "es la historia de una generación que me incluye", dijo a su vez el embajador de Chile en México, José Mario Goñi Carrasco, durante la presentación en la ex Capilla del Palacio de Minería, a la que asistieron el periodista Carloslucio Ramos y el sociólogo José Woldenberg.

El diplomático añadió que esos años "fueron vividos muy intensamente, no hubo espacio para egoísmos, las pequeñeces inevitables del ser humano palidecían frente a la entrega y generosidad infinita de tantas y tantos de las mayorías (...) Es una generación que se la jugó por cambiar profundamente la sociedad en que vivía y que, es duro aún decirlo y más duro aún entenderlo y aceptarlo, vivió la derrota".

 
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