Usted está aquí: miércoles 7 de marzo de 2007 Mundo Libby es declarado culpable de perjurio y obstrucción de la justicia

Revela el juicio al ex asesor de Cheney la manipulación informativa de la Casa Blanca

Libby es declarado culpable de perjurio y obstrucción de la justicia

Al descubierto, la disposición del gobierno para difamar a críticos de la guerra en Irak: Pelosi

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Lewis Scooter Libby, quien fuera el principal asesor del vicepresidente estadunidense, Dick Cheney, sale de la Corte Federal en Washington donde ayer un jurado lo declaró culpable de obstrucción a la justicia y perjurio, delitos por los que puede enfrentar hasta 30 años de prisión. Lo acompaña su esposa, Harriet Foto: Reuters

Nueva York y Washington, 6 de marzo. El ex jefe de equipo del vicepresidente de Estados Unidos fue declarado hoy culpable de perjurio y obstrucción de la justicia por un jurado en Washington, lo cual podría colocar a Dick Cheney y tal vez a George W. Bush en el banquillo de los acusados.

Lewis Scooter Libby, principal asesor de Cheney, fue declarado culpable por un jurado en Washington de cuatro de las cinco acusaciones formales de perjurio y obstrucción de justicia por haber mentido a investigadores federales y a un gran jurado en el caso sobre la filtración ilegal del nombre de Valerie Plame, una oficial de la CIA, a los medios.

Aparentemente, la filtración fue un intento para desacreditar las acusaciones del ex embajador Joseph Wilson, esposo de la funcionaria, quien públicamente cuestionó pruebas presentadas por la Casa Blanca como parte de la justificación para lanzar la guerra contra Irak en 2003.

Libby no fue enjuiciado por la filtración del nombre de Plame en sí, sino por mentir sobre su papel en el escándalo. Fuera de la acusación legal formal, este es un caso más en Washington que comprueba la vieja regla del escándalo Watergate y otros anteriores: el encubrimiento de un delito político tiene peores consecuencias que el delito mismo.

El veredicto fue anunciado en el tribunal en el décimo día de deliberaciones de un jurado en un tribunal federal, y ahora Libby enfrenta la posibilidad de hasta 30 años de prisión, aunque se espera que su sentencia -la cual será determinada hasta mayo- sea mucho menor.

De inmediato el veredicto tuvo consecuencias políticas, ya que Libby es el funcionario de mayor rango en ser condenado por un delito federal desde los tiempos del escándalo Irán-contra, y podría implicar mayores problemas para el gobierno de Bush.

Silencio en Washington

La Casa Blanca rehusó ofrecer cualquier comentario sustantivo y sus voceros sólo informaron que el presidente George W. Bush expresó estar "entristecido" por Libby y su familia. Cheney también se dijo triste, elogió el servicio público de quien fuera su brazo derecho y manifestó estar "muy decepcionado con el veredicto". Anunció que no comentará más sobre el asunto ya que los abogados de Libby han anunciado que buscarán un nuevo juicio o apelarán el caso.

Los demócratas emplearon el veredicto para acusar a los máximos niveles del gobierno de Bush. La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi declaró que "el veredicto de culpable hoy no se trata sólo de las acciones de un individuo. El juicio ofreció una imagen preocupante de las operaciones internas del gobierno de Bush... un desprecio insensible en el manejo de información de seguridad nacional y una disposición de difamar a críticos de la guerra en Irak".

El alguna vez jefe del equipo de Cheney, tal vez el vicepresidente más poderoso en la historia estadunidense, ofreció dos vertientes en su defensa. Una, que estaba tan ocupado defendiendo la seguridad nacional del país que no se acordaba de a quién vio o cuándo en torno al asunto de Plame. La segunda vertiente fue insinuada por sus abogados al inicio de este juicio: la Casa Blanca había decidido sacrificar a Libby para defender a Karl Rove, el principal asesor del presidente Bush, y con ello tratar de superar este escándalo.

Pero al proceder el juicio se reveló mucho más que si Libby tenía o no buena memoria. Las estrategias de manipulación de los medios por la Casa Blanca, o sea, la propaganda, fueron reveladas a gran detalle, incluyendo cómo se decide a quién filtrarle una nota o no, cuáles medios son más confiables para ofrecer la versión oficial preferida, y cómo se determina cuándo se da una noticia.

La ex directora de comunicación de Cheney, Catherine Martin, ofreció detalles extraordinarios sobre cómo se decidió filtrar notas a ciertos reporteros famosos del New York Times y Washington Post, pero no a otros (con nombres y apellidos), cómo y en qué programas de entrevistas de televisión participar y cuáles no, y cómo soltar malas noticias los fines de semana, cuando había menos atención del público.

El testimonio del propio Libby ofreció detalles sobre cómo filtrar segmentos de documentos oficiales secretos como el National Intelligence Estimate para contrarrestar las críticas del embajador Wilson y otros a la "evidencia" oficial para lanzar la invasión a Irak. Libby sí recordó que le pidió al entonces subsecretario de Defensa (y ahora presidente del Banco Mundial) Paul Wolfowitz hacer el contacto con el Wall Street Journal para filtrar partes de este documento, ya que el tenía "mejores relaciones" con ese rotativo.

Hasta hace poco, cualquier versión crítica o expresión de disidencia dentro del gobierno (o fuera) era castigada eficaz e inmediatamente, y quienes se atrevían eran excomulgados y/o desacreditados por gente como Rove, Libby y sobre todo Cheney.

Eso fue lo que críticos dicen que ocurrió en el caso de Plame, quien trabajaba para la CIA en asuntos de armas de destrucción masiva. Cuando su esposo criticó públicamente parte de la inteligencia citada por el presidente sobre la amenaza que representaba el gobierno de Saddam Hussein, la identidad secreta de su esposa fue filtrada a los medios.

Ahora la pregunta es si Cheney será físicamente sentado en el banquillo de los acusados. Su papel como "maestro de manipulación de desinformación y vengador en jefe", como lo calificó el columnista Dan Froomkin del washingtonpost.com, ahora está a la vista de todos como resultado de este juicio.

De hecho, el ex embajador Joe Wilson y su esposa Valery Plame han presentado una demanda civil contra Cheney y Rove, acusándolos de conspiración para vengarse de ellos por sus críticas al gobierno de Bush. Melanie Sloan, abogada de la pareja en este caso, dijo hoy a CNN que el propósito de la demanda ante los tribunales civiles es "informar al público que funcionarios en los niveles más altos del gobierno estaban dispuestos a usar todo su poder para atacar a sus críticos".

 
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